[OffGun] Mentira

40. Mis Padres

Aquellas frías paredes y grandes puertas, me recibieron cuando entre a ver a mis padres, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que vine, justo hoy sentía que los necesitaba de ellos y su apoyo hacia mi. 

Recuerdo a mis padres con un amor tan especial, tenía quince años cuando ellos se fueron de mi lado y empecé a vivir solo, su padre era una persona calmada y tímida, siempre sabía qué decir ante cualquier situación, en sus brazos se sentía a salvo, recuerda que siempre le pedía un abrazo cuando más lo necesitaba. Recuerda a su madre, aquella mujer trabajadora, cariñosa, jamás le hizo falta su amor, siempre la tuvo, ella era diferente a su padre, no demostraba afecto hacia otras personas, era el tipo de personas que dónde llegará siempre podría hacer amigos, cuando ella besaba mi mejillas o mi frente, me sentía súper feliz.

Ahora que me faltan los dos, me siento tan solo, recuerdo a aquel accidente, Había salido con mis padres a visitar a mi abuela y unos tíos, duramos todo un fin de semana, cuando regresábamos a nuestro hogar, un auto que iba a toda velocidad chocó con el auto donde veníamos nosotros, lo máximo que supe es que aquel conductor estaba ebrio, cuando desperté, las enfermeras me miraban con lástima, entonces fue cuando me enteré de lo que había sucedido, al quedar sin mis padres, mi custodia fue dada a mi abuela, quien se dedicó a cuidar de mi, pero cuando tenía 15 años, ella murió, desde ese día quise vivir por mi cuenta, solo.

Ahora estoy al frente de sus tumbas, la últimas que vine fue porque estaba a nada de rendirme, eso fue hace cinco años, ahora solo quiero saludarlos, sentirlos a mi lado.

-Hola - susurré acariciando ambas tumbas, me encontraba en medio de las dos - ¿Que tal las cosas haya arriba? - sonrió, de solo pensar en mis padres riendo juntos, o cuando su padre le robaba algún beso a su madre, o cuando discutían pero terminaban riendo. los extrañaba, pero sabía, que ellos lo estaban apoyando desde haya arriba.

Les contó los últimos acontecimientos, recibiendo unas suaves brisas, que le recordaban la calidez de un abrazo.

Tus latidos gritarían...