3- Irina

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Después de un rato hablando, sacaron un tema del que no me gustaba hablar. Eso obviamente no lo sabían, y no los voy a culpar. Pero prefería no hablar de ello. Deportes y comida; tenía una relación un tanto 'problemática' con ellos y es que a ambos los odiaba, aunque me mataba a hacer deporte, y en cierto modo sí que hay algunos que me gustan bastante, pero i relación con ellos no es la más sana.

- ¿Y a ti, Irina, qué deporte te gusta más? – Me preguntó un intrigado Jackson.

- Pues... como sabréis, el fútbol es el deporte estrella de mi país, pero ni de lejos es mi favorito. Los que más me gustan desde que soy una cría pequeña, son el boxeo y el surf – No había mentido, me encantaban esos deportes, pero pensar en hacer otra cosa que no sea correr y quemar calorías y calorías me abrumaba.

- No son deportes muy habituales, la verdad, me esperaba algo más tipo... ¿baloncesto? Incluso voleibol – Dijo marco

- Ya... baloncesto con mi altura sería complicado, y sí, practico... o más bien practicaba voleibol y se me daba muy bien tengo que decir.

- ¿En qué posición se te daba mejor jugar? – Sonreí porque había pensado el doble sentido de lo que podría haber significado la pregunta, pero la respondí con el deportivo.

- De colocadora, y rematar siempre se me ha dado bien – Sonreí orgullosa recordando cuando marqué mi primer punto. Apenas tendría diez años.

- De todas formas, si te gusta el boxeo y el surf los dos idiotas de mi lado te pueden ayudar con ello – Dijo Jack refiriéndose a Marco y Paul, los cuales, se rieron y después le dieron un codazo.

- ¿En serio? – El boxeo por lo que tenía entendido era de bastante movimiento, pero me tendría que informar y lo mismo sobre el surf.

- Por supuesto - contestó Paul a mi lado.

Después de 'comer' – apenas probé bocado – y seguir hablando, riendo, contando... Jack se levantó.

- Me tengo que ir - Jack estaba serio, impasible.

- No por favor, no te vayas. - dijo Lara - Cenemos todos junto como cuando éramos niños. Por favor, es su primer día – dijo señalándome.

- Otro día, ¿sí? – Respondió.

Jack le sonrió y le besó la frente, se dirigió hacia la salida y Lara salió corriendo tras él.

Yo estaba absorta en mis pensamientos, y simplemente mi hizo gracia una gran diferencia con Estados Unidos y España. Me estaba riendo yo sola sin darme cuenta mientras los demás estaban hablando y todos se me quedaron mirando. Lara y Jack todavía no volvían.

- ¿Que hace gracia? - preguntó Paul confundido.

- Simplemente me hace gracia la diferencia entre vosotros y mis amigos de España - dije sonriente.

- ¿Y cuál es la diferencia? - ese fue Jay.

- Que mis amigos, ya estarían picando a Jackson sobre que Lara está a solas con Jack y le estaría poniendo los cuernos – Aprecié.

- Joder, ¿la gente hace eso? - Jackson lo dijo con cara de asco.

- Por supuesto, y a diario - contesté.

- ¡IRINA! - viene Lara y me arrastra a la salida, casi tirándome al suelo- Vente, convéncelo tú.

- Lara, eso es trampa sois dos contra uno... – pero Lara lo interrumpió.

- No yo no, yo me voy, sé que a ella le vas a hacer caso y la vas a escuchar - dice la Lara yéndose al salón.

Tras unos segundos de un incómodo silencio, decidí hablar.

- ¿Qué se supone que tengo que decirte? – Le pregunté sin saber que otra cosa decir.

- La verdad, no lo sé, pero necesito irme – Me sonrió y me miró de nuevo a los ojos, logrando que me volviese a perder en la intensidad de su mirada.

- Pues entonces no sé que hago aquí intentando convencerte – Sonreí – si necesitas irte vete, nadie te lo va a impedir. Y mejor que yo, sabes que Lara siempre te abrirá la puerta.

- Está bien, intentaré volver – Me pone el puño y se lo choco, después pasé de nuevo al salón y nadie preguntó nada.

Estuvimos viendo una peli, pero se me acumuló el cansancio con la relajación y casi que me estaba durmiendo cuando la película fue interrumpida por una visita. Jack. Había vuelto de donde quiera que se hubiese ido, se sentó a mi lado y continuamos con la película. Nadie le preguntó nada sobre que hacía o por qué se había ido.

No recuerdo en qué momento me quedé durmiendo sobre una superficie grande y blandita. Cuando me desperté, no estaba en el salón, sino que estaba en mi habitación.

¿Cómo mierda había llegado hasta aquí? No recordaba nada. Me senté sobre la cama y me di cuenta de que el móvil no paraba de vibrar y de sonar.

Era Álvaro.

¡Joder!

























Simplemente, Miami. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora