!11; fantasía

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El viaje en auto estuvo en silencio, nadie se atrevía a decir una palabra, Rindō sí deseaba y también hacer algo, pero por respeto a Souya no se lanzaba a ahorcar a Nahoya por escaparse

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El viaje en auto estuvo en silencio, nadie se atrevía a decir una palabra, Rindō sí deseaba y también hacer algo, pero por respeto a Souya no se lanzaba a ahorcar a Nahoya por escaparse.

Nahoya no dejaba de pensar en Ran, en el rostro que puso cuando le dijo que le odiaba y detestaba, en esos ojos púrpuras que de la nada perdieron su brillo.

Pero también recuerda cuando él solía decirle cariñosamente que lo quiere demasiado teniendo tan descaradamente esos chupones regados por todo el cuello con maquillaje mal puesto.

Se sentía en una encrucijada, se sentía miserablemente engañado, lo odiaba, odiaba su doble cara, su capacidad de mentirle y aún más furioso por la estúpida excusa que le dió.

Logró que las palabras de odiarle tomaran peso.

Al llegar a su casa fue el primero en bajarse, saludar a su madre e irse a su cuarto, tenía demasiado sueño, anoche despertaba a cada rato y no pudo dormir nada.

Al recostarse sintió en demasía el olor masculino impregnado en esa gran camiseta.

Agradable, un olor a colonia de hombre, la misma que sintió en su cuello cuando le estaba mordiendo la oreja.

Se puso de pie y presionó el seguro en su puerta y volvió a acostarse.

Lo recordaba bien, sus carnosos labios comerle los suyos, esas juguetonas manos tocar donde no debía y esa húmeda boca chuparle tan bien la polla.

Una de sus manos subió y tomó parte de la prenda para llevarla a su nariz y poder sentir mejor su olor. Y la otra bajó hasta el botón de su pantalón, lo desabrochó y bajó el cierre.

Se sentía bien esa voz tan ronca decirle que le iba a follar duro, que ansiaba romperlo, hacerlo suyo y que lo llenaría de su leche.

Su mano subía y bajaba sola, a un vaivén lento, se excitó demasiado imaginando el fornido cuerpo del hombre encima suyo metiéndosela fuerte.

Mordió la camiseta para ahogar un gemido y el vaivén de su mano subió de velocidad.
Estuvo un tiempo así, imaginando diversas posiciones, las palabras de “Para que te imagines lo bueno sue soy" retumbaron en su cabeza, se preguntaba qué tan brusco lo hará en cuatro, qué tan alto lo hara saltar si lo hace montarle o lo bien que se le verían sus piernas sobre sus hombros cuando esté sobre él.

Ahí venía su orgasmo, en su mente lastimada sólo se lo imaginaba a él, su cuerpo sólo lo necesitaba a él... Pero su mente le jugó una mala pasada intercambiando personajes en su fantasía. En lugar de Kouni ahora estaba Ran, y no era una fantasía, era un recuerdo real; la misma posición y ambos desnudos, él con su cabello suelto dándole duro mientras le besa uno de sus tobillos y le dice lo apretado que está.

Reaccionó de inmediato y dejó de tocarse.
Su cuerpo comenzó a sudar frío y varias lágrimas se acumularon bajo sus ojos. Se sentía miserablemente atrapado en los recuerdos con Ran.

(...)

Después de subir su ropa e irse a lavar las manos definitivamente optó por dormir un poco, la cabeza le explotaría y su corazón ya no podía dolerle más.

Todo taba vueltas entre Ran y Kouni, entre el traidor y tal vez un nuevo pasatiempo.

Dejó de pensar y definitivamente se durmió.

(...)

—¿Ahora me dirás qué pasó con ese enano?— Se recostó a un lado de su hermano.— Agh, deja buscar un botiquín...—

Ran se incorporó un poco y observó a su hermano ir a su baño por una de las tantas cajas botiquín regadas por la casa.

—¿Q-qué quieres saber?— Suspiró y entregó su mano derecha aún con pequeños cristales enterrados.

—Todo...— Se sentó a su lado y abrió la cajita.

Intentó formular el orden y las palabras, pero era como si nada tuviera sentido ni en su mente.

—Peleamos...— Le observó y el rubio enarcó una ceja.— Digo... Le dije que lo quería, que se quedara conmigo... Pero...—

—Te rechazó, ahá... ¿Y por eso huyó?—

Su labio volvió a temblar al recordar la estúpida excusa que le dio y más aun su bello rostro de decepción y rabia hacia él.

—El siempre notó los chupones... de esas zorras.— Murmuró.— Y me dijo que... si en verdad lo quería, no dejaría que esas mujeres se me subieran encima.—

Rindō retiraba pensativo los cristales enterrados.

—Me duele admitirlo, pero el enano tiene razón.— Rodó los ojos.— ¿Y eso fue todo?—

—Le dije que lo hacía con ellas pensando en él, que ellas podrían ser él...— Mordió su labio.

Rindō le quedó observando desconcertado.

—Es la excusa más de mierda que he escuchado en mi vida.— Sonrió de lado.— Yo también te hubiera mandado al diablo...—

—Gracias por tu apoyo...—

—Bueno... no sé que decirte, supongo que te mantengas fuerte e intentes remediar la situación, partiendo por el origen...—

—¿Las debería matar?—

—Ima te arrancará los ojos si matas a esas chicas...— Le observó juguetón.— No tienen la culpa, tú fuiste quien permitió que se te sentaran en la polla.—

—Ya cállate...— Frunció el ceño.

—Deja de acostarte con ellas y ya.— Limpiaba con cuidado las heridad en los nudillos del contrario.— Pero intenta ir lento con Nahoya, debe detestarte...—

—Lo sé... Debería hablar con Kouni y preguntarle qué pasó...— Suspiró agobiado.— No creo que se hayan tocado o algo...—

—Los vi algo cariñosos en la fiesta...— Desvió la mirada.— O tal vez sea un burdo intento de sacarte celos...—

—Nahoya no es de ese estilo, es más como un mocoso que actúa sin pensar...—

—¿Quieres que te ayude con él?—

—... Sí...— Sus mejillas se coloraron por la vergüenza.

—Entonces de verdad te gusta...— Hizo una mueca de asco.— Dios me comparezco de ti, tuve suerte de escoger al hermano dulce...—

—Ya cállate maldita sea...—

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muchas culpan a Nahoya por su comportamiento, no lo justifico pero pensemos en que ahora mismo él está dañado emocionalmente, se siente engañado, usado, enojado y triste.
Ahora él ve en Kouni una especie de refugio que le ayuda de mala manera a olvidar momentáneamente a Ran.

Como una droga.

Tough ; [ NahoRan ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora