─¿Un... ángel? ─cuestioné, con el tono de voz algo inestable y la incertidumbre surcando por mis facciones. No había ni una pizca de sentido en sus palabras, mucho menos cuando me lo aseguraba de esa forma tan absurda.
Lilith aflojó su agarre de mis muñecas, para luego sostenerme por las mejillas. Jadeé con sorpresa ante la intromisión de mi espacio y, con ojos repletos de dicho sentimiento, decidí observar la preocupación en los suyos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo como un latigazo ciertamente inexplicable, antes de que ella volviera a verse totalmente perpleja ante su descubrimiento que, a mi parecer, no lograba sonar como un hecho posible. Pero, ¿por qué diría algo tan descabellado de repente? No ganaría nada en lo absoluto, y no era su plan asustarme con bromas de ese estilo. Entonces... ¿Lilith estaba siendo honesta con su declaración acerca de una esencia desconocida para mí misma?
─Ni siquiera tienes una remota idea... ─señaló, finalmente apartándose de mí con delicadeza. Tan pronto como terminó con aquella acción, mi cuerpo pareció perder algo de fuerza y, por consiguiente, tuve que mantener el equilibrio apoyándome sobre la superficie de madera a mi lado.
El ambiente entre ambas se volvió denso en demasía. Si la tensión pudiese ser un objeto, estaría expresada en medio de las dos, tan latente y sofocante. Miles de pensamientos llenaron mi cabeza, hasta abrumarme como nunca y hacerme creer, por un instante, que quizás existía la posibilidad de que toda la situación se estuviese desarrollando en un sueño. Sin embargo, y aún con esa teoría poco probable de mi parte, seguía sin poder encontrar la calma necesaria para continuar con todo.
─HeeSook, ¿cómo es posible que no sepas esto? ─me preguntó, apoyando la palma de la mano sobre su frente, bastante frustrada con la incoherente situación. Los latidos de mi corazón parecían golpear mi tórax con un desesperante frenesí, y de repente, la voz de Vaeros volvió a sonar dentro de mi cabeza como un eco apagado. No entendía qué sucedía, ni porqué la energía tan oscura que caracterizaba a todos los demonios que conocía, ahora parecía rodearme y encapsularme por completo.
─¿Por qué no puedo escucharlo? ─cuestioné con algo de pánico, hablando conmigo misma. Sin embargo, mi pregunta alcanzó los oídos de Lilith.
─Andras y Athatriel seguramente se dieron cuenta... Deben estar anulando la conexión entre ambos ─me aclaró, soltando un suspiro mientras se acomodaba un mechón de cabello detrás de su oreja. Por un momento, quise salir corriendo de allí y alcanzar a Vaeros lo más pronto posible. No entendía exactamente qué cruzaba por la mente de la mujer frente a mí, quien me estaba asegurando, de la manera más irracional posible, que poseía la esencia de un ser espiritual más allá de mi comprensión y alcance. Sin embargo, Lilith cambió mis planes cuando volvió a sujetarme. Esta vez, fue sobre el hombro ─. Necesitamos dejar este lugar, HeeSook... Aún no estás lista para afrontar un conflicto de esa magnitud ─me advirtió, con una preocupación genuina ─. Me encargaré de sacarte de aquí lo antes posible. Los ángeles no suelen concurrir a este restaurante, es peligroso... Saldrás muerta si alguien problemático te nota ─su semblante se oscureció mientras se dedicaba a agarrar su teléfono celular y deslizar su pulgar por la pantalla, para hacer una llamada instantánea.
En ese momento, una ligera carcajada se escuchó detrás de nosotras, dentro de la zona de cubículos. Para ese entonces, la idea de ser la presa fácil en un lugar repleto de demonios, se incrustó en mi mente y mis propios sentidos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero, y entré en estado de alerta inmediata, con tal sólo pensar en que podría estar en peligro. Una de las puertas de dicho espacio se abrió con una lentitud espeluznante, y Lilith, en consecuencia, tomó mi mano con fuerza, atrayéndome hacia ella de forma protectora y colgando la llamada en el proceso.
El desconcierto llenó mi interior y convirtió mi voz en algo ajeno a mi mente y cuerpo, cuando una mujer hizo su aparición frente a nosotras. Caminó sensualmente hacia uno de los lavabos, casi como si debiera hacerlo obligadamente, aún en esa situación tan ajena a lo lujurioso. Sus tacones resonaron por la habitación como si fuese la música ambiental del momento, y luego, se unió el sonido del agua del grifo, mientras ella lavaba con cuidado sus manos de uñas largas. Lilith la observaba con cautela, sin dejar que se genere ninguna lejanía entre nuestros cuerpos, intentando mantener la distancia entre aquella mujer tan intrigante.
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v ; kth
Fanfiction"...posó su mano sobre aquella máscaras que conformaba el enigma de su ser y se la quitó. Sentí una opresión en el pecho y respirar comenzó a tornarse un desafío. Aquel gesto fue el encuentro de lo etéreo con lo demoníaco." Foto utilizada en la port...