Tough ; [ NahoRan ]

!8; dormir

Esa noche se lamentaba de dormir solo, aunque en verdad no pudo dormir nada en todo el día, dolía, los recuerdos se rebobinaban una y otra vez, más doloroso que el anterior y más cruel cada vez. Esa noche Rindō y Souya no llegaron a casa.

“—Quizá para no incomodar pasaron a un motel...—”

Suspiró nuevamente, no supo más de Nahoya desde que se fue, y ciertamente le preocupaba, quizá le pasó algo o se perdió o continúa por ahí dando vueltas.

Aunque sabía que de buscarle éste sólo gritaría más crueldades, aunque de momento sólo quería que su pecho dejara de doler y pudiera dormir aunque sea diez minutos.

Pero se rindió, el cielo cada vez estaba más claro y la luz entraba por completo a su habitación. Se puso de pie entre quejas y fue lentamente desnudándose hasta quedar en ropa interior, abrió la puerta del baño en su habitación y entró.

Se observó al espejo; nuevamente estaba pálido, con los párpados hinchados y rojos además de esas oscuras ojeras que ya volvían a aparecer. Se fijó en su cuello, Nahoya tenía razón, ahí se veían de manera algo difusa por el maquillaje esos morados chupones regados en su cuello y pecho, la pena y culpa volvió a atormentarle.

Estaba cansado, triste y con rabia, se sentía decepcionado de sí mismo de todas las formas posibles, incluso pensaba que era un castigo divino por sus atroces crímenes en lo que lleva en el narcotráfico.

Apretó con fuerza la mandíbula y en un ataque de euforia golpeó el cristal del espejo, trizándolo y tirando algunas cosas en los muebles laterales a este.

Dió un fuerte grito para liberar un poco más de su tensión y tomó su cabeza con ambas manos, volviendo a retomar su llanto.

Pudo tenerlo, lo tenía ya, estaba todo para tenerlo junto a él, pero lo arruinó, arruinó lo que pudieron tener, le rompió su corazón y él rompió el suyo.
Sus piernas dejaban de responder y lentamente fue cayendo apoyado a la pared, sumido en su dolor emocional sin darse cuenta en las múltiples heridas en su nudillos y los cristales enterrados que sólo le hacían perder sangre.

Suspiraba entre sollozos para recuperar el aliento y poder bañarse de una buena vez por todas, pero sentía tan pesado su cuerpo, como si cadenas le ataran al piso y estuviera obligado a mantenerse tirado sufriendo.

Como si estuviera obligado a llorarle por siempre a su primer amor.

(...)

Apenas pudo bañarse y salir del cuarto de baño, buscó algo de ropa interior limpia y se la puso, junto a un buzo ancho color gris y una camiseta burdeo.

Ni se molestó en secarse el pelo, sólo quería lanzarse a su cama y dormir todo el día para no pensar en lo ocurrido, después de todo hoy puede, es su día libre.

(...)

Mientras tanto con Nahoya, tampoco pudo dormir demasiado...

Despertó con facilidad, así estuvo toda la noche, sus párpados dolían demasiado como para ser verdad. Se levantó con cuidado del futón y observó a quien estaba durmiendo en la cama de arriba.

—Ah, ya despertaste.— Dejó su PSP a un lado de sí.— ¿Muy mala noche?—

—Ahá...— Volvió a recostarse, dando un largo suspiro.

—Ya veo...— Sonrió de lado con algo de pena.

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