Epílogo

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En 5 años se cumpliría finalmente que yo era el rey que más años llevaba con la corona a cuestas.

Había vivido bien, serví bien a mi nación y a Pure, él todavía no quería destituirme como rey.

Pero ya llegado estos años... mis hijos habían crecido y mi matrimonio se había marchitado, no pedí el divorcio simplemente por qué sabía que estaba unido a ella, pero...

–En que piensas rey, llevas muchos días pensativo –Preguntó Pure aceptando mi visita sin previó aviso.

–Mi hijo mayor regresó hace 3 años, he vuelto a retomar el contacto con él, ya no está desaparecido y me cuenta feliz como encontró su lugar en la frontera con Aequor trabajando en un orfanato –Comencé a contar con alivio notando ya mucho la edad en mis huesos–. Mi segundo hijo cumplió su palabra contigo y ya no vive en palacio, trabaja para el gremio junto al antiguo secretario del ministro de magia, en sus cartas también siempre explica lo feliz que es aún lejos de los lujos, siempre habla de que la libertad ha sido el mayor lujo que jamás creyó necesitar, mi niña ya trabaja y vive en la capital, viene a veces a tomar el té siempre trayendo preciosas flores de su tienda y también feliz, le llena de orgullo ser independiente de la corona, y mi hijo menor ya está casado, ahora mismo podría arrancar los también de palacio que mientras este con Caillech me escribiría cada día recalcando lo feliz que sigue siendo, igual que el resto de sus hermanos.

–Si, fuiste un buen padre y supiste aflojar cuando ellos debieron encontrar su lugar por si mismos –Respondió Pure empezando a entender por dónde iban mis palabras.

–Creo que ya es el momento de pensar en mi matrimonio y en mi, tratar de cuidar la unión que me diste el día de mi nacimiento y saborear la libertad que llevó años sin sentir, y dejarte elegir libremente a mi heredero –Concluí viendo a Pure hacerse de mi tamaño plantándose frente a mi.

–Tenía pensado dejar que cumplieras un record después de haber servido tan fielmente, pocos reyes han puesto por encima de su vida y su familia la nación entera, y tu superaste todas mis expectativas. Estas seguro de tus palabras?

Si, estaba muy seguro, las había recapacitado tanto que ya no había ni una sola duda en mi corazón.

Ese mismo día se ordenó a mucha gente venir a palacio al día siguiente, la sala del trono se abriría para todos ellos y yo podría descansar al fin.

Esa noche, en mi inmensa y vacía habitación dormí, por primera vez desde la ida de mi mujer, con una calma embriagadora.

Dormí mejor que nunca.

Con mi entrada en la sala del trono se hizo el silencio rápidamente dejando a las cámaras sacar las fotos necesarias apareciendo Pure a mi lado.

–El rey, el hombre que yo elegí ya hace tantos años y del que tan orgulloso he estado como dios frente al resto de mis compañeros ha decidido que este es el momento de dar pie a un nuevo viendo –Anunció Pure antes de levantar su mano sobre mi cabeza haciendo salir de mi interior la bendición que el mismo me había otorgado hace tantos años, brillaba tanto como cuando me la entregó–. Gracias por todo lo que has hecho por esta nación.

Y Pure me hizo una referencia llena de orgullo provocando los aplausos de toda la sala permitiéndome dejar la corona y la capa real en su pedestal para bajar y ser al fin una persona más de nuevo.

Había cumplido bien con mi deber y eso era todo lo que necesitaba para disfrutar de lo que me quedaba de vida.

Ferenc, Tahiel, Ares, Elira, Krestel y Caillech fueron los que me recibieron sin reproche por tan abrupta noticia al bajar las escaleras del trono.

Pero con mi ida debía decir quien sería el sucesor o sucesora.

–Bien, la verdad es que la siguiente noticia no es algo que haya necesitado pensar mucho, ha sido una decisión que tomé hace pocos años, y estoy seguro de ella –Siguió hablando una vez los aplausos terminaron cogiendo la corona–. Por favor, Krestel de Odermatt, es un paso al frente.

Y con sus palabras las miradas de todos se clavaron en Krestel, que ni siquiera miraba a Pure ni atendía a lo que estaba pasando, él solo estaba escuchando a Caillech.

Precisamente él fue el que debió empujar a mi hijo para que diera un paso al frente y reaccionara plantándose Pure frente a él.

–El más insolente y al que menos le ha importado nunca la imagen de la casa real, el niño por el que nadie apostaba por qué siempre vio esto como algo demasiado grande para él, un trabajo demasiado difícil que no deseaba tomar ni envidiaría a quien lo tomara por su padre –Comenzó a hablar mientras Krestel debía arodillarse sin creerse este momento ni sus palabras, todos sabían que él no deseaba la corona y Pure aún así se la daría–. Pero al mismo tiempo el que siempre mantenía una fe ciega en mis palabras y siempre entendió la palabra libertad que representa nuestra nación. Acabaste con una guerra cuando yo casi te dejo morir, ahí me demostraste tu lealtad y me permitiste ver una luz en tu corazón que solo había visto en reyes.

Y puso la corona sobre su cabeza dándole la bendición dejando que brillara por unos instantes en su pecho permitiéndole ponerse en pie de nuevo.

–Ocupa tu lugar con la cabeza bien alta, esto no te va tan grande como crees, y solo una persona es tan digna en esta nación como tu –Ordenó mientras en sus manos hacía aparecer otra corona.

Dos coronas?

Jamás había coronado a dos personas... pero la forma en la que miraba a Caillech dejó entender que iba a decir.

–Nunca en la historia de la tierra me plantee hacer esto, pero dos almas que son una no debe separarlas ni una bendición –Comenzó a hablar haciendo que Caillech diera un paso al frente para arrodillarse provocando la sorpresa sonora de todos en la sala–. Jamás el pueblo quiso tanto a una persona, igual que jamás nunca te rendiste dándote igual ir contra la palabra de dioses. La fuerza y la luz que hay en tu alma espero que sea la que utilices para guiar a la nación.

Y colocó la corona sobre su cabeza permitiendo también brillar la luz de su bendición en su pecho mientras se ponía en pie.

Caillech sin embargo dudó en subir esas escaleras... era demasiado para él.

–Caillech eres digno! Puede subir esas escaleras sin miedo! –Salto Elira tratando de empujar de él.

Krestel bajó de nuevo solo para darle su mano.

–Juntos –Lo animó sonriéndole tan asustado como Caillech.

Si, definitivamente dos almas que son una... no debía separarlas ni una bendición.

Jamás creí que hoy me arrodillaría con tanta seguridad de que la nación quedaría en las mejores manos.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora