Epílogo

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Muchas personas me juzgarian en este momento, creerian que sólo estoy tratando de llamar la atención. Que realmente no siento nada.

Pero en este último tiempo, realmente lo he sentido todo.

Ira, decepción, frustración,dolor, tristeza, amor, traición.

Quizás, para muchos es algo normal, un dolor que pasa con los días. Que probablemente se lo esperaban o lo imaginaban. Pero para mi, esa idea nunca se me cruzó por la cabeza. Porque yo lo veía en sus ojos, en sus gestos y acciones, yo veía que el me apreciaba. ¿Quizás fue una idea mía? Tal vez. Pero eso no quita el hecho de que esto, me está matando.

Mis ojos pesan cada vez más, mientras que intentar comer me hunde el estómago. Su presencia  me hace falta, lo necesito y demasiado. Pero al mismo tiempo, la idea de verlo me destruye, no puedo si quiera imaginarlo.

¿Lo peor?

Es que por más que quiera, odiarlo no está en mi cabeza. Son otros los sentimientos que vienen a mi cuando lo pienso. Porque Joder, lo he pensado todos estos días, a cada hora, a cada minuto y por su puesto a cada segundo. Miles de dudas, de preguntas, miles de ¿Porqué?

¿No fui todo para ti Rayan?

¿No te basté? O .....¿A caso era mentira cada jodida palabra que salía de tu boca?

Cierro mis ojos con fuerza mientras el auto sigue en movimiento. Porque a pesar de que yo me haya detenido en ese momento, la vida siguió. Sólo que sin mi.

Prometí vivir y aunque me esté costando lo intento.

Ellos se preocupan por mi y por más de que les diga que estoy bien, no me creen. Quizás porque ven mis ojos irritados, mi delgadez, mi ausencia. El no dormir y recordarlo escuchando MIND OVER MATTER se volvió rutina.

Siento un leve apretón en mis manos y Sonrio sabiendo que es Bruno. El deja un beso en mi frente y cuando el auto se detiene me tenso.

—Tu puedes— me susurra el

—¿Están listos?—ambos asentimos

—Coraline, te acompañaré hasta el cambiador, luego nos vemos en el salón principal.

Asiento hacia Cecilia, ella me mira fijamente y yo me bajo del auto. Ellos hacen lo mismo y aliso mi  vestido de seda color lila, mis tacones plateados llaman la atención de varios en el estacionamiento y lamo mis labios sintiendo pesadez. Cecilia me mira y sonríe satisfecha.

—No olvides algo coraline— se acerca firme y agarra mi mano—el hecho de que estés hecha mierda por dentro, No significa que también deberías estarlo por fuera. Eres fuerte, y eres mi hija.

Asiento y sonrio

—Lo sé, mamá.

Ella asiente y acaricia mi mejilla.

—Andando.

Erick me sonríe y Bruno me muestra sus pulgares.

Nos adentramos al colegio donde muchas personas se encuentran caminando por el lugar. Hay varias personas ya listos con la toga y el típico gorrito con el cordón.

Mis manos sudan mientras intento no bajar la mirada, Cecilia le dice algo a Erick y el asiente antes de besarme la sien  y desearme suerte.

Ellos se marchan mientras Cecilia me acompaña hasta los vestidores, donde se supone que tengo que ponerme el mismo traje que los demás. Mi cuerpo se tensa con anticipación y Cecilia lo nota, por lo que palmea su barbilla hacia arriba con claro signo de que no baje la cabeza.

tres besos [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora