XXXI

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El príncipe Tahiel me pidió expresamente que, tras acabar la inauguración del festival, paseara con él por las calles de la capital.

El estado de Caillech me hizo decirle que no podía.

Debía ir a por fruta, no me lo pidieron, pero su estado había empeorado mucho.

–Vamos o no? –Preguntó un Tahiel por primera vez con ropa común y todo el pelo perfectamente recogido en un moño bajo.

Había hasta apartado el pelo de su cara.

–Príncipe debería prepararse para la inauguración del festival a las 5 de la tarde –Respondí algo traspuesto fijándome que llevaba una capa marrón bajo el brazo.

–Son las 3, volveremos a palacio antes de las 4, así que a las 5 estaré más que listo –Concluyó como si no fuera obvio que ya lo había pensado todo–. Dijiste que debías ir a por fruta para Caillech e iremos a por fruta, vamos.

Como podía querer tanto a un hombre tan decidido? Quien sabe.

Con cariño le di un beso algo rápido y acepté salir ahora para ir a por la fruta.

Tahiel se puso la capa marrón dejando atrás a Lug. Le cubría hasta la cadera y tenía unos agujeros para sacar sus brazos mientras una capucha tapaba por como el tonto su identidad ayudando de una bufanda aún con la época del año que era.

Las calles estaban llenas de vida y de gente caminando en todas direcciones felices y bailando decorando el exterior de sus casas con mimo e ilusión.

El primer festival tras el fin de una guerra, habiendo terminado con ella precisamente nuestro príncipe, la nación estaba más que orgullosa y las calles demostraban que la gente quería festejarlo hasta el amanecer.

Los algodón es de viento adornaban cada esquina de la ciudad tiñendola de blanco, y verde las que aún no habían florecido del todo.

–Me gusta más invierno –Le quitó importancia Tahiel acompañándome pegado a mi.

–Yo soy más de otoño, pero entiendo la ilusión de nuestra nación por nuestro festival –Conteste bajando por las escaleras de la calle principal al mercado.

Banderas con nuestro estandarte, guirnaldas y telas vaporosas por todos lados... Caillech seguro estaba ansioso por verlo.

Y llegamos al primer puesto de fruta... ninguna era buena.

–Por que no compraste nada ahí? –Dudó Tahiel sin entender por qué lo agarraba para ir al siguiente puesto.

–Por que no están en el espacio temporal perfecto para comer –Expliqué analizando rápidamente el siguiente puesto.

Bien, ahí ya empecé a ver las cosas más cerca del espacio temporal idóneo pero aún así las peras no estaban perfectas.

Compré de diferentes puestos tirando de Tahiel por todo el mercado hasta que ya estaba todo más que perfecto.

–Vengamos a la noche al baile –Sugerí ya caminando de vuelta a palacio.

Ibamos 10 minutos tarde para que a Tahiel le diera tiempo.

–La gente me reconocerá en el baile –Suspiró él negando con la cabeza.

–Pensaré en algo para opacar tu belleza por la noche y poder disfrutar de las estrellas –Respondí parándome rápido para darle un beso fugaz y volver a tirar de él antes de que pudiera recuperarse.

–Estoy deseando que llegue la noche –Aceptó al final llegando a la cabina para subir de nuevo a palacio.

Lug respiró con alivio únicamente cuando nos vio volver comprobando que a Tahiel no le había pasado nada, ni se había despeinado, seguía igual de guapo y firme que siempre.

Monarca (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora