VII

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Era un largo bastón de madera tallada a mano que tenía una zona para apoyar bajo el brazo y un saliente a la altura exacta de mi mano para agarrarla y poder caminar.

–Que tal? Cómodo? Lo pedí de tu altura exacta pero si no te sientes cómodo podemos ir a buscar otro –Preguntó con algo de miedo siguiéndome a mi ritmo.

Iba lento, pero mucho más seguro que cuando me tenía que agarrar de alguien.

–Esta bien, me tengo que acostumbrar pero es cómodo, me da seguridad –Respondí con calma entrando con él en el comedor.

Aun así iba muy lento.

Y juntos desayunamos con los pasteles que trajo del pueblo.

Uno de ellos en específico estaba delicioso.

–Esto que es? –Pregunté con curiosidad mientras él comía un cacho de tarta de chocolate.

–Profiterol –Respondió colocando mi flequillo tras mi oreja con cariño.

–Esta delicioso –Comenté terminándome el cacho que me quedaba en la mano–, me gusta mucho, tu lo habías probado alguna vez?

–Si, están ricos –Afirmó incapaz de quitarse la sonrisa de la cara cogiendo otro profiterol.

Y me lo dio dándome un beso en la sien mientras yo lo mordía de su mano.

Su traje tan refinado le daba un aire inalcanzable, y aun así estaba justo aquí, a mi lado.

Aun con todo lo que la prensa decía.

–A veces no crees que todo lo que nos ha pasado es una mala jugada del destino? Que en realidad sólo se está riendo de nosotros? –Dudé con pesadez.

–Pues si eso es así ha dado con un hueso duro de roer –Se rio intentando animarme–. El destino se debe estar arrepintiendo de muchas cosas.

–O esta disfrutando del espectáculo –Susurré no tan convencido como él.

Estaba tan claro que yo no hacía nada a su lado...

–Mi príncipe, si no pasáramos por cosas malas como sabríamos apreciar las buenas? –Planteó agarrando mi mano con confianza.

–Y donde esta el límite de las cosas malas? –Cuestioné con miedo.

Miedo a todo lo que podía estar por venir y no conocer el destino, menos aún si el final era bueno.

Y ni Krestel supo responderme y dar consuelo a mi miedo.

Aunque ahora mismo ninguna palabra podía consolarme, no fácilmente.

–Todo saldrá bien, confía en mi –Lo intentó dándome de nuevo un beso en la sien.

Realmente lo único que me quedaba era esto, confiar en él... y que el destino no me quisiera muerto tan pronto.
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El primer evento público al que no pude asistir llegó, y con este la prensa del día después.

Se había confirmado públicamente mi enfermedad para callar las preguntas de mi ausencia, pero eso también implicaba los nuevos problemas.

O no?

La prensa hablaba de mi y mi ausencia, pero explicando que mi enfermedad me tenía encamado... Absolutamente nada más que eso.

Se respetaba mi ausencia por motivos de salud... y se hablaba incluso del deseo a volver a verme en acontecimientos públicos deseando mi mejoría.

Que narices?

Así? De la nada?

–Que pasó mi príncipe? –Preguntó Krestel dejando de hablar con el rey.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora