9- Jack

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Unas horas antes de la cena.

Joder.

Todos me miraron, excepto Marco, que, aunque agachase la cabeza sabía que no había abierto la boca. Sabía que sospechaban que algo conmigo no estaba bien desde hace tiempo, pero no me esperaba una reunión.

Aunque aún no tenía claro si era una reunión o un interrogatorio.

- Jack, este el momento en el que te toca ser sincero con nosotros. Te toca hablar a ti.

- No tengo nada de que decir y llamarme para esto es una puta pérdida de tiempo – Dije levantándome, preparado para volver a salir por la puerta.

- Jack, por favor, somos tu familia... - Insistió Lara.

- Me voy - dije en un tono neutro, agarrando mi chaqueta.

Cuando eché un último vistazo me encontré a todos mirándome con preocupación, incluso Marco había levantado la cabeza, Lara tenía los ojos aguados, sabía que realmente yo le preocupaba. Todos aquí somos como hermanos. Nos hemos criado juntos.

¿Tú crees que es hora?

Si alguien te puede ayudar, son ellos.

Entonces, por primera vez en mucho tiempo, te haré caso.

Ya era hora.

Era hora de ser sincero.

Volví a sentarme

- Está bien – suspiré.

- ¿Por qué hay veces que desapareces? Pareces un fantasma como si nunca hubieses estado allí – Me preguntaron después de un tiempo.

- Porque soy adicto a la marihuana y a la cocaína - dije agachando la cabeza, después de un rato –Cuando desaparezco, es porque tengo mono y no lo puedo aguantar, por eso necesito irme.

Hubo un silencio sepulcral, nadie habló, nadie preguntó nada.

- Jack... - Paul rompió el silencio murmurando.

- Lo sé, estoy... estoy intentando dejarlo, de hecho, llevo varios días más de la cuenta más sin tomar - no levanté la cabeza.

- ¿Cuánto es el tiempo que llevas sin tomar? - dijo Jay

- Desde que vino Irina, hará una semana o así - no levantaba la cabeza, no quería ver cómo me miraban con más lástima ni con más preocupación, ya tenía yo bastante compasión para mí mismo.

- Joder - expresó Jackson

- ¿Por qué desapareces en mitad de la noche con la moto y vuelves de madrugada? - Preguntó Paul de nuevo, sabía que él era el que más se preocupaba, después de todo, él es mi hermano y el más dolido. Nunca le conté nada.

- Porque... - Mentirle a mi hermano sobre esto era tentador, no quería que él lo supiese, pero no podía hacerle eso, no más mentiras - Compito en las carreras clandestinas de Miami.

- ¿Por qué? ¿Por qué lo haces? - Lara, a ella tampoco quería mentirle, era como mi hermana pequeña. Ella mientras se regocijaba en Jackson, que la cubría con su enorme cuerpo.

- Por el dinero, no quiero usar el dinero de mis padres para pagarme la droga. Sería como usarlos a ellos, y no puedo hacer eso - Hice una pausa – Además... mientras estoy compitiendo, no pienso en nada más. Me relaja.

Hubo un silencio triste, nadie se esperaba eso de mí, y eso, era lo peor de todo. Haber decepcionado así a quienes me consideraban su hermano, su familia. Esa decepción, sé que siempre seguirá en mi cabeza, en mis remordimientos.

- Jack, sobre lo de esta mañana... - dijo Lara – No puede volver a repetirse, no puedes entrar en medio de la noche a mi casa.

- Sí, lo sé, lo sé, perdona.

- ¿Qu- Qué? – Dijo Jason alertado y enfadado.

- Sí, fui anoche a tu casa, ¿y qué? – Dije enfrentándolo – No pasó nada, aparte de que me dio un ataque de abstinencia, no ocurrió nada más.

- ¿Y por qué cojones tienes que ir a mi puta casa a media noche? ¿No tienes tú una? – Dijo Jason enfadado.

- Yo qué sé, fui por ir, además de que...

- Como hayas dejado droga en mi puta casa... - Me amenazó y, obviamente, eso me ofendió, la traición de ese tipo era algo que ni si quiera me planteaba.

- Sí, seré un drogadicto y sí, seré un delincuente, pero no un vendido. Jamás echaría mierda en el tejado de mi familia – Dije levantándome y cogiendo mi chaqueta – Eso tú, al parecer, no lo tienes tan claro.

Antes de salir al pasillo señalé a Marco y le dije - ¿Ves por qué no quería decir nada? – Asintió, agachó la cabeza y yo me fui.

Fui a cambiarme a mi casa, hoy había una cena con los tíos y sí que quería ir, hacía tiempo que no se dejaban caer por Miami y los echaba de menos, igual que a mis padres. Me alegraba que ya por fin, este año volverían a casa. Seguía cabreado con Jason por esa acusación, pero iría a su casa, además de que así sería una buena excusa para hablar con Irina, me apetecía.

Como me había duchado hace dos horas, no me iba a volver a duchar, aunque sí que me cambié de ropa. Me puse una camisa negra con unos vaqueros del mismo color y otras zapatillas negras y blancas.

Al poco tiempo llegó Paul, se cambió rápidamente y mientras lo hacía estuve pensando en todo a la vez: En las drogas que consumía, que ellas, a su misma vez, me consumían a mí; en Irina, esa chica que no me saco de la cabeza, la misma preveo que me hará romper una promesa, la misma que seguro, que me volverá a hacer sufrir; en mis amigos, mis hermanos, mi familia... esos que me apoyaron, me apoyan y me apoyarán siempre, al igual que yo a ellos; en mis padres, quienes ahora mismo están ausentes, que vienen y van, y, aunque sé que es por dos años que mis padres estén lejos de nosotros para que jamás nos falte nada, los echo en falta.

Paul finalmente bajó, percibió lo que me pasaba, cosas de hermanos supongo. Vino a mí y me abrazó.

- Jack, me preocupas – Dijo con su brazo rodeándome.

- Lo sé, y lo siento por ello.

- No te disculpes, eres mi hermano y lo serás siempre, por ello me preocuparé siempre por ti, pero... no impidas que nada ocurra. Si tiene que pasar, pasará - dicho esto, me quitó el cigarrillo de la boca y lo apagó en el cenicero- ¿lo estabas dejando no?

Asentí y a la vez puse los ojos en blanco, aunque su última frase me dejó pensando.

Si tiene que pasar, pasará.

- ¿Vamos? - pregunté cogiendo la chaqueta de cuero negra.

- Sí, vamos, pero antes deja el paquete que llevas en la chaqueta - Dijo con una sonrisa.

- No me acordaba de él, casi nunca lo uso.

- Ya claro, y mi pelo es negro – Se dirigió a la puerta, pero antes de salir se dio la vuelta y me señaló – No le hagas caso a Jay, es imbécil, además, estoy convencido de que no lo decía en serio.

- Sí por supuesto, que te diga a ti que le dejas mierda en su casa, a ver qué pasa.

- Lo sé – Dijo una vez que salimos – Pero ignóralo.  

Simplemente, Miami. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora