XXIII

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Volver al trabajo solo con Jir fue raro, pero se llevó bien, él siempre se estaba esforzando todo lo posible.

Elira con la floristería, Tahiel con sus clases con Rumi, yo a veces tenía meriendas con el rey... Pero todo era tan distante.

Ya no había desayunos todos juntos ni las exigencias de Elira por tomar el té en alguna habitación que desconocía de su existencia en palacio... La época en la que estaba la reina fue tan diferentes.

El hilo que nos unía... Sería tan fuerte como antes de su ida?

Suspirando con pesadez miré la pulsera que me había regalado antes de la prueba por la bendición.

Seguiríamos unidos con tanta fuerza como cuando me dio esta pulsera?

–Señor, esta bien? –Dudó Jir con inseguridad consiguiendo que dejara de mirar la pulsera.

–Si, si... solo pensaba –Le quité importancia continuando con mi trabajo.

–Esa pulsera... siempre la lleva puesta, pero pocas veces la mira por tanto tiempo –Comentó demostrando una vez más lo atento que estaba a todos mis movimientos.

Jir siempre parecía llevar una lista de mis movimientos para analizar cualquier anomalía.

–Fue un regalo de Krestel previó a la prueba de la bendición, decía que era lo más cercano que había encontrado al hilo que nos une –Expliqué terminando la corrección de su último trabajo.

Había mejorado mucho en esto de hacer planes, ya prácticamente no tenía que corregir nada

–Entonces... están unidos, sois la persona destinada del otro –Respondió con sorpresa medio sonriendo con la noticia.

–Si, Krestel lo sabía desde el momento que me vio por primera vez, supo mover sus cartas y enamorarme –Respondí sonriendo solo de pensar nuestro reencuentro en palacio.

Cuando descubrí que era un príncipe y yo estaba recogiendo a saber que papeles arrodillado en el suelo con ese horrible uniforme de mago aprendiz.

–Como lo supo? Pure le guió hasta usted? –Siguió preguntando más que fascinado.

–Krestel tiene la capacidad de ver cosas que nadie más puede ver, una de esas cosas es el hilo del destino de la gente –Contesté viendo una faceta de Jir que no creí que llegaría a conocer.

Le gustaban los romances.

–Ojalá yo... ya sabe, para la mayoría de personas pensar en conocer a esa persona que el destino considera que es perfecta para ti... sería todo un sueño –Respondió con cariño en la mirada.

Casi como si se imaginara a si mismo con ese lujo.

–No se necesita el hilo del destino para encontrar a alguien a quien amar y que corresponda tu amor, así que no te preocupes, lo encontrarás –Lo animé con ilusión al ver lo feliz que se ponía con mi respuesta.

Jir era un buen hombre... ojalá se cumpla y encuentre realmente a esa persona especial para él, sobre todo si le hacía tanta ilusión.

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Después de caminar por tantos días por este terreno definitivamente tenía los pies destrozados.

Caminar por montañas y desniveles rocosos no sabía que podía dejar así los pies. Pero hoy teníamos que llegar... Hoy Dimas tenía que pasar la frontera.

Una vez terminamos de comer de las últimas reservas que nos quedaban nos pusimos en pie y seguimos caminando colina abajo.

–Ya se ve el brillo de la barrera –Comentó Dimas parando un segundo a mirar al frente.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora