MARQUÉ [TINCAN]

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La operación duro demasiado, para la paciencia de todos los presentes en el hospital privado, sus cuerpos estaban inquietos por alguna noticia, la cual no obtenían con la rapidez que desearían.

Tin estaba mal, sabia lo frágil que era el menor y eso le afectaría de sobremanera, no sabía cómo haría para que su pequeño no se hundiera en la depresión, pero no lo dejaría solo, eran ellos dos, para toda la vida.

El doctor estaba tan asombrado con todo, el menor pese a tomar los supresores había logrado concebir y dichas sustancias habían afectado después al feto ya creado en el menor, eso era tan sorprendente en un omega, el desprendimiento del feto y la muerte habían sido instantánea, pero eso después de un buen chequeo pudo constatar que el menor no tendría problema con en un futuro tener cachorros en su vientre.

Al terminar todo el procedimiento salió de la habitación ya aseado, estaba agotado y muy satisfecho de que todo resultara bien.

- ¿Cómo está mi omega? —pregunto Tin al ver al doctor.

- Está bien, fue un éxito, por su regeneración rápida lo más seguro es que para mañana pueda ir a casa, pero por ahora está dormido —Dijo el doctor viendo a todos, pero más al alfa quien suspiro de alivio.

- ¿Puedo pasar? —cuestionó el de ojos verdes viendo la puerta de donde estaba el menor.

- Claro, estás en tu derecho —dijo el doctor para después retirarse.

El alfa entro y no tardo en ver a su pequeño omega, estaba recostado tapado con una sábana blanca, su piel estaba ligeramente más pálida pero un poco mejor de cuando llegaron, tenía varias cosas conectadas, una era de sangre, otra suero fue lo que pudo reconocer, se sentó cerca del menor, le beso la frente y respiro tratando de calmarse con el olor dulce de su pequeño.

Sin más que hacer y sin querer separarse se quedó dormido ahí, junto a su pequeño.

Mientras ambos dormían el cuerpo del menor se recuperaba rápidamente, su cuerpo iba mejorando y al estar ya mejor empezó a despertar, él sabía lo que había pasado y se sentía mal, vio a su costado encontrándose con su alfa, sonrió ligeramente y con nostalgia, justo ahí fue cuando se dio cuenta de que su mano era sostenida por él.

Can se acomodó quedando más cerca del mayor y pasó su mano por su vientre y la colocó ahí, el alfa no tardo en abrir sus ojos y centrarlos en los azules del menor.

Tin pudo ver la tristeza que reflejaban los ojos azules del menor, se levantó y se inclinó hasta lograr rosar sus labios con los del menor.

- Te amo, más que nada en este mundo, te amo que daría mi vida por tu felicidad, sé que esto será difícil, más para ti, eres una persona muy sensible, te amo por cómo eres, por quién eres, eres delicado y eso está bien para mí, eres mi luz, te amo y no te dejare solo en esto —dijo el mayor, vio las lágrimas del menor correr por sus mejillas y selló la promesa con sus labios.