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Tar estaba mejor, había salido, no sabía qué hacer, eran escasas las veces que había salido de su casa, todo era tan nuevo, tan extraño, no sabía qué hacer primero, no sabía dónde dormir, pero tendría que hacer algo, agradecía a su madre quien le hablaba de su vida antes de estar con su padre por lo cual sabia varias cosas que le servirían.

Recorría las calles con una venda en su pecho y un ojo morado, suspiraba, se sentía libre, demasiado, miraba los lugares tratando de saber que eran, el no tener permiso de ver si quiera la televisión por parte de su padre le hacia un omega muy inadaptado e inexperto.

A lo lejos vio un cartelón con la palabra Hotel, sonrió, sabía que era, su madre le había contado, así como le había enseñado a hablar, contar, leer y escribir.

Con pasos decididos fue ahí, no se veía muy bien el lugar, pero no quería quedarse a dormir fuera, aun no sabía transformarse y no creía poder aprender rápidamente.

Al entrar la mujer le pidió el dinero de mala manera, él pagó y le dio una llave, sonrió amable pero la mujer parecía estar de mal humor, suspiró.

Esa noche durmió nada cómodo, estaba solo y no sabía que iba hacer.

Mañana sería otro día, esperaba poder hacer buen uso del dinero, ser alguien, trataría de transformarse, y lo lograría, era lo único que le quedaba.

Ese día solo sería una prueba, que él iba a lograr, esas y todas las que vinieran, conocería su alfa y él le cuidaría o ella.

💙💚

Can salió corriendo cuando su alfa bajó, sonriendo y feliz en el aire se transformó en un lobo blanco de un tamaño chico, aun no terminaba de crecer, el mayor sonrió, ese era su omega, un niño, pero hermoso, se transformó y le siguió, cuando estaba por caerse le ayudo con el hocico y fueron al bosque, debía ayudar al pequeño, le faltaba mucho evolucionar sus habilidades.

Can iba corriendo y jugando cual niño, pero eso era, se calmó cuando escucho un ruido y se escondió entre las patas de su alfa, agachado, el alfa gruño y de la maleza un lobo negro, grande e imponente, pero no más que el Tin se acercó, el mayor gruño en advertencia pero el alfa no quería alejarse, Tin sabía quién era, el sujeto de la pizzería, gruño y saltó encima de este, Can se escondió sabiendo los pensamientos de su alfa, el mayor le mordió al alfa contrincante y recibió una más leve él, se enojó más y levantó el alfa del hocico y lo aventó, le gruño y modio el cuello con fuerza, el otro gimió de dolor y se rindió, Tin se alejó y busco a su pequeño.

Can estaba escondido entre la maleza e inconscientemente estaba escondiendo su aroma, Tin sonrió, el menor le vio y se le aventó feliz, le lamió la sangre y las mordidas que había recibido.

El mayor se paró y corrieron un rato, el menor cada vez era más rápido.

Tomaron camino a casa en su forma lobuna. 

MARQUÉ [TINCAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora