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rayan

ella no me responde

por mas que hable y hable ella no me responde. Hace una hora que llegamos a casa, intenté ser lo mas silencioso que pude para evitarme más problemas. Sabia que estaría en problemas si nos veian con este aspecto.

tanto coraline como yo, estábamos machados de sangre. Ella tenia marcas en su muñeca y mandibula, marcas en su piel que incendiaron la mía. Mis nudillos estaban hechos mierda y la sangre seca se esparcía por todo mi rostro.

—Ya es hora de salir cielo, déjame buscar una toalla.

estamos los dos en la bañera, ya limpios y aunque debería curarme las heridas prefiero enfocarme en ella. Estoy asustado por lo  que pudo pasar, mi cabeza se maquina una y otra vez con la posibilidad de que el volvíera a lastimarla. Intenté obtener respuestas de su parte, pero nisiquiera puede mirarme a los ojos. Parece estar en shock, quizás no debí perder el control frente a ella, pero en ese momento, solo pude pensar en que tenia la oportunidad de deshacerme del tipo que la dañó. Solo pude observar sus ojos llorosos, la sangre manchando sus labios y barbilla.

suspiro agotado mientras la separo de mi torso, me levanto rebalsando un poco de agua y me encamino a buscar dos toallas, me seco rápido y envuelvo la toalla en mi cintura. mis ojos van hacia su dirección, donde ella observa el agua fijamente y sus rodillas están pegadas a su pecho. me acerco y ella deja que la saque del agua y comience a secarla.

froto sus piernas, brazos, estomago.

cuando llego a su cabello por fin sus ojos me observan, quito el exceso de agua y siento mi pecho hundirse al ver lo apagados que sus ojos se encuentran. Envuelvo su cuerpo en la toalla y ella carraspea llamando mi atención.

—Déjame curarte eso—Señala mis nudillos y asiento

—De acuerdo.

mira el inodoro y luego me mira a mi. Asiento entendiendo y camino hasta el sentandome. Ella camina y busca entre mis cosas el botiquín del baño. Revisa que tenga todo lo que necesita y camina hasta a mi.

Alzo mi rostro cuando llega hasta mi y me mira. Suspira y agarra una de mis manos, busca  un pequeño algodón con desinfectante y los pasa suavemente por mis nudillos. Arde y molesta, pero no dejo que ella se de cuenta. Me concentro en observar como sus cálidas y suaves manos me curan.

Luego de desinfectarme pasa a la crema que mi madre compró hace varios años por mis nudillos—Quizás no esté caducada aún—Cuando termina con esa mano pasa a la siguiente, donde vuelve  a repetir el mismo proceso. Cuando por fin  termina, ella suelta suavemente mis manos y me mira. Coloca sus manos en mis mejillas y sorbe su nariz acariciandome.

—Estaba tan asustada— dice con un hilo de voz, de repente la culpa aparece— te dije que no lo hicieras, necesitaba que no lo hicieras.

Arrugo mis cejas viendo como aprieta sus labios

—Lo siento, pero no me arrepiento de dejarlo inconsciente — ella mira el suelo y luego vuelve a observarme— ¿Crees que fue fácil controlarme cuando entendí que el era el que te dañó?

—¡Lo sé!—llora y eso me jode— ¡Claro que lo sé rayan! También lo vi....Pero por más que me gustase  el hecho de verlo en el suelo y herido, no me satisfacía para nada que tú te lastimaras al hacerlo. No quería que te embarraras por mi culpa, duele ver que soy la culpable de que probablemente tengas problemas. Porque el es capaz de quitarte todo con todas sus jodidas influciencias.  ¿Porqué crees que vivo bloqueando su recuerdo? ¿Porqué crees que nunca dije ni una sola puta palabra?

La rabia de verla así me hace respirar mal, aprieto sus manos.

—Cielo...

Ella sorbe su nariz y suelta el aire

tres besos [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora