Tough ; [ NahoRan ]

!24; almuerzo

Después de su pequeña discusión pasaron directo a almorzar, puesto que fue algo larga su estancia en los locales de ropa y el estómago comenzaba a crujirle a ambos.

Ran dejó a elección total de Nahoya el lugar donde almorzarían, el pelinaranja no dudo en un puesto de Ramen en las calles de Roppongi.

No pareció molestarle la idea, bajaron del auto y Nahoya tal como un niño hambriento se sentó primero en una de las sillas en la barra del restaurante, el mayor se sentó a su lado y le extendió uno de los menú que estaban a disposición del público a un lado de la barra.

—¿Tienes algo en mente?—

—El Shoyū está bien para mi.—

—Entonces que sean dos, por favor.— Elevó la vista hasta la jovencita que estaba detrás de la barra limpiando la superficie.

La chica asintió y preguntó por algunos detalles extras en su comida.

Nahoya lo pidió picante y Ran dijo que estaba bien así.
Durante la espera se encargaron de hablar sobre cosas banales o lo que surgiera en el momento.

—¿Ya no comes comida callejera?—

—Quizá debo mantener un perfil sofisticado, ya sabes...— Jugueteaba con los palillos entre sus dedos.— Aunque a veces aburren esos platillos con tanta fina hierba y especias estúpidas...—

—¿Te gusta más la comida casera?— Una suave sonrisa de duda apareció en sus labios.

—Tiene más sabor y aunque no lo creas el cariño se siente en las cosas...— Tocó suavemente la punta de su nariz.

Nahoya apartó el rostro y desvió la mirada algo sonrojado.

—Um... sí.—

La mujer llegó con la orden de ambos, dejándola sobre la barra junto a una botella de jugo cortesía del lugar, hizo una reverencia y se alejó.

La comida estuvo sabrosa para ambos, Ran se asombró bastante del sabor, ha visto el local un par de veces pero lo ha pasado por alto.

—¿Quieres probar el picante?— Con la boca algo llena habló y deslizó un poco su tazón de comida.

Ran le observó con algo de ternura y asintió.
Tomó la cuchara y probó la sopa, quedando algo maravillado con el toque picoso.

—Está bastante buena... ¿Quieres probar la mía?—

Negó con la cabeza y siguió comiendo.

Fue algo obvio que el menor fuera el primero en acabarse el plato, agradeciendo la comida y soltando un suspiro de satisfacción.

Ran fue el siguiente en terminar, limpiando su boca con la servilleta y bebiendo algo del jugo para pasar un poco mejor la comida.

El pelinaranja se había relajado bastante con el almuerzo y observó al mayor, tan sereno y lindo con esa ropa de alta costura, sus pantalones que estando sentado remarcaban su bonito paquete y esa camisa ajustada que le hacía remarcar un poco su fornida espalda.

Ran hizo una señal con su mano pidiendo la cuenta, La chica llegó con la cuenta, barata a comparación de sus almuerzos en la empresa.

Pagó en efectivo y agradeció por el servicio, saliendo de la mano junto al somnoliento pelinaranja.

—¿Souya no te ha llamado o algo?— le observó de reojo mientras caminaban de vuelta al auto.

—Debe seguir con tu hermano, después de todo mamá saldrá con sus amigas del trabajo aprovechando que es sábado.— Llegando al auto lo rodeó hasta quedar en el asiento del copiloto e inmediatamente se subió.

Ran se subió en el auto y prendió el motor, estirándose un poco con tal de relajarse.

—¿Te parece si vamos a algún arcade?— Quitó el freno de mano e inició la marcha con el vehículo.

—Ran, tengo sueño...— Murmuró.

—Ya veo...— Suspiró sereno, sin borrar su dulce sonrisa.

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