10- Jack

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Cuando llegamos a la puerta de la casa de enfrente, el resto salían de casa de Jackson.

Genial.

Llamamos al timbre y esperamos unos escasos segundos, hasta que Irina nos abrió.

- ¡Hola a todos! - todos le devolvemos el saludo y vamos pasando uno a uno.

Todos la saludaban con un abrazo que ella recibía gustosa.

Intenté no abrazarla, no me gustaba la sensación de no tener el control de mis acciones, sobre todo, por si la cagaba. Pero me abrazó sin poder quitarme, no me pude resistir, no a ella. Creo que nunca tendría la voluntad suficiente para no sucumbir a ella.

Su abrazo me trasmitió una paz que hacía tiempo que no sentía. Igual que la noche anterior estando pegado a ella en el balcón.

Toda ella transmite paz y eso me encanta.

La reunión y las confesiones, nos dejaron mal a todos. Sobre todo, lo que más me afectaba a mí, era la decepción que había provocado en mis hermanos y esa ofensa que había lanzado Jason. Esa decepción y esa furia conseguí calmarlas, incluso, olvidarlas por unos momentos solo con ella en mis brazos.

-Tranquilo - me susurró.

Cuando pasamos a la cocina fui a saludar a mis tíos, no eran de sangre, pero, al fin y al cabo, lo eran. Nos hicieron a todos las típicas preguntas de que tal todo, como estábamos, que tal el verano, las novias... en fin, todo eso que hacen nuestros tíos porque quieren saber de nuestras vidas.

Nos acabamos sentando en la mesa y empezamos a hablar y a comer los entrantes del tío John, noté que alguien se levantaba de la mesa y levanté la cabeza. Irina, se acababa de levantar y se dirigía a la cocina. Tardó un rato, pero no me preocupé.

Cuando la vi entrar por la puerta me fijé en su atuendo. Iba sencilla, como ella era, con un vestido negro y unas converse negras, que le daban ese toque tan ella.

¿Por qué coño estaba fijándome en su ropa y en ella?

Pues chico, tú sabrás, pero vamos, creo que todos aquí nos lo imaginamos.

Que te calles, nadie te ha llamado, y no, no me gusta.

No sé si te gustará o no, pero que la piensas mucho sí, además soy yo quién está en tus pensamientos, por lo que lo sé mejor.

CÁ LLA TE

Paul y Jackson, que estaba a mis lados, me dieron con el codo para que dejase de mirarla. No sé si ella se dio cuenta, pero durante la cena la miraba discretamente, mientras reía, mientras hablaba, mientras escuchaba... ¡Me quedaba empanado!

Llegó la hora del postre e Irina se levantó y fue a por él. Cuando vino, puso en la mesa un recipiente con algo blanco que olía a café. La tía Victoria sonrió ante aquel postre.

- Es un postre italiano, pero yo lo comía en España - dijo dándole un cuchillo al tío para cortarlo.

- Es un bizcocho bañado en café, que lleva una crema y cacao por encima - Explicó la tía mientras le llegaba su trozo - Está muy bueno, además lo ha hecho Irina.

- Bueno, lo hemos hecho entre las dos – habló.

Lo probé y es cierto, estaba muy bueno y aunque no debería tomar azúcar, ya que eso me alteraría más, lo tenía que probar, no quería hacerle el feo de no probar su postre. Estaba delicioso.

¿El postre o ella?

No te callas ni debajo del agua.

Te jode, ¿eh?

Simplemente, Miami. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora