- Por fin – Susurré mientras que el agua caliente empapaba todo mi cuerpo. Pero después de ese momento de placer, lloré.
Me sentía fatal por lo que le estaba haciendo a Jack, a nosotros, al único chico que me ha tratado como si fuese una persona imprescindible en su vida, y él me fue demostrando que era así, que yo era realmente importante para él.
Jack es un chico con problemas que siempre ha mirado por los dos, con el que conecté el primer día y con el que me prometí dar lo mejor de mí misma para poder ayudarlo. Pero para ayudarlo a él primero debía sanar yo y es que, hacía más de un año que no comía bien, lo hacía de forma irregular y heterogénea. En los últimos seis meses se acentuó mucho más, con la presión de venir a Estados Unidos dejé de comer por días, dormía mucho y bebía demasiada agua para deshacerme de cualquier cosa que me pudiese hacer engordar.
Además, Jack pensaba que yo no sabía que él no estaba 100 % recuperado y precisamente por eso no quería alejarme de él, quería estar ahí para Jack, que contase conmigo, pero yo estaba demasiado rota como para arreglar a otra persona, o por lo menos, para ayudarlo a ello. Lo sabía porque él mismo me dijo que había probado la heroína, y eso te hace adicto desde la primera toma.
Al salir de la ducha, seguía llorando, me sequé y me vestí intentando dejar de hacerlo, pero no pude, porque todo lo que íbamos a sufrir los dos, sería por mi culpa. Salí del baño, en silencio, con la esperanza de que Jack no se encontrase en la habitación que compartíamos, pero era una falsa esperanza y yo lo sabía.
Él estaba ahí, de espaldas a la puerta del baño, por un segundo se me pasó la idea fugaz de decirle que nada de lo que le había dicho iba en serio, que estaríamos juntos y resolviéramos todos los problemas juntos. Pero bien sabía yo, que mis defectos solo los podría arreglar yo y no quería, pero necesitaba hacerlo sola.
Yo no soportaba la presión en el pecho que sentía al verlo, por lo que me fui de la habitación, necesitaba un abrazo, y quería uno suyo, pero esta vez no lo sería. En el camino de huida se me escapo un sollozo y solo esperaba que no lo haya oído.
En el pasillo me choqué con Jason, que salía de su habitación y obviamente, se había dado cuenta de que estaba llorando.
- ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo? – Preguntó preocupado al verme salir de la habitación.
- No, no estoy bien, y no, tampoco me ha hecho él nada, precisamente ha sido al revés, pero a mí también me duele.
- ¿Qué ha ocurrido? – Preguntó con lástima en la mirada, mientras se ponía de rodillas ante mí.
- Ambos tenemos problemas y... los míos los necesito solucionar sola – De nuevo las lágrimas acudieron a mí.
- Y separarte de él te hace daño porque te gusta – Me sujetó por los brazos y yo también me arrodillé.
- No solo me gusta, me encanta, lo quiero mucho y... – Lloro
- Es normal que duela, por algo estáis juntos, o por lo menos estabais.
Eso me hizo volver a tener ganas de llorar, pero me contuve.
- Jay, necesito tiempo, porque sé que Jack y yo podríamos tener una muy buena relación, larga y sana, estoy convencida de ello, pero primero, ambos debemos estar sanos por dentro.
- Eso muy cierto y muy valiente por tu parte, pero espero que entiendas que Jack se enamoró de ti desde el primer día, siempre ha estado ahí para ti y ahora, que no estés con él, no le ayudará al principio, pero ahora a ti sí y a él, cuando se dé cuenta, también y eso es lo importante.
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Simplemente, Miami. (+18)
Teen FictionIrina es una chica corriente llena de complejos, es española y tiene 16 años. Se va a EE.UU, concretamente a Miami. Y allí conoce entre muchos a Jack, es el típico chico malo, con moto, fío y distante que tiene a las mujeres de hobby. LA HISTORIA E...