MARQUÉ [TINCAN]

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Can se acercó a su madre, el gruñido de su padre le detuvo, el alfa se acercó y se podía notar que estaba desprendiendo a la Omega por su desplante.

Tin se acercó por detrás de Can y lo abrazó, el menos se estremeció y se apegó al menor, su madre se levantó, su padre le había limpiado las heridas y en estas se aliviaron rápidamente.

La madre de Tin se presentó, un vestido café, muy elegante, sin ningún rasguño y con una sonrisa, se acercó a la omega, le dio unas prendas, la omega las tomó con el hocico, le indicó a donde fuera y la omega obedeció.

- Vamos a la sala —dijo y todos obedecieron, se miraban impacientes por qué diría.

La madre del rubio apareció, un vestido hermoso, que se le veía encantador, su sonrisa se hizo notar, el menor no comprendía nada.

- Antes había muchas cosas que se hacían cuando una pareja omega-alfa se formaba, la primera era que los padres del alfa siempre ayudaban a conquistar al omega, pero ustedes ni siquiera se conquistaron —Dijo la alfa viendo la cara de los demás.

- Yo al principio si me molesté mucho, la alfa es muy fuerte y sé que mi hijo está en buena familia, sé que rompí varias reglas y está bien, hijo debes saber que a la vez fue como un ritual, siempre que se juntaban las madres tenían una pelea para brindarles nuestro apoyo espiritual —Dijo la Omega.

- Tú madre se portó mal, por eso yo no intervine, las cosas deben ser como las dicta las reglas.

- ¿Entonces no se odian? —Preguntó el menor quien estaba sobre las piernas de su alfa.

- No, se diría que acepte tu familia en la mía —Le sonrió la madre de Tin.

- Bueno, sólo que ya no lo hagan, mi pequeño se asustó —Dijo Tin con su voz de alfa, el menor gimió de gustó y escondió su cara en el cuello del mayor.

Las dos madres asintieron, sonrieron al ver tal escena de la pareja, eran perfectos juntos, el padre de Can sonreía orgulloso.

💙💚

Las horas habían pasado, sólo estaban la pareja de enamorados en la casa, Can quería salir al patio y se le escapó a su alfa cuando esté fue al baño.

Al estar fuera dio un salto y el lobo blanco apareció en cuestión de segundos, no logró caer de pie y se resbaló cayendo mal.

Tin veía desde la puerta con una sonrisa, el Omega era hermoso en lobo y humano, su pelaje blanco, su torpeza le hacía ver tierno y eso le encantaba a su alfa.

Corrió y se transformó, ayudó a levantarse al menor y lo limpio.

"Vamos a correr" dijo el alfa en la mente de su pequeño.

Y juntos corrieron a la par, Tin iba lento para poder estar a la altura de su Omega quien batallaba aún.

Una pareja hermosa desde el punto donde lo quieras ver, ellos eran perfectos el uno para el otro.