Los brazos del alfa sostenían cariñosamente en un abrazo cálido el cuerpo del menor, sus cuerpos encajaban de una manera tan buena y correcta que el alfa sintió orgullo y su corazón se llenó. Can mantenía su cuerpo pegado al del mayor, sus labios estaban dando besitos en el cuello del alfa.
Can empujaba su cabecera al cuello del alfa demandando atención, Tin rió y como buen alfa que siempre se juró ser, le dio lo que quería. La necesidad era palpable, podría jurar que el necesitaba más el omega que el omega a él, algo extraño y a la vez que le hacía demasiado feliz.
Tin acomodó el cuerpo del menor y llevó sus labios al cuello, justo donde la marca se lucía espectacularmente en el lugar. Besos cálidos fueron dados justo en ese punto, suspiros placenteros eran emitidos por el omega quien tenía sus manitas en el pecho del menor.
Un gruñido de disgusto sonó, Can se alejó con un puchero, el más tierno que jamás creyó ver el alfa.
- Tengo que ir al baño —declaró con pena y en voz baja.
- Ahí —apuntó el mayor a la puerta correcta, Can salió de los cálidos brazos del mayor con disgusto y se adentró al lugar.
Los orbes azules se abrieron con sorpresa, eso más que un baño parecía una habitación gigante. Una división, había una regadera de gran proporción, una tina grande, dos lavabos, tocador y área de almacenamiento. Lujoso a demasía que se sintió fuera de lugar, con algo de temor a romper algo o ensuciarlo se lavó la cara, hizo del baño y después de lavarse las manos se dispuso a salir.
Tin sonreía mirando la puerta del baño mientras el olor dulzón inundaba sus fosas nasales, el omega olía como el mismísimo paraíso, escuchó los pasos del menor acercarse a la puerta y con rapidez fue a donde él.
Tin podía sentir el calor tanto dentro y fuera de sí, el necesitaba transformarse, pero aún era muy torpe en su forma lobuna y entre tanto lujo lo que menos quería era hacer un destrozó.
Tin sonrió ante el rostro del menor, este le miró y una sonrisa apareció rápidamente en su rostro, las manos del mayor fueron a las mejillas del más chico, sintió la piel bajo sus palmas caliente, su ceño se frunció y llevó una de sus manos a la frente del chico verificando la temperatura.
- ¿Te sientes mal? —pregunto llevando sus manos ahora a la cintura del menor abrazándolo.
Can bajo la mirada y movió su cabeza de un lado al otro.
- No, estoy bien —susurro sintiéndose feliz por el abrazo de su alfa.
La mirada del menor se mantenía baja, mordía su labio inferior y trataba de respirar lo más hondo posible por el olor del alfa.
- Mírame —ordeno el alfa, Can hizo una mueca y levantó su rostro, sus orbes azules chocaron con los verdes y sonrío.
Tin miró, sabía que algo más pasaba, pero el menor aún no se atrevía decirle, eso le molestaba, pero lo entendía, su naturaleza omega lo hacía tímido y más ante su alfa
- Vamos a salir pequeño —anunció, el menor le vio con curiosidad —, tengo que comprarte ropa —Can quiso protestar, pero la mirada del alfa se lo impidió, ya que reflejaba felicidad.
Sintió un rose en su mano y después un agarre, bajó la mirada encontrándose con la mano del alfa tomando su manita, sonrió feliz.
Can y Tin justo una hora después estaban en una de las tiendas más caras de ropa, el omega se sentía intimidado, en el lugar había más que nada alfas de poder, el olor le picaba en su recién sofisticado olfato, por instinto se acercaba al cuerpo del mayor, su mano sostenía la del más alto y daba ligeros apretones cuando la mirada de algún alfa en él. No le gustaban.
Tin tomaba prendas para el omega, su omega, ya había escogido demasiadas, pero él se sentía feliz comprándole lo que necesitará a su pequeño y este se había negado a escoger al ver los exuberantes precios. Tin por su parte estaba feliz además el dinero le sobraba y que mejor que gastarlo con su omega.
Todos los que estaban ahí se le quedaban viendo ya que el omega tenía su marca, pero no su olor, por la falta del acto sexual o marca de olor de mínimo.
Después de haber comprado muchas prendas de todo tipo y zapatos para toda ocasión, Tin llevó al menor a comprarle un teléfono para el uso personal, Can estaba sorprendido de que le había dado un Samsumg Note 8, le encantaba, el jamás había sido fan de los ¡Phone y su alfa sin preguntarle le había atinado a sus gustos.
Ya de vuelta en el carro, camino a la casa Can sintió su cuerpo más caliente, una opresión en su pecho. Su lobo quería salir, pero él no sabía cómo decirle a su alfa.
Después de quince minutos ya no podía soportarlo más, se sentía al borde de la locura, vio el lugar más adelante, los árboles frondosos se mostraban y su cuerpo se relajó ante la vista.
- Tin —susurró con sus mejillas rosadas, el mayor bajo la velocidad y le miró de reojo.
- Dime, pequeño —contestó.
- ¿Puedes parar? —pregunto tímido mientras sus manos se movían una con otra de nervios.
El mayor se sorprendió, pero detuvo el coche a la orilla.
- ¿Puedo salir? —volvió a hablar el menor viendo hacia afuera por la ventanilla, necesitaba transformase.
- Si —respondió el mayor, seguro, aunque extrañado, el menor no demoró en salir del coche, sus piernas se movieron rápidamente y se adentró al bosque, corriendo.
El alfa se asustó, salió del vehículo y corrió detrás del menor.
Frente a él estaba un lobo pequeño, de pelaje blanco que olfateaba la hierba, era muy pequeño, se acercó teniendo la atención del lobo quien lo miró con unos llamativos ojos azules, se aventó a él tumbándolo, lamió la cara del alfa con su lengua, sonrío.
Joder que era un omega hermoso, tanto en forma humana como de lobo.
Era su omega, el menor se volteó viendo una mariposa volar, sin aviso corrió tras ella, ese lobito necesitaba educarse.
Sonrió, era su hermoso bebé y él debía educarlo.
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MARQUÉ [TINCAN]
Fanfiction🌺Tin y Can están en un bar, no se conocen, no saben nada el uno del otro, no están conscientes por el alcohol. Can llega a su casa marcado, al despertar llora, no sabe quién lo marcó y duele. Tin despierta y flashes llegan, ha marcado a alguien y...