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La imagen de Caillech había cambiado tanto solo por quitarle el maquillaje.

Sus facciones ahora se marcaban exageradamente, sus ojos estaban como hundidos y tenía un color oscuro y prominente que lo hacía parecer más un muerto.

Ni siquiera el tubo con aire que iba a su nariz era tan blanco como él ahora mismo.

Pero al final consiguió abrir los ojos con cansancio.

–Buenos días mi príncipe –Lo saludé con cariño besando su mano.

Solo había dormido unos 30 minutos, y se sintió como horas.

Aun así no me respondió, se quedó analizando en silencio la situación sin entender.

–La médica nos lo ha dicho todo, has sufrido un colapso... aunque no se sabe si a raíz del cansancio o de una enfermedad –Expliqué como pude intentando que no se rompiera mi voz.

Al escucharme su respuesta fue acariciar mi mejilla, pero estaba tan cansado que su brazo no resistió su propio peso más de unos segundos.

–Lo siento... no quería preocuparte –Murmuró con debilidad–. Tampoco quería gritarte antes... Solo... es tan complicado que entiendas... lo siento.

–Tendrías que haberlo intentado... haber intentado que entendiera fuera como fuera... y si ahora te pierdo? Que será de mi si te pierdo!? Ya no se vivir sin ti –Reproché con miedo apoyando la frente en su hombro y agarrando su mano.

–El mundo es tan cruel cuando eres joven... nadie te cree, nadie confía en ti... nadie te ve capaz de nada... Todos te gritan creyéndose superiores... Ya no se que hacer Krestel... Da igual cuanto trabaje... Todo da igual... Nunca es suficiente... –Se sinceró rompiéndose su voz– Para palacio jamás voy a ser suficiente ni digno... solo soy una mancha parasita a tu lado...

–No! –Salté limpiando sus lágrimas con todo el cuidado que pude– No es verdad, nada de eso es verdad, eres increíble Caillech, todo lo tratas de hacer siempre lo mejor posible, haces todo lo que puedes y más, nada del desprecio que recibes es merecido, absolutamente nadie en palacio trabaja tanto como tu –Lo intenté consolar con cariño.

Ahora mismo sentía que lo único que podía hacer era darle cariño.

Me partía el alma verlo así.

En un momento me aparté de Caillech para coger más pañuelos dándome cuenta de que Pure estaba aquí, con nosotros... pero lo ignore, quien me necesitaba ahora era Caillech, Pure me daba igual.
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Caillech mejoró un poco con calmantes y descanso, así que por la noche, después de cenar, ya pudieron moverlo a nuestra habitación para que descansara mejor.

Una vez se quedó dormido me levanté y fui a hablar con padre dejando a Dimas vigilandolo.

–Como lo quites de su puesto lo destruyes, no tienes ni idea de lo que ha sufrido para estar donde esta ahora! –Se quejaba Ares ignorando que acababa de entrar.

–Esta muy enfermo, no puede mantener un puesto tan importante –Insistió padre negándose a ceder.

–Y Rumi si podía? La tuviste años ahí tirada como único miembro de ese departamento a su suerte –Apoyó Thoth a Ares.

–Rumi antes era perfectamente capaz de todo!

–Antes! Y acabó loca –Me metí yo definitivamente–. En vez de quitar a Caillech de su puesto busca más personal, dale más días de descanso y encuentra más personal para que el dirija.

–Y si se pone más enfermo!? Que harás entonces!? –Reprochó padre negándose a dar su brazo a torcer y contratar más magos.

–No se pondrá más enfermo, voy a ir a buscar un médico que descubran que es lo que tiene y lo cure –Sentencié con firmeza–. Me iré en cuanto encuentre un caballero o caballera privada con conocimientos médicos que lo cuide en mi ausencia.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora