1- Irina

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Y otro día más salía del instituto, me iba andando a casa, acompañada de mi mejor amiga Ainara, comía y sin siesta, que, aunque en mi país, sea tradición, como mucha gente lo ve, nunca la cumplo, me pongo a hacer mis deberes y a estudiar. Y esa desgraciadamente es mi rutina. Me aburría, sinceramente. Siempre hacía lo mismo, todos y cada uno de mis días me aburrían, quería cambios quería gente nueva... pero en un pueblo tan pequeño como este... los cambios no eran muy frecuentes.

Quería cambiar de aire. No soportaba la rutina.

Mi vida tampoco es que fuese un lujo, mis padres se divorciaron cuando yo tenía un año y medio, y con ello discusiones, papeleo, broncas, lloros... Además de que poco a poco, con los años he ido desarrollando varios problemas con la comida, los cuales tengo y sobrellevo como puedo. Es decir, mal, pues como a deshoras o directamente no como y me obsesiono como hacer deporte para gastar calorías.

Tenía una hermana mayor, Claudia, estaba a punto de irse a la universidad por lo que apenas la veía. A mi hermana menor, Silvia tampoco la veía mucho puesto que era hija de mi padre, pero no de mi madre que era con quien yo vivía, por lo que sí, era la mediana, la olvidada, pero eso, tienes sus ventajas, hacía lo que me daba la gana, aunque no era nada del otro mundo, no penséis que me escapaba, fumaba y me iba de fiesta sin preguntar. No, esa no era mi vida y esa no es esta historia.

Pero en general mi vida iba bien, sacaba buenas notas, tenía amigos, tenía a mi mejor amiga, tenía novio... ¿Qué más podría pedir?

HOY

- Por fin, fin de semana - dice Ainara tirando la mochila a su cama y tras la mochila, ella.

- No te alegres tanto, esta es la última semana de la evaluación y tenemos los últimos exámenes - le dije medio riéndome, porque sabía que se pondría a estudiar el último día – Además, tenemos que sacar buenas notas si nos queremos ir fuera.

- Mira que te gusta joderle la felicidad a la gente recordando los putos exámenes – Dijo levantándose y sentándose en el borde de su cama - además no creo que a tu novio le haga mucha gracia que te vayas a estudiar un año entero a Estados Unidos, ¿en serio crees que se lo va a tomar bien? - dice Ainara hablando con humor, entre nosotras siempre éramos unas maleducadas.

- Álvaro ya lo sabe, y me ha dicho que le parece bien siempre y cuando hablemos y no nos distanciemos, que si eso ocurre debemos hablar y sinceramente me parece bien, además confío en él si es a lo que te refieres - le digo siguiéndole la broma, pero diciéndole lo que realmente pensaba de esta situación.

- Bueno Irina, sabes cómo son los chicos, a estas edades solo saben pensar con la cabeza de abajo. Tienen las neuronas suficientes para no cagarse encima, comer y poco más - me dice seria de repente. Sé que solo se preocupa por mí, pero no creo a Álvaro capaz de hacer algo que me perjudique, después de todo, le he contado cosas que no me gustaría que se sepan de mí, porque llegué a un nivel de confianza con él que se las conté.

Ainara y yo pasamos toda la tarde juntas hablando de los intercambios que vamos a hacer el curso que viene. Ella se iría a Alemania, para obtener un mayor nivel de cara a Bachiller, y yo... bueno yo me iría a Estados Unidos, específicamente a Miami. Me alegré muchísimo cuando me dijeron que podría irme a USA durante un curso entero. Siempre había querido esa beca, y este año es el que me la habían dado, necesitaba aprovechar esa oportunidad.

De momento lo único que sabía es que mi familia de acogida era que tenían dos hijos, un chico dos años mayor que yo y se llamaba Jason, y la otra es una chica de mi edad, Lara. Me pasaron el número de Lara para que pudiese hablar con ella e ir conociéndonos.

Simplemente, Miami. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora