C A R O L I N A
Había pasado aproximadamente una semana, a mi parecer, la más intensa, por lo menos en el aspecto referente a mis relaciones amorosas.
Agus y yo habíamos comenzado a hablar de nuevo. Las cosas si que habían cambiado bastante.
Solíamos hablar de cualquier cosa que saliera, y gracias a esas conversaciones me di cuenta de algo: las cosas pasaban por algo.
Tal vez en el pasado lo nuestro no tuvo lugar, ya que ninguno de los dos estaba listo, necesitábamos madurar, yo tenía que dejar mi nerviosismo y obsesión para poder mantener una conversación cómoda. Él por su parte, tal vez darse cuenta de que yo siempre estuve y estaré para él, y aunque no me lo ha dicho, le hacía falta descubrir lo que debería sentía por mi.
Aunque aún no tocábamos ese tema, yo podía sentirlo. Sus sentimientos ya no eran los mismos.
Puede ser que por esas razones, primero teníamos que conocer a otras personas, en nuestro caso: Agustina y Jean; para aprender.
Justo en eso, el timbre de la casa sonó. Sabía quién estaba del otro lado, así que me di un último vistazo en el espejo, tomé mi pequeña mochila y salí de mi habitación.
Baje las escaleras y al llegar a la puerta, sonreí al ver a mi madre y a Agustín hablar animadamente.- Bueno, hasta luego ma, llegó en un rato - Planté un beso en la mejilla de mi madre.
- Hasta luego, prometo traerla yo mismo sana y salva - Respondió Agus a lo que yo reí. ¿No era tierno? Si, lo era.
Comenzamos a caminar por la acera, en silencio, hasta que la curiosidad me ganó. Él había dicho que quería llevarme a un lugar, pero no tenía idea de a donde me llevaba, no podía ser muy lejos, después de todo íbamos caminando.
- ¿Y a donde se supone que vamos? - Pregunté levantando mi barbilla en su dirección. Dios, se veía divino.
- Mmm... sorpresa.
- ¿Y si me das una pista? - Le sonreí inocente y él solo rió.- Valla, olvidaba que cuando se te mete algo en la cabeza no jaja quien te lo saque, eh? - Me empujó juguetón con su hombro mientras reía.
- Yo le llamo perseverancia - Le saque la lengua en un gesto infantil y volvió a reír.
Hubo un silencio de algunos segundos, sabía que terminaría por decirme algún indicio de a donde iríamos, no tuve que insistir demasiado.
- Sólo te diré que ya estamos cerca, es un lugar sencillo pero muy bonito. Te gustará - Sonrió de lado, con seguridad, así que yo solo le devolví la sonrisa.
Después de caminar unas pocas cuadras más, nos detuvimos frente a un hermoso parque. Estaba cercado, y se veían árboles y césped por doquier. Sonreí por instinto.
Agus levantó la mano y tomó la mía entre sus dedos, en un roce suave. Entramos al lugar y nos dirigimos a un lugar algo apartado.
Al detenernos en un punto en concreto, se quito la mochila que llevaba y de ahí sacó una pequeña manta blanca, para luego ponerla en el piso. Ambos nos sentamos allí, mientras veía como sacaba algunas cosas más de la mochila: frituras, refrescos, dulces.
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Descifrando miradas [TERMINADA]
Ficção AdolescenteHISTORIA AGUSLINA. Ambos se conocen desde preescolar, especificamente, desde los cuatro años, todo iba bien, eran compañeros, tal vez hasta amigos, hasta que todo cambia por un mensaje, empiezan las miradas y las confuciones, las cuales Carolina no...