-Estás sangrando...-
-Estoy bien.-
-¡Estás sangrando!-
-¡Que estoy bien carajo..!-
Un sonido de una cachetada resonó en la habitación. La mejilla derecha de Tania comenzó a punzarle por el dolor del impacto de la carne contra la carne, estaba acostumbrada a ser reprendida físicamente pero debía de admitir que aquella cachetada había sido buena, por primera vez su carne le ardió tanto después de un golpe no tan merecido.
-Auch.- Dijo sobándose su piel que comenzaba a tornarse roja como la sangre.
-Vuelve a decir una palabrota como esa y te meteré dos cachetadas más.- Amenazó el joven arrodillado frente a ella.
-Puta mierda.- Soltó Tania solo para molestar, quien hubiera imaginado que aquel jovencito era muy fiel a su palabra y no dudó en volver a pegarle a ella tal como había dicho segundos atrás.
Raiden Tanya era, sin duda, el claro ejemplo del mal humor y la caballerosidad en persona, un joven que siendo menor que Tania no dudaba en pegarle y someterla solo porque hablaba con un vocabulario "indecoroso" en términos del propio príncipe. Tania se divertía por eso, lo encontraba cómico hasta cierto punto y también podía entenderlo, como miembro de la realeza seguro le inculcaron desde muy joven valores y modales para que no deshonrara a la corona real de su patria.
Además como escritor, poeta y crítico de literatura, no era de extrañar que valorara demasiado el lenguaje, las palabras y la forma en la que estas son empleadas, no solo por él, sino por todo a su alrededor.
-Hay mucha droga en tu cuerpo.-
El príncipe soltó la mano de Tania, su piel comenzaba a mostrar quemaduras que venían desde el interior, en sus antebrazos esas marcas ya eran muy visibles, en zonas como su estómago la piel interna ya era notoria, aún así Tania se había esforzado por mantener una actuación perfecta, pero engañar al príncipe era como querer engañar a su corazón, básicamente imposible.
-No consumí más que un bocado, no encuentro como es que...-
-Medicinas.- Raiden se había paseado de un lado a otro dentro de aquella habitación encontró un pequeño bote con pastillas y se las entregó a Tania para que las mirase.
Cuando la droga se hizo popular en su país él se encargo de llevar el caso junto a su tío, sabía como actuaba la droga, sabía los síntomas y señales, por todo esto supo de inmediato que algo andaba mal con la asesina. Mientras los demás hablaban de un plan para escapar, él se escabulló junto a Tania, a quien sacó casi a rastras de la sala, luego la condujo de vuelta a su habitación para revisarle, jamás pensó que las heridas ya hubieran avanzado demasiado, incluso se sorprendía de que Tania siguiera viva, con tanta destrucción interna al menos debió de haber muerto durante la noche.
-¿Medicinas?- Tania veía y veía el frasco pero no notaba nada anormal en él. -Son las que me dieron mientras estaba inconsciente y al despertar, ayudan a recuperar mi energía y...-
-Están mezcladas con droga.-
Esas palabras por sí solas no aterraban mucho, pero cuando era Raiden quien las decía Tania sentía su cuerpo temblar, la voz del joven era profunda, como un abismo negro, pero a la vez era calmada como el mar en un día soleado, e igual tenía una pizca de ácido, Raiden era experto en sonar sarcástico y serio a la vez, podía burlarse de uno y no te darías cuenta hasta después, sabía jugar con las palabras y, eso aterraba.
-¿Cómo?-
Raiden la miró, se sobó la cien y soltó un suspiro.
-¿Qué otras cosa has ingerido durante estas horas a parte de las medicinas?-
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ND Secretos de medianoche
RomanceLa conferencia de líderes asesinos se lleva acabo una vez al año en distintos países con el fin de intercambiar información, pasar reportes, y estar al tanto de lo ocurrido con las demás organizaciones durante el transcurso del año anterior. Dahana...