Thiago es un chico gay que es echado del orfanato donde vive al quedar descubierta su sexualidad por culpa de la traición de quién creía su gran amor, y debe afrontar solo los peligros del mundo.
Mientras lucha por sobrevivir el día a día, un chico...
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Me desperté esa mañana con la llovizna golpeando, sutilmente, mi ventana. A mí lado Santino dormía de forma imperturbable, parecía que nada podía despertarlo.
Sonreí al verlo dormir. En estos meses juntos había descubierto mi gran pasión: verlo dormir. Me tenía loco la idea de verlo enredado en las sábanas, tan sereno. Era como si un ángel hubiese caído del cielo y encontrado refugio en mi cama. Ese chico había transformado mi vida en algo más que una novela romántica. Me había convertido en un imán que solo gravitaba a su alrededor.
El día estaba gris. Pero yo lo veía luminoso. Había algo en la situación que hacía que un día triste se volviera alegre. El nublado me parecía poético. Un chico común se despierta al lado de otro y lo observa dormir sin importar el paso de las horas o el hecho de tener hambre o sed. Solo lo observa, como si su vida dependiera de ello. Es poético, me sentía un poeta.
Me levanté a hurtadillas hacia mi improvisado escritorio. Tomé mi cuaderno de poemas y comencé a escribir como un loco. Letra tras letra, formando frases, párrafos y versos. Todo parecía fluir de mí, como si fuera una represa llena, que no tiene otra que abrirse paso hacia el papel.
— ¿qué es lo que escribes tan concentrado?- me susurró al oído mientras me abrazaba por detrás- te eche mucho de menos en la cama.
— necesitaba escribir- dije sin dejar de redactar.
— me gusta verte escribir, es algo sexy- me mordió la oreja- ¿te desconcentro?.
— para nada- susurré temblando de placer por la mordida- me das más inspiración.
— ¡amo ser tu inspiración!- me di la vuelta y lo besé con deseo. Casi me colgué a él. Mi chico reaccionó y me alzó, llevándome a la cama para reinarme las veces que el quisiera.
