!16; hablar

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—¿Podrías convencerlo de hablar conmigo?— Ran puso ambas manos como si estuviera rezando

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—¿Podrías convencerlo de hablar conmigo?— Ran puso ambas manos como si estuviera rezando.— Te lo pido...—

—E-eh...— Souya le observó incrédulo y sólo dió una mascada a su galleta.— ¿Y... para qué?—

—Para arreglar las cosas...— Su tono se notaba triste y arrepentido.

—... No.— Dió otro bocado a su galleta.

—¿Y por qué no?— Su mueca de tristeza incrementó.

—Porque sólo le haces daño a mi hermano.— Apartó su rostro y continuó comiendo.—

—¡¿Tú también piensas eso?!— Se levantó agitado desde la mesa.

—Oye, no le grites a Souya.— Rindō lo tomó del brazo y volvió a bajarlo para que se sentara.—... Es difícil tu situación, maldito imbécil, admite que la cagaste y ya deja de insistir...— Se apartó un poco de la mesa con su silla y palmó sus muslos. Souya le entendió y se sentó sobre sus piernas mientras aún comía sus galletas.

—Es fácil para ti decirlo si eres feliz con quien quieres...— Dejó caer su cabeza a la mesa y golpeó esta con suavidad.— Extraño a Nahoya... Como no se lo imaginan.—

—Lo extrañabas tanto que te acostaste con esas chicas pensando en él.— Souya bebió un poco se su jugo y echó la espalda hacia atrás, apegándola al pecho de Rindō.

—.... Ya cállense todos...—

—Hermano, sinceramente yo creo que deberías dejar ir a Nahoya, lo arruinaste no una, ni dos, ni tres... ni cuatro.— Dio un largo suspiro.— Asume las consecuencias y déjalo ir—

—De verdad cambié... por él.— Murmuró apenado.— Quiero estar con él.—

La puerta se abrió y Souya se alertó.

—¡Ya llegué!— La voz era de Nahoya, quien estaba en la entrada quitándose los zapatos.

—¡No entres!...— Pero ya era tarde, había ingresado al comedor y terrible su sorpresa de ver a Ran ahí después de casi un mes.

Quedó en silencio y su mente volvía a reproducir una y otra vez las dolorosas fantasías de su infidelidad. Su ceño su frunció pero aún así en calma habló.

—... Iré a casa de Baji.— Se devolvió nuevamente a la entrada dispuesto a colocarse sus zapatos, pero Ran se puso de pie y corrió a su lado y lo tomó del brazo.

—Tengo que decirte algo...— Su respiración se notaba pesada y su cuerpo temblaba.

—¿Ah sí? ¿Que vas a ser papá? ¿Cuál de las miles de zorras es la madre?— Apartó su brazo con rabia y nuevamente avanzó hasta la entrada.

—¡Nahoya! Necesito hablar contigo...— Volvió a tomarlo del brazo y jaló de él provocando que sus cuerpos chocaran y por ende aprovechó de abrazarlo con fuerza.— Te lo ruego... es enserio.— Se aferró aún más.

Nahoya se quedó quieto procesando todo, su corazón nuevamente estaba doliendo y tenía unas terribles ganas de vomitar debido al nudo en su vientre, su cabeza comenzó a dar vueltas y el aire empezaba a faltarle.

Pero también se sentía mal, notó el dolor en su voz, su actitud arrogante y orgullosa había sido atropeyada por su desesperación, y éso le dolía.

—Tienes cinco minutos para explicarte y luego te largas... Vamos a mi habitación.—

—¡S-sí!— Le soltó y fue tras él por las escaleras.

Souya y Rindō se observaron por un momento, aunque no sabían que pasaría, ya les costaba lidiar con ambos hermanos y su dolor, pero sabían que era un tema que no les concierne del todo.

—¿No que Nahoya volvería de noche?—

—S-sí... Se supone que había salido con Kazutora, Chifuyu y Baji...—

—¿Tu no quisiste ir?— Acariciaba meloso el vientre del menor.

—Iban a ir a ver una película de terror y luego pasarían al arcade...— Bostezó.— No me gusta la violencia...—

—Lo sé, bebé.— Besó varias veces su mejilla.

— Besó varias veces su mejilla

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Tough ; [ NahoRan ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora