Olía bien... no me quería despertar, se estaba muy bien ahora mismo, me sentía en mi hogar. Pero como todo lo bueno... acaba por durar poco.
Al abrir los ojos, el sol me daba en toda la cara, asique traté de acostumbrarme a la luz. Y al abrirlos del todo me di cuenta de donde estaba.
Los recuerdos de la anterior noche surcaron mi mente, Lara y yo hablando de jugar a verdad o reto, cuando jugamos... lo que pasó con Álvaro ... la discusión se nos fue de las manos.
Estando en el pecho de Jack me sentía como si estuviese en mi habitación de España, con todos mis libros, mi cama, y mi perrita Zara tumbada a mi lado... porque ese era mi verdadero hogar... mi habitación, era el único lugar donde de verdad me gustaba ser yo misma, donde no le daba importancia a las críticas que hacían sobre mí. Aunque más bien era el único lugar en el que no me criticaba yo misma, porque, en realidad, nadie lo hacía, solamente yo. Así me sentía en los brazos de Jack... y sabía que sentir eso, no era bueno.
Mi móvil vibró en mi espalda, al no moverme en toda la noche, se quedó ahí. Era Ainara haciendo una videollamada.
- Cógeselo si quieres, no creo que nadie se entere – Murmuró Jack contra la almohada.
Decidí hacerle caso, por lo menos para que Ainara conozca a mis nuevos amigos y ellos la conocieran a ella.
- ¡Hola! – de nuevo, hablamos al unísono
- ¿Has dejado a Álvaro y te has acostado con otro? – pero pronto gritó - ¡¿O le has puesto los cuernos al capullo ese y te has acostado con este?! – de pronto empezó a hacer preguntas - ¿Duele? ¿Cómo es...?
- ¡Ainara! – divertida por sus preguntas, le grité para que parase, sabía que Jack estaba oyendo todo – No he hecho nada con nadie, sigo siendo más virgen que el aceite.
- Pues no tiene pinta, el chaval va sin camiseta. Además, este está más bueno que Álvaro.
Jack sonrió. Ainara no sabía que él estaba despierto.
Era cierto, Jack, a mitad de la madrugada, de quitó la camiseta, aunque no me enteré. Y eso que no me había movido nada en toda la noche.
- Es que tu amiga, desprende mucho calor, al dormir pegados acabas teniendo calor – En ese momento, mi cara se convirtió en un círculo rojo con ojos, nariz y boca. Me morí de la vergüenza.
Ainara y Jack al verme así se rieron y yo solo dejé el móvil en la cama y me tapé la cara con las manos.
-No es nada malo, pero entre tu calor y el mío estaba sofocado– Me dijo Jack al verme muerta de vergüenza. A la vez me abrazó por los hombros con un brazo y con el otro cogió mi móvil.
- ¿Y cómo es que no me enteré de que te quitaste la camiseta?
- Porque en ese momento, estabas estirándote, entonces me la quité rápido y justo volviste a echarte encima – Se quedó mirándome con una mirada que no supe muy bien como descifrar.
- Por cierto, Irina, Álvaro me llamó anoche, no se lo cogí obviamente, estaba de fiesta con las gemelas, pero me quedé preocupada, ¿pasó algo?
- Sí, pero ahora después te lo cuento, primero cuéntame, ¿qué tal tú con las gemelas?
Me contó que ayer decidieron irse de fiesta para aprovechar los últimos días antes de empezar las clases.
Jack estaba atento al relato de mi amiga igual que yo, pero algo me decía que lo iba escuchando a medias, porque de vez en cuando me echaba miradas fugaces. Poco a poco, mientras que Ainara contaba su noche, los chicos se iban despertando y se iban uniendo. El último en acoplarse con nosotros es Jay, que su unión a la videollamada, coincidió con el fin del relato de mi mejor amiga.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente, Miami. (+18)
Teen FictionIrina es una chica corriente llena de complejos, es española y tiene 16 años. Se va a EE.UU, concretamente a Miami. Y allí conoce entre muchos a Jack, es el típico chico malo, con moto, fío y distante que tiene a las mujeres de hobby. LA HISTORIA E...