Cuando la tía Victoria y el tío John dijeron que se tenían que ir todos nos quedamos apenados y callados, nos sentíamos como el típico hermano mayor al que ya no le hacían tanto caso como antes de que naciese su hermano y nos hacíamos una pregunta: ¿y nosotros qué? En ese pensamiento, el trabajo es el hermano pequeño y nosotros siete el hermano mayor.
Por mucho que no fuesen los padres de la mayoría de nosotros, también eran las personas que nos habían visto crecer, madurar, pelear, amar... Seguía jodiendo que se fuesen por el trabajo. Igual que mis padres, tampoco estaban en casa por trabajo. Aunque sí que es cierto que dijeron que esta situación duraría dos años, llevamos así uno, pero no nos acostumbrábamos.
Estábamos en el salón viendo una película a la que no le había prestado ni un segundo de atención, en apenas unas horas tenia una carrera, la más importante, la última. Además, que hacía mucho tiempo que no estaba con una chica como estaba ahora y eso me descentraba. Tan solo estaba durmiendo en mi pecho, pero era muy raro para mí
Me tendría que ir en breves a cambiarme y a mentalizarme, preparar el coche, llegar, comprobar... Me levanté con cuidado de no despertarla y avisé a todos de dónde iba, les pedí que se quedasen despiertos esperándome para así si veían que se me hacía tarde viniesen a por mí. Aunque me parecía mucho pedírselo, ellos aceptaron.
- Me tengo que ir, esta noche es la última carrera en la que competiré, después me retiraré. – Avisé a los chicos, que eran los únicos que quedaban despiertos.
- Ten cuidado, cualquier cosa nos llamas y vamos a por ti – Me dijo Marco.
-Ni se te ocurra meterte en peleas – Indirectamente, miró a Irina.
- Piensa antes de actuar, te irá mejor – Me aconsejó Paul, que me abrazó después de decir aquello.
- Tío, ten cuidado y mucha suerte – Habló Jackson dándome un abrazo.
Salí de esa casa y me dirigí a la mía, solamente me cambié por un atuendo completamente negro y cogí el casco para la Harley junto a las llaves de mi Porsche, el cual tenía guardado en un garaje de la ciudad, cercano al lugar de las carreras.
Me subí a la moto y me fui camino a la Pequeña Habana, donde se celebraba la carrera de esa noche. Paré cuando empecé a ver movimiento, aparqué la moto en la plaza de al lado de mi coche, donde me esperaba Santi.
- ¿Qué hay, Jack?
- No mucho, ¿y tú?
-Lo de siempre, Camila intentando que deje esto, mis padres metidos en líos con hacienda... un poco de todo, ya sabes cómo es esto – Contestó mientras yo guardaba las llaves y el casco en el coche.
- A lo mejor deberías hacerle caso a Camila, deberías dejar esto, irte a Cuba como siempre dieces – Le recomendé a la vez que hacía las comprobaciones rutinarias al motor.
Camila era la novia de Santi desde hace bastante tiempo, cuando lo conocí hace año y medio ya llevaban juntos unos seis años. Siempre que estaban juntos hablaban de ir a Cuba y asentarse allí, formar una familia, ayudar a la suya... Ella venía de una de las familias más adineradas de Cuba, por lo que nos les faltaría de nada, además, Santi llevaba ahorrando todo lo que ganaba en las carreras desde que empezó.
- ¿Desde cuándo a favor de Cami? - Preguntó sorprendido de que por primera vez opinase en ese debate que ellos mantenían.
- Desde que me voy a retirar, además has estado ahorrando años, dale la alegría de que tú también te retiras – Le dije antes de subirme al coche.
Él se subió al suyo y nos dirigimos hacia donde estaban el resto de corredores, en la calle más céntrica de aquel barrio. Aunque no me gustase competir allí ya que los cubanos traían de forma ilegal Óxido Nitroso, siempre te recibían bien, nunca te abucheaban, y te felicitaban si habías ganado.
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Simplemente, Miami. (+18)
Teen FictionIrina es una chica corriente llena de complejos, es española y tiene 16 años. Se va a EE.UU, concretamente a Miami. Y allí conoce entre muchos a Jack, es el típico chico malo, con moto, fío y distante que tiene a las mujeres de hobby. LA HISTORIA E...