vingt-six

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Nota: el personaje de Astaroth está basado físicamente en el actor Lee DongWook [GIF].

Había perdido la noción del tiempo en aquella amplia biblioteca. Más bien, me obligué a mí misma a ser completamente ignorante a lo que estaba ocurriendo fuera de aquella puerta que era custodiada por un pálido y joven trabajador de la residencia. Había bebido té hasta cansarme; había leído libros de todas clases, incluyendo diarios de viajes escritos a mano por el mismísimo Athatriel, e incluso me atreví a dormir una ligera siesta en aquél sofá tan mullido. Todo aquello conformaban mis intentos por despejar la mente y plantearme todo con mayor claridad, sin entrar en pánico o apresurarme a sacar conclusiones.

Sin embargo, era frustrante no poder centrarme por completo. Por lógica, no sería una tarea sencilla digerir que mi difunto prometido fue, aparentemente, un ser destinado a velar por mi seguridad y decidió ir más allá de ello, protegiéndome y siendo mi pareja a pesar de la condena que debía enfrentar posteriormente. Y para el tiempo actual, lo mismo estaba repitiéndose con un híbrido que decidió reemplazarlo en mi vida, pero que utilizó métodos indebidos para cumplir con ello.

Toda la situación parecía una broma de mal gusto.

"Señorita HeeSook, la cena será servida en unos minutos", me había dicho el mencionado joven que había custodiado mi improvisado hospedaje en aquella habitación, pero sólo fui capaz de asentir y murmurar un ligero agradecimiento. No existía en mí aún la fuerza de voluntad para levantarme de allí y enfrentar a Vaeros, a Lilith, o a cualquiera que pudiese tocar el tema. Era no solamente un asunto asfixiante, sino que también me encontraba en el dilema de cuál debía ser mi actitud con Vaeros a partir de ese momento. Me sentía avergonzada de no poder hacerle cara a los problemas que habían surgido en un simple momento, pero tampoco estaba en condiciones de juzgarme a mí misma con tan poca piedad.

Agobiada por el encierro, decidí levantarme del sofá para dirigirme hacia la salida que Athatriel me había sugerido utilizar si me apetecía. Me puse de pie frente a la mencionada esquina detrás del último estante y empujé la madera con fuerza, tal como me había indicado. Un sonido llegó a mis oídos, y pronto pude sentir la brisa fresca de la noche abriéndose paso en la habitación. Me marché de allí con cuidado, viendo cómo la puerta se cerraba perfectamente tras mi salida. Decidí que un paseo sería lo mejor en ese instante.

Caminé sin pensarlo demasiado hacia el estanque de peces que había disfrutado tanto, siendo rodeada por la bella decoración del jardín, el sonido de la naturaleza siendo mi compañía durante mi recorrido. Una vez en el sitio, tomé asiento en una banqueta que había allí destinada para el descanso, mientras se presencia a los peces que, cada tanto, se asomaban ante otro de los empleados que había notado antes de llegar, el cual los estaba alimentando. Al notarme, me ofreció una reverencia con aquella nula expresión y se la devolví con cortesía.

Sentí de pronto el sonido de unas pisadas detrás de mí, acercándose tranquilamente. Dirigiendo mi mirada hacia atrás, creí que podría tratarse del joven de la biblioteca. Pero, al ver una figura más alta y esa sonrisa de dudosa serenidad, me di cuenta de que fallé en mi predicción. Lo vi acercarse a mí con tanta naturalidad, como si jamás hubiese existido la escena de hace unas horas, y no le importara en absoluto lo que resultó de ésta.

─¿Sin apetito? ─preguntó, sentándose a mi lado con cuidado. Echando la cabeza hacia atrás y presionando sus sienes, decidió expulsar un largo suspiro. Sin acotar algo, dejé que él mismo me expresara los motivos de su presencia ─. Lilith no ha dejado el tema de lado desde hace horas. Este lugar se siente como el paraíso ─soltó una carcajada, incorporándose nuevamente y viéndome directo a los ojos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero al ver su ligera sonrisa naciendo como el más encantador y peligroso aviso ─. Debes estar bastante conmocionada aún ─comentó, haciéndome soltar una ligera risa aireada, casi amarga.

v ; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora