Su cuerpo iluminado por la luz de la luna reposaba boca abajo sobre el colchón de mi cama. Su espalda subía y bajaba de forma regular por su respiración apacible. De la cadera para abajo, se ocultaba el resto de su cuerpo bajo las blanquecinas sábanas. Mientras tanto, mi persona lo observaba de pie desde el otro extremo de la habitación. Suspiré con pesadez ante la realidad que golpeó dentro de mí: había dejado que el tipo más extraño que conocí jamás se quedara a pasar la noche. No estaba segura de que fuese lo correcto, pero dejé que sucediera. En lo profundo de mí sabía que, después de verlo dormir con la boca entreabierta y escucharlo murmurar incoherencias con mi nombre en ellas, no me estaba arrepintiendo tanto como debería.
Para aclarar un poco las cosas, no hubieron acontecimientos románticos previos para que él acabara durmiendo en mi propia cama como si fuese la suya. Simplemente se durmió allí, porque era molesto en demasía y no le importaba usurpar mi espacio, claro está. Yo, por mi parte, no había dormido en toda la noche. No me atrevía a dormirme junto a él, y mucho menos deseaba perder mi tiempo intentando conciliar el sueño en el sofá. Y para ser sincera, luego de todo lo acontecido, no podría pegar un ojo en un día entero. ¿Cómo sería posible semejante cosa si acababa de ver a un híbrido de ángel y demonio revelarse ante mí? Cualquiera que pudiese dormir después de eso, está demente. Así que, como última medida, me di una ducha, tomé mi café de la mañana y rellené unos expedientes del trabajo, todo aquello sin conseguir que mi ajetreo matutino lograra perturbar el sueño profundo de mi peculiar acompañante. Iba a chequear que estuviese aún durmiendo cada treinta minutos, y me sorprendía cuando lo encontraba en su estado inconsciente y sumamente relajado. Junto a eso, no podía negar que me encontraba ansiosa y deseaba que despertara para descubrir más sobre él.
Volví a abandonar la habitación mientras masticaba mi labio inferior, pensando en qué podría decirle una vez que se encontrara ya despierto. ¿Debía preguntar más a fondo sobre su naturaleza o debía preguntarle más por la manera extraña en la que estábamos conectados ambos? No podía negar que me resultaba completamente perturbador el hecho de que nadie más conviviera con su supuesto ángel guardián. ¿Y por qué el mío debía ser específicamente mitad demonio? Necesitaba saber los detalles sobre todo eso.
Eran las 09:27 de la mañana cuando chequeé la pantalla de mi celular con curiosidad ante el sonido del timbre. Hoy era mi día libre, pero no esperaba visitas. Además, ya tenía suficiente con la persona que roncaba en mi cama de una manera casi adorable, lo cual me molestaba admitir. Mis pies se dirigieron apresurados hacia la puerta, y para mi sorpresa, la cámara del monitor de la entrada me enseñaba que del otro lado estaba la persona que menos deseaba que estuviese aquí, en el preciso momento en el que alguien como Vaeros se encontraba en mi habitación.
─JinWoo... Qué sorpresa ─comenté al saludarlo cuando abrí la puerta. Él me entregó una sonrisa y se abalanzó para abrazarme. La sorpresa cubrió mi semblante, procesar bien el porqué de tal demostración de afecto por su parte. Últimamente solía acercarse más de lo común.
─Estoy tan aliviado de que estés bien ─me confesó, haciéndome reír suavemente. Asentí varias veces para afirmarle que sí, en efecto, estaba bien. El problema era que estaba muy lejos de sentirme relajada con su visita.
El sonido de la ducha me alarmó, aunque JinWoo pareció no haberlo notado en lo absoluto. Maldije en mi interior ideando una forma en la que mi mejor amigo no pudiese encontrarse con Vaeros por ningún motivo. Prefería que nadie supiera de él siendo alguien en mi vida aún. Sobre todo, prefería que el sobreprotector de JinWoo no lo supiera.
─Lamento venir sin avisar, Sook ─se disculpó, ingresando sin más. Cerré la puerta y corrí hacia él, quien se dirigía al sofá de la sala. En mi cabeza, solamente estaba pensando en la forma en la que podría hacer que se fuera lo más pronto posible. No estaba dispuesta a correr el riesgo de un cruce entre esos dos, aún más porque no tenía ninguna explicación que no indicara una directa relación entre nosotros.
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v ; kth
Fanfiction"...posó su mano sobre aquella máscaras que conformaba el enigma de su ser y se la quitó. Sentí una opresión en el pecho y respirar comenzó a tornarse un desafío. Aquel gesto fue el encuentro de lo etéreo con lo demoníaco." Foto utilizada en la port...