XV

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–Mis orígenes son de estas tierras, de un pueblo lejano a la capital, aunque desde los 5 años he vivido en Nix –Relató un poco superficialmente Ailish.

Nix, la nación más fría y dura de todas... la principal distribuidora textil del mundo.

–Mi padre manejaba la magia médica aunque se había criado como soldado aquí, así que allí ejerció de médico y me entrenó desde pequeña, aunque yo nunca tuve interés de pertenecer al ejército de ningún país, pero de algo hay que vivir, así que me convertí en mercenaria a sueldo, digamos que no he hecho cosas preciosas a lo largo de mi vida, pero me gusta haber podido dejar de hacerlas –Concluyó sin tapujo alguno.

Una mercenaria... Una asesina... ahora era mi guardaespaldas.

–Mi madre era una noble de Nix, por eso viví allí tanto tiempo, aunque con el tema de volverme mercenaria... digamos que soy un poco una deshonra para el linaje familiar, dudo seguir apareciendo en sus papeles, aunque siempre les quedará mi hermano pequeño, poco me preocupa su linaje.

–Por eso sabes tan bien protocolo –Murmuré algo débil.

–Si, fui criada como médica, soldado y noble a partes iguales, una mierda si me permites añadir, aunque eso me ha permitido que Pure me vea digna de servirte aún siendo una mercenaria.

–Si al final me curo... querrás quedarte en palacio y trabajar aquí el resto de tu vida? Te ves capaz? –Pregunté con inseguridad.

Su expresión rápidamente dejo de estar tan tensa y se rio desconcertándome más aún.

–Ya no soy mercenaria mi señor, dije que sería su guardaespaldas y eso voy a ser hasta que alguien lo impida... prefiero esta vida a la que tenía antes, ya no sólo por que es más tranquila, sino que me gusta este ambiente, usted siempre hablando de cosas que poco entiendo, las sirvientas y sirvientes de palacio cuando como y ceno con ellos, cosas así que nunca creí que me fueran a gustar, pero realmente siento que disfruto esto. Me siento en casa.

Escucharla decir eso me calmó.

Espero entonces que fuera mi guardia todo el tiempo que fuera posible.

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–Hay que aprovechar que la lluvia ha remitido para llegar a la frontera con Cholong –Comentó Dimas mirando el mapa dándoles tiempo a nuestros caballos a comer un poco.

La lluvia no había conseguido retrasar nuestros planes pero desde luego molesta fue. Y aún las nubes parecían anunciar más lluvia pronto.

Llevábamos ya una semana a caballo para llegar a la frontera, entre hoy y mañana teníamos que llegar sino iríamos con retraso.

Una vez ya nuestros caballos levantaron la cabeza más o menos satisfechos seguimos nuestro camino bosque a través asegurándonos de no perdernos con una brújula.

Era más seguro ir por el bosque que por los caminos estipulados, y más rápido.

Pero nuestra sorpresa fue encontrarnos con una especie de trinchera en mitad del bosque impidiendo que siguiéramos nuestro camino por aquí.

–No se baje –Pidió Dimas mientras él si tocaba tierra.

–Por que aquí? –Pregunté mientras Dimas se agachaba a palpar la tierra–. Estamos aún a varias horas de la frontera, y estamos en mitad de un bosque.

Pero en vez de responder tiró varias piedras como intentando accionar alguna bomba.

No saltó nada, y la tierra no parecía removida en ningún sentido, solo era esta trinchera en mitad de la nada.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora