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C A R O L I N A

El pasar de los días y las semanas cada vez me resultaba más llevadero que el anterior, al fin podía decir con serteza que ya no dolía recordar. Al fin estaba tranquila conmigo misma. Sí, me hubiera gustado que las cosas no hubieran terminado así, pero todo ocurría por algo, ¿No es así?

Ese era mi consuelo.

Además, Jean ya era feliz con aquella chica que conoció en su primer año de universidad. Había pasado ya un año desde aquello, y me alegraba mucho por ellos.

Él se merecía lo mejor, ser feliz. Y si ella lo hacía feliz, eso me bastaba a mi.

Yo en cambio, no había vuelto a salir con nadie, no lo veía necesario, además ningún chico llamaba mi atención. Mi corazón por el momento se encontraba alejado de las relaciones amorosas.

Aparte, ya estaba cursando mi primer año de universidad y tenía que concentrarme en mis objetivos, no quería que ningún chico me distrajera de ello.

Pero entonces, fue en ese momento, el más inesperado cuando ocurrió lo que menos me habría imaginado.

Fue una tarde fresca de otoño, me encontraba algo estresada por la escuela, estaba por volverme loca, así que opté por salir un poco a despejarme, así que tomé un libro de mi estantería, mis auriculares, mi celular, algo de dinero, mis llaves y guardé todo en mi mochila.

Salí de casa en dirección a el parque que estaba a tres cuadras de mi casa. Al llegar, fue a la parte más solitaria del lugar.

Era una pequeña área verde, lleno de césped, flores y varios árboles. El día era hermoso, por lo menos para mi: nublado con un poco de frío.

Por suerte traía puesta mi sudadera negra favorita.

Me senté bajo un árbol en el césped y abrí mi mochila para sacar mis cosas, me coloqué lis auriculares, los conecte a mi celular, puse play en mi lista de reproducción y comencé a leer.

Pasé alrededor de media hora así, pero entonces sentí pasos cerca. Intenté no tomarle importancia, pero comencé a sentir una mirada penetrante en mí, así que me saqué los audífonos algo confusa. Okey, me está a empezando a dar miedo, porque no vi a nadie frente a mi al levantar la vista.

- ¿Carolina? - Escuché decir a una voz detrás de mí.

Me fue difícil no reconocer aquella voz profunda pero suave, a pesar de no haberla oído desde hacía ya un buen tiempo.
Mentiría si dijera que volví a sentir aquel cosquilleo en el estómago y el pulso descolocado. No fue así, sin embargo, al girar mi cabeza un poco y ver a la persona dueña de la voz, no pude evitar sonreír.

Se veía... diferente. Claro que había cambiado, pero para bien. Se veía bien.

- Hola, Agus - Sentí extraño volver a pronunciar su nombre. Hace años no lo hacía, no lo tenía así, frente a mi.

Al verlo bien, era impresionante el cambio que había dado, si no fuera porque técnicamente crecí con él, no hubiera sabido que era él. Pero fue mi crush desde la primaria, obviamente no lo había olvidado.

El cabello ahora lo llevaba lacio algo largo, un poco por debajo de las orejas, sus ojos habían adquirido una profundidad misteriosa, pero conservaban aquel brillo y encanto. Seguía siendo delgado, pero aún sin levantarme, se notaba que había crecido, ahora era mucho más alto que yo. Y su voz, dios santo, sonaba más grabe y ronca.

Descifrando miradas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora