In any Life, In any World [TodoDeku]

Elfo de Navidad

AU sin quirks
#DisfunciónFamiliaraNivelNormal #TouyaBuenHermano -más o menos-

Un buen regalo para su querido hermanito, que además iba a ahorrarle algo de dinero, esa era una brillante idea.

Fuyumi siempre ha sido la más entusiasta de su familia, es de esas personas que con cada festividad tira la casa por la ventana; decoraciones en grande, una comida esplendorosa y deliciosa, invitados por monton. Es realmente el único capricho de "niña rica" que siempre ha tenido.

Pero hay una sola festividad que nunca, NUNCA, ha podido celebrar como se merece.

Su padre, como siempre, ha sido muy apegado a lo tradicional, a lo japonés; entonces, una fiesta occidental como la Navidad, estaba sin duda alguna fuera de discusión. Por supuesto, Fuyumi, aprovechó su posición como la única hija mujer para cumplir con su deseo de decorar un bonito árbol y llenar de luces la mansión de la familia Todoroki. Su padre fue duro, pero después de 23 años de berrinches (los cuales le avergüenzan y desearía olvidar) finalmente logró -a regañadientes- convencerlo.

Es por eso, que arrastró a sus tres hermanos al centro comercial, dispuesta a comprar todo lo que se necesita.

—¿Por qué demonios hay tanta gente?— pregunta Natsuo, quien gracias a su altura y complexión (heredados de su padre) abre camino para el resto de sus hermanos, que caminan en fila india detrás de él, en medio de la multitud.

—¡Porque ya es diciembre!— respondió Fuyumi a sus espaldas, leyendo una y otra vez la lista que llevaba en sus manos enguantadas.

—No sé que diablos hago aquí, te dije que no cargaría nada— se quejó Touya, el mayor de todos, con voz y rostro aburrido.

—Aunque aceptó, sé que el viejo se molestará una vez nee-san lo haga cantar villancicos— Shoto, el más joven de los cuatro, intentó darle ánimos, que supo, fueron efectivos gracias a la sonrisa macabra de su hermano mayor.

La tarde de compras fue más cansada de lo que cualquiera de los tres varones pudo haber imaginado. Fueron arrastrados tienda por tienda, por su hermana que medía al menos una cabeza menos que ellos. El primero en rendirse fue Shoto, sus pies dolían y tenía sueño, y si no dormía su siesta, tendrían que enfrentarse a un berrinche de hermano menor a nivel monumental.

—Ese es el anciano que trae regalos ¿no?— Touya señaló el gran árbol en medio del centro comercial, donde el conocido barrigón vestido de rojo se tomaba fotos con los niños. —Quizá podamos pedirle que se lleve lejos al viejo.

—¡Oh! ¡Vamos a tomarnos una foto con él, a mamá le encantará!— Fuyumi ignoró el último comentario de su hermano y antes de que alguno pudiera quejarse o al menos huir, ya se encontraban siendo empujados hasta el colorido lugar.

—Nee-san... quiero irme a casa— Shoto habló con voz suavecita y carita de cachorro, sabiendo que era el punto débil de su hermana.

—Ni lo pienses ¡Es casi un milagro poder sacarte de casa Shoto!— la albina ni siquiera volteó a verle.