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C A R O L I N A

Tiempo después.

—¡Cariño, Agus acaba de llegar!

Oí el grito de mi madre, el cual venía desde el piso de abajo.

—¡Ya voy, un momento!

Me agaché para mirar abajo de la cama, ¿Donde carajo había quedado el otro tacón? Se supone que debería estar junto con el otro, en la caja, donde se supone que los había colocado. Lo que menos quería ella llegar tarde a mi graduación por culpa de ese maldito zapato.

Abrí el armario, pero nada. Escuché el crujir de la puerta de mi habitación y me giré para ver de quien se trataba. Sonreí al ver quien había entrado a mi cuarto: Agustín.
Se veía jodidamente atractivo con ese traje, completamente de negro y esos anillos color plata.

—Dios mio... — Exclamó recorriendo con la mirada mi cuerpo de arriba abajo. Mi vestido igual era negro, ajustado al cuerpo, arriba de la rodilla y con una pequeña abertura en la pierna; todo combinaba con el maquillaje y labial rojo que traía puesto. Lo único que me faltaba era el otro tacón negro. Maldita sea —Sigo sin creer la suerte que eh tenido para ser tu novio. Eres hermosa — Su sonrisa me contagió y sentí mis mejillas arder. De repente, su mirada se dirigió a mis pies y rió.

—No encuentro mi otro zapato.

Indique frustrada, así que entre los dos comenzamos a buscarlo. En menos de dos minutos, escuché que me llamaba.

—¿Es este?

Dijo mientras sacaba el dichoso zapato de detrás de mí mesa de noche. Con que ahí estaba.

—Sí, justo ese. Gracias.

Dejé un corto beso en sus labios feliz y proseguí a colocarme ambos tacones. Cuando estaba a punto de agacharme para abrochar las correas, la mano de Agustín me detuvo. Se arrodillo frente a mi y comenzó a hacerlo él. Al terminar, me sonrió desde abajo y se levantó, para dejar un pequeño beso en mi mejilla derecha.

—Ahora sí, estamos listos.

Me tomó de la mano y yo agarré mi bolso, el cual ya tenía listo; luego salimos de la habitación tomados de la mano. Al bajar las escaleras, vi a mis padres esperándonos en la sala. Claramente, al seri mi graduación, ambos irían con nosotros y mi hermano.

Al salir de la casa, Agus y yo nos subimos al auto del antes mencionado, mientras que mi familia se montaba a la camioneta e mi padre.

Ambos vehículos arrancaron y nos dirigimos a la escuela, donde sería la entrega de los papeles.
Al llegar, todos nos bajamos y entramos al edificio; tan solo entrar, todos nos separamos, mis padres nos informaron que estarían en el anfiteatro, donde sería la ceremonia, mientras que yo prácticamente arrastre a Agus conmigo para ir en busca de mus amigos de la universidad.

Caminamos unos cuantos pasillos, hasta que llegamos al patio trasero, el cual, en su mayor parte del tiempo, se encontraba solo; se había convertido en nuestro lugar, así que no me pareció nada raro llegar, y encontrar a todo mi grupo de amigos sentados en aquellas bancas. Sonreí y camine con Agus detrás de mi.

—¡Hola, chicos!

Mi voz sonó tal vez demasiado entusiasta, pero es que les juro que hoy me encontraba con los sentimientos a flor de piel. Incluso presentía que en cualquier momento me echaría a llorar.

Descifrando miradas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora