In any Life, In any World [TodoDeku]

Chica Podrida

Nunca creyó encontrar algo que le apasionara tanto. Pero está preocupada de que sea tan obvio.

Yaoyorozu siempre ha pensado que la valentía de esas chicas que desean confesarse en el día de San Valentín es admirable.

Hagakure llegó esa mañana dando saltitos y tarareando; y después de las interrogantes de Ashido, terminó mostrándoles el bonito -y aparentemente apetitoso- chocolate casero que hizo para Ojiro.

Sus amigas discuten cuál sería la mejor manera para entregarlo. Pero a pesar de que se encuentra muy feliz por Toru, Momo tiene la mente en otra parte.

—Parece ser que nuestra querida Yaomomo también piensa en alguien especial— la voz traviesa de Mina susurra en su oído llamando su atención. La pelinegra voltea, con sus ojos ónix reluciendo en confusión.

—¿Eh?

—¡No te hagas la desentendida Momo-chan!— secunda Hagakure. —¡Llevas varios días suspirando y perdida en tus pensamientos!—Momo deja ver su desconcierto de nuevo. —¡Es por Todoroki-kun! ¡¿Cierto?!

Yaoyorozu tarda un par de segundos en reaccionar, pero ya es muy tarde cuando su rostro decide colorearse de rosa. Antes de que ella pueda explicar (o inventar una excusa), Asui empeora la situación.

—En realidad... he visto que Momo-chan mira mucho a Midoriya-chan— un silencio muy incomodo se hace presente, y Momo solo atina a sonrojarse más fuerte.

Mina es la primera en perder la cabeza, seguida por Hagakure. Es una suerte que el salón esté vacío a la hora del almuerzo, pero si ambas siguen gritando de esa manera, no tardaran en llamar la atención.

—¡A-Ah! ¡No es nada como eso Mina-san!— Yaoyorozu tartamudea y siente el nerviosismo brotando desde su estómago.

—¡No lo había pensado! ¡Pero Midoriya también tiene lo suyo!

—Es un chico sencillo pero lindo— asiente Toru.

Y los gritillos continúan sin darle a Momo la oportunidad de aclararse.

—Está bien, ya basta— Jirou, a su lado, finalmente forma parte de la conversación y voltea a verla con comprensión. —No la molesten. Será mejor que nos enfoquemos en tu situación, Hagakure.

La atención vuelve a enfocarse en la chica invisible y Momo le agradece a Jirou con una sonrisa apenada.

No la mal entiendan, Yaoyorozu es consciente de que tal vez en otro momento no sería imposible enamorarse de uno de ellos; piensa, ambos son muy buenos chicos, valientes, amables e inteligentes, con un encanto tan único y entrañable.

Todoroki-san le ayudó mucho en un momento cuando sus inseguridades la ahogaban, Midoriya-san le ha inspirado a dar lo mejor sí para convertirse en una heroína admirable.