31 -Jack

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Solo faltaban cuatro días para irnos a España por las vacaciones de navidad. Jack me dijo que iríamos en jet privado a España y que cuando ellos volviesen a Miami volvería con ellos y que pasaría las navidades con mis familias.

Me parecía una muy buena idea, he ido hablando con todos mis familiares a lo largo de este trimestre, pero, aunque yo sea la hermana olvidada, he visto que me han echado en falta, o por lo menos, lo he notado un poco.

Ahora me estaba vistiendo y preparando para dar un paseo con Jack, llevaba sin estar con él a solas una semana y él quería presentarme a alguien. Esta semana que me la he pasado en casa y en el centro comercial con las chicas para comprar los regalos – y los autoregalos, por qué no decirlo – para todos, incluyendo a Victoria, John, Sara, Tom, Cath y Will.

- Morena, ¿te falta mucho? – Pregunta Jack desde detrás de la puerta de mi habitación.

- Pasa si quieres, estoy acabando.

Entra a la habitación mientras cierro el bolso y me miro en el espejo. Llevaba unos pantalones vaqueros anchos con unas zapatillas con un poco de plataforma y una camiseta de manga larga ajustada de color azul eléctrico.

- Preciosa, como siempre – Dijo Jack al entrar.

- Supongo que sí – Me miré en el espejo y por primera vez en mucho tiempo, no me disgustó lo que vi.

Jack se quedó detrás de mí, con su alta y musculada figura, vistiendo una sudadera negra en la que ponía Brooklyn en rojo y unos vaqueros negros.

- Esa respuesta me gusta más que un no – Sonreí y saqué el móvil.

Nos hicimos una foto y nos fuimos a su casa para coger el vehículo.

- ¿Prefieres ir en coche o en moto? – Preguntó.

- En moto, la verdad – Sonreí.

- Perfecto - Me tendió el casco que me regaló y él se puso el suyo – Esta es una de las citas a las que te quería llevar al volver del centro.

Asentí y le di un beso antes de ponerme el casco.

Condujo hacia Miami Beach durante unos treinta minutos, aparcamos cerca de la playa y nos fuimos hacia el paseo marítimo. Allí anduvimos por un tiempo en silencio, disfrutando de la compañía del otro, agarrados de la mano. Esos momentos con él me encantaban.

- Tengo muchas ganas de que la conozcas, pero a la vez estoy nervioso – Rompe el silencio.

- No te preocupes, Jack, seguro que todo va bien – Hablé suave.

- Eso espero – Me da un beso en la frente.

Seguimos recto por el paseo marítimo y giramos a una pequeña calle en la que había una casa enorme de estilo algo bohemio. Era la única casa en toda la calle, fuimos hacia ella y pasamos la valla exterior que rodeaba la propiedad. Nos volvimos a coger de la mano y fuimos hasta la puerta principal, Jack llamó al timbre y me volvió a sonreír, pero sabía que estaba nervioso, lo demostraba con sus movimientos de pies y con la otra mano.

- Tranquilo – Le susurré y acaricié con mi pulgar el dorso de su mano.

Me sonrió y la puerta se abrió. Una mujer se encontraba tras la puerta, era alta, con el pelo blanco y muy corto, era delgada, llevaba unas gafas de pasta rojas y vestía con un aire fresco y colorido.

- Hola, tía – Dijo Jack abrazándola.

- Hola, osito – Dijo ella, lo que me causó gracia, después le dio un beso en la mejilla.

Simplemente, Miami. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora