Cuando abrí la puerta de mi departamento, Vaeros entró antes y examinó cautelosamente el espacio, como si buscara el indicio de algún intruso que nos obligara a repetir un tortuoso proceso por el que ambos habíamos pasado en el callejón. Decidí ignorar aquello, y pasar por su lado sin comentar nada al respecto, demasiado aturdida aún como para prestarle atención a ese detalle en particular. Caminé en dirección a la sala de estar, suspirando pesadamente cuando mi cuerpo se hundió en el mullido sillón y, por fin, pude sentirme totalmente a salvo. Vaeros me observó por largos minutos, antes de sacar un cigarrillo de la cajetilla en su bolsillo.
─Yah... No fumes adentro ─lo regañé con un tono severo, pero algo cansado, ganándome una mirada divertida por su parte. Alzó una ceja y, luego de guardar el cigarrillo, se acercó a mí lentamente.
─Qué aguafiestas ─sonrió, burlón. Yo apenas pude observarlo. Mi mirada estaba perdida en algún punto equis de la habitación. Me sentía de igual forma, totalmente desorientada en el asunto. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido, y mucho menos podía mirar a Vaeros sin que la idea de que había sido apuñalado y disparado llegara a mi cabeza. De repente, sentí que el sofá se hundió a mi lado. Miré de reojo a Vaeros, quien se apoyaba sobre el respaldo y descansaba su cabeza en la palma cerrada de su mano, luciendo tan relajado como si hubiese vuelto de un paseo ─. ¿Estás bien, querida HeeSook? ─cuestionó, y pronto sentí una necesidad de comunicarle la verdad. Sinceramente, no me encontraba demasiado bien, como me gustaría estarlo. Me había salvado de un atacante, pero ahora estaba aterrada por saber qué clase de sujeto era él. No todos los días alguien sobrevivía a semejante cosa.
─No, en realidad... ─confesé, mirándolo a los ojos de una forma profunda y demasiado directa para no perderme por un segundo. Era atrapante, el ligero destello del rojo en sus ojos mezclado con la oscuridad de la noche reflejada en ellos... Era absolutamente fascinante y, por un momento, me aterró sentir algo así.
No sé qué fue lo que se apoderó de mí en ese momento. Tal vez la curiosidad absoluta que me llevaba a no pensar claramente. Apenas me di cuenta del momento en el que me giré hacia él y comencé a quitarle su chaqueta, de la forma más desvergonzada posible. El rojo en sus ojos aumentó de intensidad, y su mirada se posó atentamente sobre mí. No hizo nada para detenerme cuando tiré de su camiseta hacia arriba, quitándosela en poco tiempo. Tal vez, en su imaginación, él pensaba que aquél gesto desembocaría en una apasionada noche para ambos. La realidad era distinta. No pretendía tener nada con él, sino más bien descubrir otro de sus secretos y confirmar lo que había visto momentos atrás. Cuando su torso quedó expuesto ante mí, lo examiné cautelosamente. No había indicios de la puñalada que recibió por ninguna parte de su cuerpo. Mi mirada de asombro pareció causarle gracia, pues una risa ronca se le escapó.
─Agente Do... ¿Qué pretende hacer conmigo? ─murmuró con algo de picardía, cerca de mi rostro. Ignoré sus palabras, posando la palma de mi mano sobre el espacio en su pecho donde se suponía que debía haber, al menos, una pequeña herida. Me sorprendí a mí misma al encontrarme con una piel lisa y perfecta, sin rastros de agresión y, ni siquiera, de sangre. En ese momento no supe cómo debía reaccionar ante ese hallazgo, si debía comportarme con total naturalidad y dejarlo pasar, o exigir una explicación. Vaeros me examinó por largos segundos, tal vez sabiendo qué estaba cruzando por mi cabeza en ese preciso instante ─. HeeSook... Prefiero que no preguntes nada aún ─me pidió, dejándome en claro que sabía sobre el hecho de que yo había notado algo anormal en su cuerpo, además de muchas otras cosas.
─¿Entonces pretendes que finja que no te disparé accidentalmente y que no te apuñalaron pero te encuentras absolutamente bien a pesar de ello? ¿Estás demente? ─arqueé una ceja, claramente molesta con lo que acababa de exigirme, como si fuese tan fácil ignorar todo aquello.
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v ; kth
Fanfiction"...posó su mano sobre aquella máscaras que conformaba el enigma de su ser y se la quitó. Sentí una opresión en el pecho y respirar comenzó a tornarse un desafío. Aquel gesto fue el encuentro de lo etéreo con lo demoníaco." Foto utilizada en la port...