Thiago es un chico gay que es echado del orfanato donde vive al quedar descubierta su sexualidad por culpa de la traición de quién creía su gran amor, y debe afrontar solo los peligros del mundo.
Mientras lucha por sobrevivir el día a día, un chico...
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—¿qué haces tú aquí?- oí desde mi habitación. La voz de Santino sonaba colérica.
— ¿Thiago está?- me dió un vuelco el corazón al recordar esa voz. Aldo estaba en mi puerta, a punto de ser devorado por mi psicópata primer amor.
Corrí hacia la puerta con el corazón en la boca. Al llegar me encontré con Santino sosteniendo la puerta, impidiendo a todas luces el paso a Aldo.
—¡ Aldo!- saludé al llegar. Santino me dedicó una mirada gélida.
— Thiago, bombón. Dile a tu novio que me deje entrar- Aldo me guiñó un ojo. Miré a Santino y este lo dejó entrar de mala gana.
— vienes por lo del baño- adiviné.
— si, también soy plomero- ahogué una risa al ver la cara de Santino. La situación en sí era divertida. Un plomero gay sexy, que aparte fue mi amante venía arreglarme la cañería. Era irónico. Obviamente Santino no compartía mi punto de vista.
— bueno, te acompaño al baño para que veas ese desastre. Desde ayer que no tenemos agua- confesé- estoy todo sucio por culpa de esos caños.
— te ves sexy igual, como una presa salvaje- coqueteó. Santino gruñó por lo bajo.
— tú y tus chistes- intenté salir de la situación- si necesitas algo estoy en la biblioteca. Santino creo que se quema algo en la cocina- le avisé mientras olía el aire.
— quizás huela a burdel- me susurró al oído- después de todo ese es el olor que yo percibo.
Lo seguí a la cocina rojo como un tomate. Y no de vergüenza sino de rabia. ¿Como se atrevía a tratarme como perra de cabaret en mi propia casa?. Era hora que le pusiera los puntos bien claros.
— ¿se puede saber que mierda te sucede?- lo encaré- ¡no puedes tratarme de perra barata en mi propia casa!.
— tenías razón- me ignoró- algo se estaba quemando.
—¡No me ignores!- estaba a punto de arrojarle algo.
— ¿no tienes cosas que hacer?- preguntó con cara de póker- ¿como chuparle el pene al plomero?.
— Santino- le advertí- no sigas.
— ¿para eso está aquí no?.
— ¡está aquí para arreglar los caños de agua!. ¡No sabía que él era el plomero!.
