—¿Y qué tal va todo en su trabajo?— La mujer bebió un poco de su jugo a su vez observaba al rubio.
—Bastante bien a decir verdad, Ran se ha encargado de hacer buenos negocios hasta el momento.— De momento tenía que ayudar a su hermano a ganar reputación con la que podría ser la también su suegra.
La mujer pareció emocionarse con el comentario.
—¿Es enserio? ¿En qué te desempeñas cariño?— Interrogó.
Ran pareció dudar un poco en responder con su extravagante puesto en su trabajo, después de todo apenas tiene 19.
—Ambos somos CEO de la inmobiliaria de mi padre.— Sonrió suave, dando un bocado a su cena intentando ocultar su nerviosismo.
Sin dudas la mayor hizo un ademán de sorpresa.
—Oh~ qué interesante, debe ser muy laborioso ese tipo de trabajo, ¿es agotador? Sobre todo a tu edad...—
—Un poco a decir verdad, pero no hay nada que no podamos resolver ¿Verdad RinRin?— Observó de frente a su hermano.
—... Sí, y no me digas RinRin...— Fue inevitable que sus mejillas tomaran color debido al apodo.
—¿Por qué no me lo habías presentado antes, Nahoya?— Frunció el ceño a modo de broma.
—... Los dos son insoportables, por eso.— Apartó el rostro y bebió algo de agua para pasar los malos recuerdos.
La mujer frunció su ceño algo molesta por el desinterés de su hijo ante un muy buen partido.
—¿Enserio te gusta este pequeño bastardo?— La mayor le arrojó un granito de arroz a su hijo y luego observó triste al de trenzas.
—Me enamoré de todo y su carácter.— Se sonrojó ligeramente y una inocente sonrisa se dibujó en su rostro.
Para Nahoya fue inevitable no sonrojarse completamente, sus deseos de salir huyendo de la situación eran enormes, pero no quería hacer un escándalo o mostrarse débil ante las muestras de afecto, así que sólo agachó el rostro con tal de no ver a nadie, pero sus orejas totalmente rojas le delataban.
—¿Es de familia ser tan dulces?— El cumplido pareció conmover a la mujer, quien le fue inevitable no sonreir y unir sus manos por la emoción.
—Qué cursi, Ran...— Rindō golpeó suavemente con su codo al contrario, sonriendo algo avergonzado también por el actuar de su mayor.
—No lo molestes tanto, tú también eres un cursi con Sou, las primeras veces cuando no lo dejaba ir tanto a tu casa siempre hacías pucherito.—
—Mamá, ya...— Souya bebió algo de su jugo y seguido desvió la mirada avergonzado.
—¿Ahora si me deja llevármelo seguido?— Interrogó curioso.
—Cuando llegues con una buena propuesta puedes llevártelo para siempre.— Les observó pícara, rápidamente todos supueron a qué tipo de propuesta se refería y Rindō no dudó en asintir.
—No te lleves a mi hermano...— Nahoya pareció palidecer y no dudó en tirarle algo de su alimento al rubio.
—¡Nahoya!— la mujer observó de mala manera a su hijo.— ¿Qué dijimos de tirar comida en la mesa? Ya no tienes 7 años.—
—Que Ran te lleve, así se van entre comillas juntos.—
Nahoya pareció sonrojarse aún más con el comentario de Rindō, observó al de trenzas y al parecer no le incomodó el comentario, sólo siguió comiendo teniendo una suave sonrisa en sus labios, incapaz de negar algo.
Después de cenar, ambos gemelos lavaron los platos en compañía del dúo de hermanos, Nahoya ya se acostumbraba a ver a su hermano tan meloso siendo consentido por el rubio.
Aunque Ran no quiso quedarse atrás y mientras el pelinaranja lavaba los platos de colocó detrás suya con fin de abrazarle por la cintura y apoyar su rostro en el hombro contrario.
—¿Te molesta, bebé?— Besó cálidamente su mejilla, ignorando por completo su alrededor.
—M-mgh...— Simplemente le ignoró para no dar respuesta, pero honestamente disfrutaba tanto de sentir su calor y ese olor a colonia cara mezclada con su particular olor a pólvora y toques de olor a sangre fresca.
Rindō notó que Souya había terminado de secar los platos que Smiley le entregaba y simplemente se lo llevó para poder darle algo de privacidad a su hermano. Pasó de lado de la pareja y le guiñó un ojo a Ran, quien le devolvió el gesto.
—Te ves muy lindo hoy.— Susurró en su oído, sin dejar de abrazarlo.
—T-terminé de lavar... ¿Qué quieres hacer?— Intentó evitar el tema a toda costa para no colapsar de los nervios.—
—¿Que qué quiero hacer? Um~— Se apartó de él y posicionó a su lado, apoyándose en uno de los muebles de la cocina.— Me quiero casar contigo.—
—N-no digas estupideces...— Sentía que su rostro ardía en vergüenza, suspiró pesadamente e intentó alejarse del lugar. Pero Ran se lo limitó, colocándose ahora frente a él, dejando una de sus rodillas entre las piernas de él.
Se observaron por un momento y fue imposible ir cortando poco a poco la distancia, la tensión se notaba a millas pero Nahoya no aguantó y tiró de los cordeles del polerón del mayor y plantó sus labios en los de él, iniciando un beso deseoso.
Ran dejó sus manos en la cintura de él y lentamente fue acariciándola por encima de la ropa, meneando discreto su rodilla por entre las piernas de Nahoya.
—S-suficiente... puede venir alguien...— Apartó sus labios y susurró suave, soltando los cordeles del polerón de él.
—¿Podríamos seguir en tu habitación?— Quitó su pierna y posicionó a un lado suyo.— Siempre dices que odias cuando viene Rindō, porque siempre los escuchas tener sexo.—
Nahoya asintió algo molesto.
—Siempre dicen que intentarán no ser tan ruidosos, no me molesta que tengan su intimidad, pero no quiero escuchar como mi hermano le pide a Rindō que golpee más fuerte "ahí".—
Ran soltó una risa suave, negando con la cabeza.
—¿Le damos de su propia medicina? Siempre he querido saber cómo es dormir toda la noche en tu cama—
—C-cállate.... No.—
un voto se agradece 🍇
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Tough ; [ NahoRan ]
Fanfiction"-¿Esa noche lloraste por mi?-" Secuela de Zarco [ Ringry ] Historia Semi AU +18