MARQUÉ [TINCAN]

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Habían pasado dos meses en los cuales Lawan Medthanan estaba mejor, sus días eran felices gracias a un pequeño omega que quería cual hijo, el pequeño rubio era muy buen omega, el mejor para su hijo.

- Can, pequeño vamos a ver las cosas para la cena de hoy —dijo ella al menor quien estaba comiendo calmadamente mientras veía algo en la televisión.

El rubio al terminar se arregló, su alfa estaba en el trabajo y el estaría con el si no tuviera que ayudar a su suegra con los preparativos de la cena, era 20 de enero, el cumpleaños de su alfa y harían una pequeña reunión con unos amigos.

La tarde en el supermercado fue calmada, conectaba bien con la alfa quien le cuidaba casi tanto como su alfa.

Sentía tristeza al recordar lo que Tin le dijo de su madre, la pérdida de su omega, él se sentía feliz al ver la sonrisa en su suegra, le quería mucho.

Con ayuda de Lawan preparó una comida para varias personas, quiso hacerlo él ya que quería que fuera especial, fue a alistarse, no tardarían en llegar todos y él debía estar listo.

Se colocó unos jeans ajustados color guindas, una playera polo azul marino, unos tenis blancos, estaba informal ya que eso de andar en traje no le gustaba.

Escucho el timbre y bajó corriendo, casi cayéndose, pero la mano de la alfa le salvo.

- Can —escucho la voz de su amigo y con ojos llorosos salto a él cual chango, tenía mucho que no le veía, supo de su llegada, pero sabía que necesitaba tiempo con el amigo de su alfa.

La llegada de Tharn y Type junto a otro alfa, Tum junto a un chico un año mayor que Can, quien ya llevaba una pancita un poco abultada y el olor a un omega en cinta embriagaba el lugar, Can estaba fascinado por el trato que le daba el alfa al omega quien era hermoso.

Tin llegó a eso de las ocho y se encontró con sus amigos, ya que a Tum lo había conocido en la empresa de su amigo, era una persona y un alfa muy bueno, y su omega era un adonis, pero para el más hermoso era su bebé, Can quien era el que descuadraba ahí con su ropa deportiva, sonrió y aceptó el abrazo del menor quien sabía que ya no le dejaría, sentía y olía la felicidad del menor.

Can estaba muy empalagoso, cosa que le agradaba, pero más de lo normal era un poco anormal.

Todos se habían pasado de copas ese día, menos Can y Tar, ellos se encargaron de llevarlos a las habitaciones, ellos se despidieron y Can entró a su habitación donde su alfa estaba ya dormido muy pasado de copas, sentía su cuerpo muy caliente, dolor en su pansa y mucha sed.

La casa en ese momento se llenó de hormonas, un omega estaba en celo, en plena noche con cuatro alfas en la misma