33 - Irina

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- La solución era cosa de dos – Lo miré pícara – Es mi turno de cumplir – Dije con más seguridad de la que en realidad sentía.

Se me quedó mirando unos segundos hasta que reaccionó.

- Morena, que te lo haya hecho yo no significa que lo tengas que hacer tú – Estaba sorprendido de mi arrebato.

- ¿Y si quiero hacerlo? – Pregunté. Realmente quería hacerlo sentir tan bien como él me había hecho sentir a mí.

- Pues... - No le dio tiempo a terminar la frase, lo arrastré al borde de la cama y me arrodillé en el suelo frente a él.

- No sé muy bien cómo hacerlo – Le digo.

Tardó unos segundos en contestar, no se esperaba esto, o por lo menos no se había hecho a la idea todavía.

- Emmm... Lo primero ¿de verdad quieres hacerlo? – Asentí – Tú hazlo como puedas y ya te voy diciendo yo, ¿de acuerdo?

- Está bien.

Antes de que se diese cuenta me subí encima de él a horcajadas y empecé a besarlo, muy lentamente, él llevó sus manos a mi culo, recubierto por las bragas que anteriormente me había quitado Jack y metió la lengua en mi boca.

Empecé a mover las caderas frotando mi feminidad con su miembro lo que hizo que se poco a poco se fuese endureciendo más y más.

- Solo con esto podría correrme – Gruñó en mi cuello.

- Pues esto no ha hecho más que empezar.

Le mordí el lóbulo de la oreja y empecé a besarle el cuello sin hacerle marca, bajé mis besos por su torso, sus tatuajes, sus abdominales, donde me paré a morder cada uno de los oblicuos. Terminé en la misma posición que al principio, arrodillada frente a Jack, sin saber muy bien que hacer, pero había que poner en práctica toda la teoría que había leído de Megan Maxwell y en general de muchas historias, con eso algo podré hacer.

Le quité el bóxer negro y los dejé junto a mi ropa, en algún rincón de la habitación, libré su gran, muy gran, erección, y empecé a acariciarla. Por las expresiones de Jack, no lo estaba haciendo mal, al parecer le gustaba.

Seguí así un poco hasta que agarré el suficiente valor para lamer y meter, o por lo menos intentar meter algo de su pene en mi boca. Lamí de abajo hacia arriba el falo, hasta el glande, lo repetí varias veces, hasta que, al llegar al glande, metí su polla en mi boca.

- Joder... Irina... - Soltó Jack en un gemido ronco. Estaba con los ojos cerrados y con la respiración acelerada – Por favor, no pares ahora.

En respuesta intenté meter un poco más, aunque lo que no cabía lo acariciaba. Estuve así un rato hasta que se me ocurrió la idea de succionar y a la vez acariciar, lo había leído en un libro que me gustó bastante y lo puse en práctica. Al parecer, realmente funcionaba.

- Hostia, Irina – Volvió a gruñir/gemir.

Lamí, chupé, succioné y acaricié durante un rato hasta que noté que todo se tensaba y se ponía más rígido de lo normal.

- Irina... para... - habló Jack entrecortadamente – no quiero que...

La verdad es que lo ignoré, tenía curiosidad por saber que era lo que se sentía, eso que tantas veces he leído, quería saber a qué sabe el semen.

- No... Irina para... joder – Gimió.

Empecé a hacerlo mucho más rudo, más rápido, hasta que después de unos minutos se vino en mi boca con un gruñido demasiado ronco. Era mucho por lo que lo tuve que tragar por partes, aun así, se salió un poco de mi boca, pero lo lamí y lo tragué. Tenía un sabor amargo pero dulce, era extraño, y me gustó.

Simplemente, Miami. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora