Corazón partido

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Los ojos de Clauden eran vivaces, su mirada recorría a Dahana de arriba abajo sin si quiera pasar por alto un detalle, desde siempre había confiado en su buena capacidad de observación y bastó que solo diera una mirada penetrante y detallada a su compañera para descubrir que algo andaba mal.

Con tan solo verla de lejos se notaría que algo andaba mal, para comenzar Tania ni siquiera estaba a su lado como en otras ocasiones, para terminar, el brillo que sus ojos se había extinguido por completo, casi como si fueran ojos muertos.

Dahana sintió que le prestaban más atención y por inercia giró para toparse con el rostro serio y algo consternado de Clauden. 

-¿Sucede algo?- Preguntó con un tono neutro que denotaba emociones reprimidas.

-Eso debería de preguntar yo.- Clauden se acercó al asiento en donde Dahana esperaba paciente la llegada de los demás líderes, podía ser que todos estuvieran encerrados y con todo el personal muerto, pero seguían siendo asesinos, ahora solo quedaba reunirse y tener precaución para elaborar un plan que les garantizara descubrir la identidad del traidor, porque para esas alturas era más que obvio que había por lo menos uno. -¿Quieres hablar de ello?-

Clauden no pasaba mucho tiempo con Dahana pero debido a su cariño hacía ella sabía cuando algo estaba mal, y, aunque era bastante impulsiva, también sabía cuando detenerse y cuando preguntar.

Ahora moría de ganas por saber que pasaba con su amiga pero si esta no quería hablar tampoco iba a presionarla, con tantos sucesos de los cuales hacerse cargo era natural que ambas se sintieran consternadas y mantuvieran guardias en alto.

-Quiero...- Dahana se desparramó sobre la mesa, arrugando un poco el mantel blanco. -Pero no sé como.-

-¿Es complicado?-

-No quiero que me odien.-

-Nadie va a odiarte... Bueno, al menos yo no.- 

Dahana elevó la cabeza para volver a encontrar la mirada de Clauden, luego habló.

-¿Qué estarías dispuesta a hacer para mantener a salvo a Jon?-

Esa pregunta tomó desprevenida a Clauden, ella no pensaba que la plática tomaría ese camino, no en esos momentos, pero tampoco se rehusó a responder, tenía una respuesta así que la dijo sin más.

-Todo lo mío, suena loco pero todo.- Clauden recargó la cabeza en su mano derecha y sonrió. -Aunque me gustaría enfatizar que lo daría toooodooo por él la verdad es que no podría dar algo que no me pertenece, no podría arruinar la felicidad de alguien más arrebatándole su todo solo para salvar al mío, en ese caso daría todo lo mío, la felicidad de los demás no me concierne y tampoco me pertenece, no puedo entregarla y arruinarla, así que por él doy todo lo mío, tiene mi vida, mi amor,  mis huesos y mis cenizas.-

-¿Y tu cuerpo?- Dahana se estremeció al decir las palabras pero no se contuvo. -¿También lo darías?-

Clauden frunció el seño pero contestó igual, no preguntaría motivos o razones, solo daría las respuestas pedidas y algunos consejos no solicitados.

-Didy...- Su tono pasó de ser dulce a ser serio. -Creo que el amor no es solo sacrificar, la humanidad, no, la sociedad ha impuesto estándares con el paso del tiempo y ha catalogado cosas buenas y malas en una relación. No todo lo que dicen es verdad. Sacrificar algo por alguien no demuestra que le ames, el sacrificio no siempre es una muestra necesaria de amor, o ni siquiera es una muestra de amor. Y en mi opinión muy personal creo que la persona que te ama jamás querría que sacrificaras algo por ella, si te ama de verdad, nunca te pediría sacrificar algo, o elegir. El amor en un vínculo, uno que puede o no ser para siempre. Son decisiones de cada quien pero... Nunca veas al sacrificio como parte del amor.-

-¿Entonces?- 

Un suspiro triste salió de los labios color melón de Clauden antes de que desviara la mirada a un punto en la nada.

-Depende de la situación. Y escucha, Dahana, si Tania te quiere no va a necesitar una demostración como esa, no necesita nada, de lo contrario no es amor.-

En vez de contestar Dahana se tomó varios minutos para controlarse, controlar sus emociones y sus pensamientos, desde el día anterior apenas y podía pensar con claridad, luego de aceptar una condena por el bien de los demás pensaba si eso fue lo correcto.

Cuando era pequeña sus nodrizas le enseñaron a distinguir lo que era bueno de lo que no, creyó tener una visión fija y clara en cuanto a ese tema, malo era el que hacía cosas que la ley prohibía, bueno quien realizaba acciones que apoyaba y servía a la paz.

No pensó que con el tiempo y mientras más pasaba en la sociedad, más y más confusa se volvería su definición, ya no había buenos y malos, se dio cuenta de que en cada ser humano la maldad y el bien convivían, solo que en ocasiones una parte predominaba por encima de la otra.

Al enfrentar casos pesados comprendió que los villanos tenían motivos, y ya no supo si era ella la que estaba haciendo lo  correcto o por el contrario, quizá encerrar a esa gente era lo incorrecto.

Esa confusión predominó por mucho tiempo y, aunque la creyó olvidada una vez más  volvió para atormentarle, justo en el momento menos oportuno.

-¿Puede alguien decirme que hacer?-

-Eso depende de lo que quieras hacer.-

Ante esa voz sus ojos se volvieron aún más oscuros, aquel casi imperceptible cambio, no pasó desapercibido por Clauden quien se sorprendió de ver que  en vez de brillo, como normalmente pasaba, había aparecido una oscuridad llena de remordimiento.

-¿Y R?- Dahana miró por detrás de Tania, buscando con la mirada cualquier otra cosa que no fuera ella.

-Va a investigar algo con Minerva.- Tania intentó parecer firme, alegre y saludable igual que siempre, pero por dentro estaba al borde de morirse, literalmente, por alguna razón sus órganos no se recuperaban como debían y el dolor de perderlos poco a poco era un tormento peor a los que Valeska la sometía cuando se portaba de una forma indecorosa.

-Ya veo.- Dahana volvió a su antigua posición y casi suelta un brinco cuando la mano de Clauden le acarició la cabeza.

-No te reprimas, tu corazón sabe lo que quieres, es bueno que lo dejes guiarte a veces.-

-¿Cómo?- Dahana susurró. -¿Cómo dejar que me guíe cuando no hay a donde ir? ¿Cuándo esa persona puede dejar de existir?-

Clauden no dijo más, no entendería esas palabras hasta algún tiempo después, cuando el tercer caos fuera desatado.



ND Secretos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora