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Volví a casa más tarde de lo esperado. Tuve que ir a la capital para salir en un programa de televisión. No me gustaba salir en la tele pero  era mi trabajo, de eso vivía. Espero que Mara se las halla arreglado bien sola. Era una niña muy capaz, no dudaba de ella. Tenía 8 años, no debía dejarla tanto tiempo sola, podía pasarle algo.

— Mara- dije entrando rápidamente por la puerta- ¡ya llegué!- Su saludo me recibió desde la cocina. Fui a ver qué hacia y me la encontré jugando con otra chica.

— ¡hola!- saludó de nuevo Mara- ¡te presento a mi nueva amiga!- dijo en un tono infantil que me llenó el corazón de ternura.

— un gusto- saludé sonriente, la niña se me hacía familiar. Era rubia, de piel pálida, con ojos celestes. Sus ojos me llamaron la atención, eran muy expresivos.

— ¡un gusto señor!- me saludó educada. Tenía un acento español.

— ¿española?- pregunté en voz alta. Me callé creyendo que era un error a ver dicho semejante burrada.

— de Sevilla- contestó educada- me mudé a La Argentina cuando mi difunta madre falleció.

— lo siento mucho- comencé a balbucear. Había metido la pata.

— no se preocupe, no la conocí, murió cuando yo nací. Mi padre está en el baño si no le molesta. Nos estaba cuidando- miré a Mara con cara de después hablamos y le sonreí a la niña.

— debo agradecerle que hayan cuidado a mi Mara- mi hija sonrió picarona, mis instintos se encendieron, algo me decía que está chica había tramado algo.

— ¡niñas!- dijo una voz entrando a la cocina. Al reconocerla me quedé de piedra- les voy a preparar algo de comer...- dejó la frase a medio terminar cuando vio mi rostro horrorizado. Se produjo un silencio intenso.

— algo me dice que ya se conocen- rompió el silencio Mara- ¿vemos alguna serie?- le propuso a su amiga. La otra chica sonrió y juntas se fueron al living.

Intenté huir de la cocina pero una mano me sujetó el brazo.

— yo no sabía que era tu casa, Fran me dijo que tenía una amiga que estaba sola y vine a ayudar.

— te lo agradezco- dije sin mirarlo- fue muy amable de tu parte.

— solo eso me dirás- no soltó el agarre- ni siquiera puedes verme a los ojos.

— no puedo- confesé para mí sorpresa- y no quiero tampoco.

— ¡ya no somos unos niños!- me encaró- debemos comportarnos como adultos.

— ¡no seré un niño pero soy así!.

— Thiago, verte me llena de recuerdos lindos. La pasamos bien.

— sí- reconocí ácido- solo eso querías de mí: pasarla bien.

— dilo dos veces para que te lo creas- me levantó la barbilla y me miró a los ojos- te resistes y sin embargo sigues siendo el mismo. Mi niño.

— sos muy imbécil, si crees que voy a caer de nuevo en tus juegos- sentencié apartando su mano violentamente.

— me lo merezco- dijo mirando al suelo- todo ese enojo es mi culpa. Fue mi error.

— ¿error?- me desborde- ¡te amaba y me dejaste devastado!. Nunca un porqué, ¡una puta explicación!. ¡Simplemente desapareciste!. Te fuiste con ella- acusé.

— no pensé con claridad- habló sereno, me enojó aún más- mi padre me lo pidió antes de morirse, me dijo que tenía que intentar y todo cambiaría. Le creí y cuando me di cuenta que todo era una mentira era tarde, ella estaba embarazada.

— no me interesan tus escusas- la verdad lo imaginaba y me dolía porque tenía razón. Quería entenderle pero no podía, estaba muy dolido para pensar con claridad.

— haré lo posible para que me perdones. Esto no termina aquí- me amenazó- aún te amo, de hecho, jamás deje de hacerlo. Te recuperaré- dicho esto se fue al living a recoger a su hija. Me quedé en la cocina mirando la nada. Estaba recordando ese pozo inmenso en el que me caí cuando se fue.

— es lindo- dijo una voz a mi lado-  por la cara no te gustó.

— prepararé la comida- dije frío.

—¿ estás enojado?- preguntó tímida- Francia me dijo que tenía un papa lindo y yo no sabía que era él de la foto- me agarré de la mesa y cerré los ojos.

—¿ qué foto?- pregunté.

— la que tienes en la mesita de luz. El dándote un beso mientras sale el sol. Nunca te ví sonreír así. Incluso cuando te dieron mi adopción permanente- los niños son sabios. Ven las cosas que nosotros no queremos ver. Esa foto era mi ancla cuando la depresión golpeaba mi puerta. Aún lo amaba. Siempre lo amé. No podía, lo nuestro ya no puede ser, somos diferentes ahora. No sería lo mismo.

— agradezco que quieras verme feliz- hablé comprensivo- pero Mara ya no soy ese chico. Ahora soy un padre que debe preocuparse por su hija. Tengo mis responsabilidades y no busco el amor. Esa etapa ya pasó para mí.

— eres amargado.

— Prométeme que no seguirás con esto.

— ¡lo prometo!. Aunque sí sucede algo puedo intervenir.

— eres insufrible.

— y me amas por eso.

— pon los platos y cuéntame del colegio.

Esa noche no dormí nada, su voz resonaba en mi cabeza. Te amo me había dicho, aún te amo. Mi cuerpo quería creerle, mi alma lo pedía a gritos. No podía, no sería igual. No confiaría en él.

¿Pero que les pasa a los hombres de mi pasado?, ¿Tienen que aparecer todos?. Primero Facundo, justificando su estupidez con el miedo y ahora Santino con lo mismo. El universo tenía algo en mi contra. Se reía de mí. Me ponía estás estúpidas personas en mi camino. Lo odio, me odio. No pueden hacerme esto. ¡Solo pido un poco de paz!.

Una cosa tenía segura, Santino no tendría oportunidad conmigo. No lo dejaría entrar de nuevo, nunca más, nunca más, nunca más.

Solo debía encontrar una forma de cumplir con mi promesa.

🌈El Chico De Mis Poemas✨  (COMPLETA) (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora