XIV

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–El alumno convertido en profesor –Murmuró Ares sonriendo con ilusión al ver cómo Caillech supervisaba que el arreglo del lavarropa había sido un éxito.

Llevaba días encamado... y se notaba que aún no estaba lo suficientemente bien. Le costaba hasta agarrar algo entre las manos.

–Como pudiste ser el profesor de un alquimista si manejas el tiempo? –Pregunté dejando de mirar a Caillech.

La magia temporal era muy limitada para no romper el espacio tiempo, pero al mismo tiempo muy utilizada en el mundo de las pociones al poder alterar el tiempo de fabricación de estas.

–Mi abuelo era alquimista, básicamente seguí los apuntes de toda su vida como mago –Explicó con orgullo.

Y entonces me miró a mi.

–Ya sabes que vas a hacer? –Preguntó al fin después de semanas.

Cada día creía que me iba a preguntar, y cada día me llevaba la contraria, hasta ahora.

Pero la verdad es que aún no tenía respuesta a esa pregunta.

Comenzar de nuevo a estudiar magia prácticamente empezando de 0... por no hablar de que seguramente tendría que irme de palacio para estudiar con alguien que supiera de rúnico.

No quería irme de palacio... no ahora que aleatoriamente el estado de Caillech empeoraba y derrumbaba a Ares.

Aun me sentía raro cuando en daba cuenta de que una decisión tan importante la tomaba por algo tan ajeno a mi.

–A Rumi le he dejado caer que si estaría dispuesta a enseñarle a alguien rúnico, las nociones básicas aunque fuera, y, aunque parezca loca, aceptó encantada –Añadió Ares al recibir solo mi silencio como respuesta–. Sin presión, pero para que sepas que la opción esta ahí.

Rumi... la loca del departamento de Caillech y la única persona en palacio que sabía rúnico.

A ver... podría ser una opción hasta que la cosa mejorara.

–Incluso si lo necesitas podría darte clases particulares –Insinuó sonriendo con picardía.

Ambos sabíamos que esas "clases" no iban a ser clases.

Volver a intentarlo con la magia...

Madre esta vez no estaría ahí... no es como que alguien fuera a gritarme y exigirme nada, pero...

–Cada vez que lo pienso añado más excusas a la lista para seguir atrasando el decir que si –Suspiré cruzando los brazos y cambiando el peso de mi cuerpo a la otra pierna–. Cualquiera diría que le tengo miedo.

Traté de reírme a mi propia broma con amargura, pero Ares no le vio ninguna gracia.

Pocas veces lo había visto así de serio.

–Debo irme a una reunión con el príncipe –Mintió Ares acercándose a Caillech–, si acabo antes de que termine tu trabajo volveré, a ver si merendamos juntos, y me encantaría ver la carta que te a escrito tu padre de su puño y letra.

Caillech nos dejó ir consiguiendo hasta sonreír un poco, pero Ares en cuanto giramos una esquina me agarró y metió dentro de una sala de té para recibir invitados dejando a Lug fuera.

Era la sala de té que se abría en verano por que daba a un pequeño descanso con sillas y una mesa de metal rodeado de flores.

Ahora estaba mal cuidado por el temporal de estos días, no tenía ni la tela que tapaba del sol y que cerraba el espacio a los lados dando algo de intimidad.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora