Tough ; [ NahoRan ]

!17; prométemelo

Nahoya se lanzó a su cama quedando boca arriba, esperando qué diría el mayor.
Ran por su parte sólo se sentó en la silla del escritorio, dándole su espacio al pelinaranja.

—¿Y bien?— Murmuró.

—... Tienes razón, me comporté como un idiota al hacerte eso... Yo en verdad no tengo excusa buena que darte, simplemente admitir que me equivoqué y que estoy trabajando para remediarlo, me di cuenta que lo único que quería era a ti, y me di cuenta el día donde te fuiste de mi lado y sentía como si me faltara algo.— Suspiró, intentando mantener la calma.— Yo provoqué todo esto, yo en un principio me interesé en ti y cuando ya creí tenerte... tenernos en verdad.— Le observó fijo.— Lo arruiné... Y no hay día donde no me arrepienta de lo que hice.—

Nahoya suspiró pesadamente y se dió vuelta en la cama, dándole la espalda.

—¿Y qué esperas que haga ahora?—

Ran se puso de pie y se sentó a su lado.

—... Lo que dicte tu corazón.—

Ambos se sentían en una terrible tensión, como si les faltara el aire y el nudo en sus estómagos fuera insoportablemente asfixiante.

¿Nahoya aún lo quiere? Sí ¿Quiere volver con él? No.

—Mi corazón me dicta que quiere estar contigo...— Soltó un suspiro algo débil.

Los ojos de Ran tomaron brillo y no dudó en acariciarle su espalda.

—¿Enserio...? Yo...—

—Pero mi mente me dice que no quiere volver a verte nunca más...—

Ran sintió su cuerpo sudar frío y su cabeza bloquearse por completo.

—Nahoya...— Su respiración se aceleró al igual que su pulso, estaba siendo demasiado para él.

—Lárgate...— Murmuró.— No vuelvas a mi casa...—

—Naho...— Su expresión se entristeció a su vez sentía como su visión se nublaba por las lágrimas.— No nos hagas esto...— Se recostó a su lado y le abrazó por la espalda.— Yo... yo te quiero mucho ¿Sí?— Su voz comenzaba a romperse.— Además, ni siquiera éramos pareja... no hubo un voto de fidelidad... De haber sabido que te molestaba que saliera con alguien más jamás lo hubiera hecho... Pero guardaste silencio.— Besó su cabeza.— Si estuviéramos juntos por siempre serás el único niño ante mis ojos.—

Nahoya sintió sus mejillas acalorarse, después de todo... Ran tenía algo de razón, no eran nada y él nunca dijo algo en contra de las marcas en su cuello, sólo lo dejó pasar y se guardó su dolor.

¿Y si Ran decía la verdad? ¿Si estuvieran juntos él sería fiel?

Era embriagante nuevamente su olor a perfume caro y pólvora. Además sentía con fuerza sus latidos pulsarle en la espalda y su respiración desesperada en la nuca.

Tiene el mundo a sus pies, lo que quiere lo obtiene y únicamente sufre así por su amor.

Jamás lo había visto tan arrepentido y vulnerable.

—Ran...— Se dió la vuelta quedando ambos frente a frente.— No llores... luces feo cuando lloras.— Limpió sus lágrimas con sus dedos.

Ésto sacó una pequeña sonrisa al mayor, quien se acurrucaba como gatito en las falanges del menor, buscando su calor y cariño.

—Me tienes todo feo entonces.— Besó el dorso de su mano.

—No sé si es buena idea...— Su respiración se había calmado un poco y la presión en su pecho había disminuido.— No la cagues esta vez, ¿Sí?—

Ran sintió como si el mundo recuperara su color.

—Te cuidaré como siempre debí hacerlo.— Sonrió emocionado y se acercó para abrazarlo con fuerza y ocultar su rostro en su pecho, acariciando sus bonitos rizos naranjas.

—Pero iremos lento... Ran, aún me duele verte.— Se apartó un poco.— A veces involuntariamente te veo en mi mente... teniendo relaciones con otras personas.— Su cuerpo comenzó a sudar frío.— Será difícil superar todo eso...—

—Voy a reemplazar todos esos recuerdos con los que siempre debiste tener.— Tomó una de sus manos y le sonrió tímido.— Te haré olvidar todo eso.—

—Prométemelo...— Habló en tono bajito.

—Te lo prometo.— Imitó el volumen de su voz.

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