XVIII

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Por un segundo creí que el príncipe me mandaría a la mierda y me diría que él no estaba para estas cosas con un simple secretario... Que solo podría tener su cuerpo y su corazón jamás le pertenecería a nadie...

Y en parte estaba preparado para esa respuesta, yo había sido el que, fascinado por él, comencé a mover todo este inmenso circuito de engranajes que nos habían traído hasta aquí. Pero Tahiel en vez de eso calló cualquier respuesta y me abrazó con todas sus fuerzas.

–Tenía miedo de que no hubieras querido hacer nada conmigo por qué tenias a otros... O que solo estuvieras esperando a estar conmigo para después distanciarnos, o incluso que todo fuera únicamente por que era el príncipe y tu no podías negarte... Creía que solo yo contaba los minutos que quedaban para que pudiéramos vernos –Explicó sus inseguridades y miedo temblando ligeramente–. Jamás me había pasado esto, jamás creí poder apoyarme en alguien... tenía miedo de que fueras conmigo como yo fui con los demás... que fuera mi castigo por ser incapaz de ser cercano a nadie... y creí que todos esos pensamientos se terminarían si dejabas marcas por qué entonces querrías decirme que soy tuyo...

Así que todo esto había pasado por su mente todo este tiempo.

Con cuidado enredé mis dedos en su pelo y le di un beso en la cabeza con todo el cariño que le había dedicado nunca a nadie.

–No cariño, no tengo a otros ni quiero distanciarme de ti, me da igual que seas el príncipe ni esto es un castigo –Lo calmé usando mi magia para retroceder el tiempo en su ropa y poder agarrarla en el aire–. No dejé marcas por que... eres un príncipe, creí que te escandalizarías, y unas marcas y chupetones no significan nada al final, yo quiero que sientas lo mismo que yo, no que me pertenezcas, no eres un objeto Tahiel ni te voy a tratar como tal...

Y me separé de él para que se vistiera al sentir su piel comenzar a enfriarse.

–Yo también cuento los minutos que faltan siempre después de cenar para poder venir a tu habitación y vernos... aunque sea solo unos minutos –Añadí mientras él se colocaba bien la camiseta mientras yo le daba los pantalones.

–Tal vez... Me dejé comer por mis pensamientos –Suspiró al final sonriendo con más calma por mis palabras.

–En parte me halaga, tengo el honor de ser alguien que invada tus pensamientos –Respondí besando su mano cuando fue a coger el pantalón.

Sus ojos me miraron con ternura sin poder evitar sonreír por mi gesto, pero el momento rápidamente se vio roto por la llegada de Lug.

Siempre llegaba justo para romper el momento.

–Ya estoy despierto –Contestó Tahiel en alto para que Lug no entrara en la habitación.

Sin casi darme ni cuenta un suspiro salió de mis labios solo por saber que se había acabado nuestro momento juntos, pero Tahiel me robó un beso con rapidez.

–Ve a tu habitación y vistete, hoy me debes acompañar todo el día –Medio exigió a mis labios con una sonrisa dejando de estar de puntillas.

Bien, debía ser muy obediente para el príncipe.

Me vestí con la ropa de ayer un poco mal solo para hacer el paripé de salir para ir a mi habitación y prepararme para el día de hoy.

–Y Ares –Me llamó Tahiel solo con un pantalón ceñido y una camisa floja puesta antes de que yo abriera la puerta–, recuerda comenzar a llamarme "cariño" más a menudo.

Lo dijo algo colorado por la vergüenza, pero con una preciosa sonrisa triunfal que intentó disimular volviendo a entrar en su vestidor atusando su largo pelo rubio con elegancia.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora