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Dos años habían pasado ya, dos años sin su omega, la muerte de él había sido un golpe muy duro.

Era una alfa fuerte, demasiado pero ese día no, simplemente no podía estar feliz cuando se cumplían dos años de su muerte, de ese atentado, él había muerto, a su hija se la habían arrebatado y ahora solamente le quedaba su pequeño Tin.

Estar frente a la tumba de él era doloroso, saber que ya habían pasado dos años sin sus besos, caricias, sin sus reprimendas cuando era muy cruel.

Lo extrañaba, mucho, a su hija también, pero era algo con lo que tenía que vivir.

La mujer seco sus lágrimas lentamente, sus ojos estaban rojos, algo no tan usual en alfas, ella estaba destruida, su omega estaba enterrado y ella estaba ahí, sola.

Camino a su coque y por primera vez no fue a casa de su hijo, tomo dirección a su departamento, ese día quería estar sola.

Los recuerdos le invadían.

Sus primeros días juntos, la llegada de sus hijos y hasta el día en que paso aquel día tan trágico.

Tomó las botellas de vodka y empezó a beber, tratando de sumirse en nada, no quería sufrir, le amaba aun después de dos años de su muerte.

💙💚

Tin estaba apenas despierto, vio su teléfono, la fecha, y se paró, buscó a su madre, no estaba, suspiró.

Era una alfa pero aun así sabía que ese día estaría quebrada, no podía hacer nada, la pérdida de su alma gemela era dolorosa y él no podía hacer nada.

Fue con Can, su pequeño estaba acostado y lo abrazó, le amaba y no quería estar un día sin él.

El menor abrió sus ojos, vio tristeza en los de su alfa y sin saber solo le abrazó.

El mayor correspondió, suspiró.

Dos horas después estaba frente a la tumba de su padre, su omega junto a él. Las flores favoritas de su padre estaban ahí, su madre las había ido a dejar.

Le dejó sus flores, la tumba era más como un cuarto pequeño, sonrió con nostalgia, esperaba que su hermana ya le hablara a su madre, ella era muy necia y su madre la necesitaba.

Can estuvo todo el día con Tin, en la empresa no había pasado nada interesante, la actitud de su alfa era notable, estaba más decaído, pero a él lo veía con amor.

Él no podía imaginarse vivir sin alguno de sus padres, lo amaba y no sabría si podría soportar dicha perdida.

La noche llego, Tin llevó al pequeño a un restaurante, en zona privada comieron, estaban callados pero el menor entendía.

Al llegar a casa lo labios del mayor tomaron los del más pequeño con fiereza, sus manos vagaron al cuerpo de su omega, lo cargó y lo llevo a su habitación, besos intensos, llenos de amo.

Solo besos que los dos amaban y estaban bien con ellos.

Por otro lado la alfa estaba demasiado tomada y ya estaba acostándose, llorando desgarradoramente, le dolía la ausencia de su omega, como si una estaca estuviera en su corazón.

MARQUÉ [TINCAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora