Su respiración era agitada, no podía negar, el vértigo que sentía en ese momento era excitante.Cómo si de un espía experimentado se tratara, el sueco había seguido a su amado profesor de canto hasta su casa.
Detrás se un arbusto aguardaba sigiloso, como si fuera un felino acechando a su presa.
Grabo en su mente casa rincón de la fachada y la cuadra. Ya sabía dónde vivía y como llegar. La mitad ya estaba echo.
Esperó que Manigoldo entrará a su hogar, para retirarse victorioso. Mañana sería el día.
Mientras caminaba hasta su hogar, repaso en su mente cada cosa que le faltaba. Tenía que pasar a comprar unas hierbas.
El sueco poseía una capacidad de aprender envidiable, y en sus tiempos libres solía concurrir a varios cursos entre ellos herbolaria. Había aprendido a preparar muchas medicinas, pero también potentes afrodisíacos.
Compró todo lo necesario para preparar el líquido que permitiría desatar los más bajos instintos del italiano.
El amanecer había llegado, pero Afrodita se le había adelantado. Desde temprano ya estaba despierto, ansioso por el gran día.
Se vistió con un conjunto de campera y pantalón deportivo color verde menta, atuendo que siempre usaba para salir a correr.
Dio una última mirada a su habitación chequeando que no se olvidará de nada. Palpó sus bolsillos asegurándose de que aquel pequeños frasquito de vidrio, que contenido la magia líquida, estuviera en su lugar. Una vez asegurarse que todo estuviera listo, salió rumbo a la casa de su profesor de canto.
Una vez ya ubicado en la vereda de enfrente, esperó paciente a qué Manigoldo saliera de su hogar.
Después de 30 minutos al final salió a sacar la basura. Era momento del primer paso.
Fingiendo hacer ejercicio, cruzó la calle sin mirar, justo cuando un coche pasaba a baja velocidad.
La frenada y el impacto y hizo que el italiano corra a auxiliar al accidentado.
— Por el amor de Dios ¿Está bien? — Manigoldo ayudaba a reponerse a la persona accidentada. Abrió sus ojos sorprendido al ver qué era su joven alumno — Afrodita ¿ Te encuentras bien?
El golpe había sido suave puesto a qué el coche venís despacio, pero lo suficiente fuerte para tirarlo al piso. Fingió dolor por el golpe con el objetivo de que su profesor lo auxilie en su hogar.
— Estoy bien — afirmaba mientras se levantaba arrugado su cara haciendo alusión al dolor — solo necesito un momento sentando para descansar.
— ¿Estás seguro que no quieres ir a un hospital? — el sueco asiente con la cabeza.
— Necesito agua, tengo mucha sed. Antes de que el auto me golpeara estaba haciendo ejercicio.
— Te ayudaré a levantarte e iremos a mí casa.
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Gracias a ti #pgp2023
FanfictionMi vida en este momento es todo lo que siempre quise. Un esposo cariñoso que me ama, un hijo hermoso que es muy dulce e inteligente, una profesión, casa, perro y todo lo que quisiéramos. Éramos muy unidos y sentía que nada nos podía separar. Bueno e...