6.- Caléndula (Cortejo)

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Caléndula

(Ofrenda)

Cuando tuvo aquella maceta delante de su rostro, no supo qué decir.

La planta tenía el olor limpio y fresco de la naturaleza, y la coronaba un par de flores naranjas, cuyos pétalos aterciopelados parecían brillar tan fervientes como un rayo de sol. En el centro, el botón oscuro le recordó a unas pupilas y, sin saber por qué, sintió un escalofrío.

—¿Qué es esto? —Preguntó, cuando por fin salió de su estupor.

—Es una caléndula —respondió Legosi, corto y simple.

Sin decir más, le entregó la maceta al ciervo, quien la recibió sin dejar de sentirse confundido. En cuanto la tuvo en sus manos, una de las tersas flores le rozó la nariz, causando que apartase el rostro con cierta desconfianza. El peso le hizo temblar las manos por un segundo, no porque fuera un objeto realmente denso, sino por la sorpresa. Giró el cultivo varias veces durante unos segundos, observándolo. No quería ni imaginar la expresión de su rostro.

—¿Qué se supone que haga con esta planta?

—Cuidarla —dijo. Louis estuvo a punto de reír—. El dependiente me dijo que necesita sol y que la tierra este húmeda para que florezca. Las raíces crecerán mucho, así que tendrás que cambiar la maceta...

—¿Por qué me das esto?

—La vi y pensé que te gustaría.

Louis miró de vuelta a la maceta, como si pudiera encontrar en ella respuestas más concretas. Nunca fue un gran admirador del olor a tierra mojada, o de la tierra en general. Pensó en Haru, y en como aquello parecía el regalo perfecto para la chica, no para él.

Sentía como se filtraba la humedad por sus dedos, algo frío, sucio. ¿Por qué le daba un regalo? ¿Por qué justo ahora?

Finalmente aceptó el presente, sujetando la maceta contra sí mismo, como si tuviera miedo a que resbalara de sus manos. Miró a Legosi a la cara, y lo que vio no lo tranquilizó.

Su mirada plateada brillaba expectante, con la ilusión nerviosa de un cachorro. Podía escuchar su cola sacudirse con involuntaria emoción. Entonces se dio cuenta de lo que pasaba.

—¿Quieres cortejarme con una... caléndula?

El carnívoro abrió y cerró la boca, y el temblor de su cuerpo dejó de ser por excitación.

—Yo...

—El cortejo es una táctica que usan los Alfas para conseguir Omegas —interrumpió Louis, con vos severa—. No soy un Omega.

—No, claro que no. Sólo quería... —Ni siquiera intentó terminar la frase.

Tal vez en el fondo, muy en el fondo, Louis tenía una pizca de gratitud, la agradable sensación saber que estaba en los pensamientos del lobo gris. Aun así, no lo diría en voz alta, no todavía.

—No necesitamos de estas prácticas para estar juntos, Legosi —comentó el cérvido. La humedad de la tierra ya le mojaba por completo las manos—. ¿Entendido?

El nombrado asintió, avergonzado. Eso estaba bien. Por alguna razón, le gustaba verlo con las orejas gachas.

—No esperes que te dé un regalo de vuelta —finalizó Louis, pensando en que tendría que buscar los cuidados adecuados de la maldita planta.




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Las caléndulas y margaritas son mis flores favoritas (◡ ω ◡)  

Las últimas flores del año (Omegacember)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora