LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES.
Los caminos de México de norte a sur y la sirvienta.
CAPÍTULO 8 extra.
Ya pasaron varios días, y Luis Estrada conoció en Toluca una joven, de nombre Angélica, y después de gozar de ella por un buen rato, la mujer le pidió llevar un paquete, para su prima hermana llamada Ana cleta, porque su siguiente destino es Guadalajara.
Mientras Luis manejaba su tráiler, esa noche iba pensando muy emocionado, preguntándose.
¿Cómo sería la tal Ana cleta? Tenía curiosidad por conocerla, y por lo que llevaba en la caja de regalo, no había la menor duda que era nada más que una putita golosa como Angélica.
El trailero sonreía, al recordar su última aventura que nalgas tenía la joven, y que forma de dejarse coger. Para hacer más ameno el camino, en el transcurso del viaje escuchaba la
radio en este estado, el locutor muy animado decía:
—Estas escuchando la hora de dos en dos canciones, a continuación escucharemos a Sahara Mendoza la Diva de México, esto que es de su primer disco de rock pop titulado
“en busca de mis sueños”.
La canción se llama “Ángel” y enseguida, su nueva canción titulada “tiempo de amar”,
Por cierto fans de la pelirroja, solo faltan tres días más para que la Diva de México, presente en televisión su nuevo video musical titulado “tiempo de amar” de su nuevo disco L.P. titulado “vivir solo para ti”.
Pues les comento, que esta canción está peleando los primeros lugares de popularidad, en donde el grupo de rock pop THE SALEM, tiene con sus canciones ocupados los tres
primeros lugares de popularidad, hasta el momento se ve imposible que la Diva de México, los pueda superar, súbele a tu radio estas en la estación correcta, estas en 1140 de F.M. radio fantasía… —
Luis encendía un cigarro Cáncer Filters 100´s. M.R. mientras manejaba su tráiler, disfrutando las canciones de su ídolo,
Sahara Mendoza Luna, sonreía pensando todavía en Angélica Montes, su última aventura, ese delicioso cuerpo que le dio tanto placer, pero ahora no se quitaba de su mente a la llamada Ana cleta.
Sonreía al recordar el nombre de la chica, imaginándose como seria tenía muchas ganas por conocerla.
Pasaban las horas mientras manejaba su tráiler sin ningún contra tiempo, en la noche se detuvo en una gasolinera, por unas horas se puso a descansar, se pasó al camarote, acomodo sus cosas y descanso, durmiendo por un rato.
Después, continuó su camino, el pantera negra iba sumando kilómetros en la carretera, entre la música y fumando cigarros, con sus recuerdos de los amores que tenía en el camino.
Al entrar al pueblo del estado de Guadalajara, checó Luis la dirección de la empresa y la dirección de la caja, quedándole primero el poder dejar la caja de Angélica.
Ya eran como las once de la mañana cuando estaba enfrente de una
casa no muy prospera, no había pavimento en las calles, era todo un polvorín, tenía un fuerte olor a mierda por las borregas y las vacas que a lo lejos se paseaban.
Los perros andaban en la calle gruñendo y ladrando a las personas que pasaban en bicicleta.
Con el potente motor, el tráiler solito se llenaba de tierra suelta. Luis paró por completo su tráiler poniéndole enseguida el freno de estacionamiento, dejando la máquina encendida.
Volteó su cara al lado izquierdo mirando hacia la casa que estaba cruzando la calle, pensando en bajarse para preguntar por Ana cleta, para ver, si estaba bien la dirección
que tenía escrita en la caja.
Abrió su puerta bajándose del tráiler, enseguida comenzó a caminar atravesándose entre la polvorosa calle, se detuvo enfrente de la puerta tocando tres veces.
Toc… toc… toc.
Espero para ver si le abrían, después de unos treinta segundos abrieron la puerta, guau la escaneo en unos segundos.
Era una joven, tal vez de uno sesenta de estatura, de piel morena, ojos cafés claros, su cabello era negro, lacio, ya le rebasaba el hombro, era delgada con unos senos bien desarrollados, no las podía esconder en su blusita color negra.
Usaba una faldita azul arriba de la rodilla, dejándole ver parte de sus juveniles piernas.
Pero él, no era el único que checaba a la persona, ella coqueta como era, lo miraba alzando su cara, se veía muy deportista el joven, tenía puesto un pants de color negro, con una camisa negra que le resaltaban sus fuertes brazos, con una gorra deportiva de color negra.
Ella dibujando una sonrisa, estaba viéndole sus lentes obscuros que impedían ver le los ojos, pensando ¿De qué color serian?
La joven le miraba la nariz chata, el bigote que le cubría parte de sus labios y su barba un poco crecida, después del rápido escaneo le preguntó:
—Dígame ¿Qué desea? ¿A quién busca? —
Luis por ser más alto, bajó su cara mirándole su sonrisa, sin evitar bajar más la vista, mirándole sus grandes senos de piel café, que no le cubría la blusita negra, levantando la vista mirándola a la cara, contestándole:
—Buenos días señorita, mire, busco a… Ana cleta Montes Reyes, me dieron esta dirección, según que aquí vive. —
— ¿Quién te engaño diciendo que aquí vivía? —
Ante la pregunta, el trailero pensó entonces que esta no era la dirección correcta, volteó para ambos lados de la polvorienta calle, ahora miró nuevamente a la cara de la joven,
diciéndole:
—Yo vengo desde el estado de Toluca, y una joven de nombre Angélica Montes Reyes, me pidió traer un paquete para Ana cleta Montes, de casualidad. ¿Tú la conoces? —
— ¿Me vas a decir que vienes en ese tráiler? —
Él volteó a mirar al tráiler, muy orgulloso le contestó:
—Sí, voy a dejar mi carga en este pueblo, descargaré en la bodega de cartón y cajas S.A. de C.V. pero esta dirección me queda de paso, por eso primero me detuve a preguntar antes de llegar a mi destino.
Pero si no es la dirección indicada,
entonces seguiré buscándola, tal vez alguien me dé razón de ella. —
La chica volvió a sonreír, entonces, le contestó:
—Yo soy Ana cleta Montes, mi prima-hermana es y se llama Angélica Montes Reyes, del estado de Toluca. —
Luis trago saliva, porque si era ella, y la cabrona estaba, pero para pasarla por las armas, y por el regalo que le traía, ya rogaba Luis que fuera igual de puta que su prima, quien le ofreció todo el cuerpo sin ningún pretexto. Ahora le preguntó:
— ¿Quieres subir a mi tráiler? O ¿Te traigo tu paquete aquí a tu puerta? —
Ella extrañada por traer el paquete le preguntó:
— ¿Qué? ¿También trabajas en una compañía de paquetería? —
—No, no trabajo para una paquetería, mira este es un favor especial, que le hago a Angélica. —
Ella volvió a sonreír, mirando la cara del joven, pensando un poco las cosas, después de unos segundos, le contestó:
—Permíteme un momento, y salgo. ¿Cómo te llamas? —
—Luis Estrada Camacho para servirte. —
Le contestó, dándole su mano derecha, ella estiró su mano derecha, contestándole el saludo, diciéndole:
—Mucho gusto Luis, pero solo dame un minuto ahorita salgo. —
—Tomate tu tiempo Ana, no tengo ninguna prisa. —
— ¿Cómo me llamaste? —
—Ana, se escucha más bonito que el nombre completo. ¿Te molesta? —
La joven pensó por unos segundos respondiéndole:
—No, está bien, solo que mi prima Angélica así me llama Ana, no Ana cleta. —
—Angélica me lo dijo, que así te llama, Ana… solo… Ana. —
—Está bien, llámame Ana. —
Después de decir su nombre ella se dio la vuelta, el trailero no pudo evitar mirarle las deliciosas nalgas que cubrían la faldita azul, “comiéndosela” con la vista, en los pocos pasos que dio la chica hasta, que desapareció detrás de la puerta, sí que era una hermosa hembra, que no le hacía ninguna justicia su nombre, que nalgas se cargaba.
Luis espero en la entrada de la casa, con la puerta entre abierta, hasta que cinco minutos después salía Ana cleta.
Pero ahora vestía una minifalda de color negra. Luis bajó la vista en ese instante pudo mirarle más de lleno sus piernotas cafés, su cinturita, en su brazo derecho, tenía una bolsa de
mandado roja con rayas verdes.
Le miró esos enormes senos cafés, que amenazaban con salirse de la pequeña blusita negra, que ahora traía puesta.
Ella muy seria le expresó:
—Gracias por esperar, ya traigo lo que necesito ¿Me dejarás entrar a tu tráiler? —
— ¡Claro! Ahí tengo tu paquete, es una caja del tamaño de una caja de zapatos. —
—Iré de compras, y tú vas en mi dirección en dónde descargaras, en la bodega de cartón y cajas S.A de C.V. casi enfrente hay un mercado grande, pero. ¡Mira! Es muy bonito y enorme. —
Le comentó la joven mirando el tráiler. Él sonrió ante el
comentario, entonces, ella le señaló: —Estoy hablando de tu tráiler, mal pensado. —
—No dije nada, solo me dio risa, es grande y bonito, en eso tienes toda la razón, ja jajá yo lo llamo “Pantera negra”, es grande y bonito. —
—Pues de negra no tiene nada, más bien parece pantera empanizada. —
—Ja jajá empanizada, yo que culpa tengo, de que todo tu pueblo parezca pinche pinole, venia limpio mi tráiler en la carretera, nada más entre aquí y en minutos así quedo, todo lleno de polvo. —
—Pues me hubieras avisado que venias, y mando regar con unas tres pipas de agua el pueblo, y te quejarías del lodazal que tendrían tus llantas. —
Ante el comentario de la joven Luis le expresó:
—Pues la verdad, si me quejaría, porque el lodo me ensuciaría mis
rines cromados, y no lucirían igual mi tráiler. —
—Así que entonces, tú eres como el gato de angora. —
—Pues trabajo para mí mismo, no soy gato de nadie. —
—No, yo digo gato de angora, porque te la meten chillas, y si te la sacan lloras, ja jajá porque dices, que si hay polvo es malo, si hay lodo es malo. Ja jajá entonces. ¿Con que te tienen contento cabrón? —
El trailero soltó la carcajada por la ocurrencia de la joven diciendo:
—Ja jajá gato de angora, que chiste tan gracioso, no esperaba esa repuesta, y luego dicen que los maleados son los del Distrito Federal. —
—Ja jajá. ¿Pues de dónde eres tú, ser tan inocente? —
—Soy del estado de México. —
—Y… ¿Conoces muchos chilangos? —
— ¡Claro! Pero ven subamos al tráiler, vamos. —
En seguida se cruzaron los dos la polvorienta calle, deteniéndose en la puerta del copilotó del tráiler.
Ahora Luis siguió diciéndole:
—Pues conozco a chilangas y a chilangos, a gente de varios estados del país, ando por todos los lados en los caminos de México de norte a sur, y de este a oeste, con decirte que tengo un compadre en ciudad acuña, es de la mera frontera, se llama
Aarón Rey López, pero subamos al tráiler ven. —
Cuando él le abrió la puerta del tráiler, Ana cleta miró por un instante el interior de la cabina de este, después le comentó:
—Está muy alto, me costará trabajo subirme. —
—Lo lograrás, no eres la primera mujer en poder acompañarme. —
Ella sonrió mirándolo a la cara, y antes de subir le comentó:
—Por lo que escuchó a pesar de andar en México de arriba para abajo, regresas varias veces a los mismos lugares, si no. ¿Cómo harías a los compadres? —
—Sí, hay una compañía que seguido me llama, si ando cerca de sus empresas le llevo madera a ciudad Acuña para la empresa llamada “el roble” la cual su giro es hacer muebles de madera, ahí conocía a Aarón “el pollero”, después se hizo mi compadre. —
Al escuchar esta explicación ella le preguntó:
— ¿Qué? Tu compadre trabaja haciendo muebles y aparte. ¿Tiene rosticería o matadero de pollos? —
— ¡Claro que no! Yo voy a dejar madera a la compañía de madera “el roble”, pero sin querer en una tienda de abarrotes que se llama “el pacto” conocí a Aarón, ni tiene una rosticería ni mata los pollos, es “el pollero” porque él pasa gente para los Estados Unidos de una forma ilegal. —
—Es bueno saberlo, si algún día me tengo que cruzar para el otro lado, ahora sé quién me pase y… ¿Es seguro el brinco? —
—Si, a eso se dedica, es muy bueno, te puedo dar su número telefónico si quieres. —
—Está bien, tal vez alguna vez lo ocupemos, le diré que tú nos envías. —
— ¡Mira! Aquí en mi cartera tengo mi tarjeta de presentación, te pondré su número telefónico en la parte de atrás, déjame buscar un lapicero en la guantera. —
Luis enseguida se subió al estribo, abrió la guantera sacando unos papeles y un lapicero de tinta azul, enseguida, escribía el número en la parte trasera de su tarjeta, dándosela a la chica, quitándose de la puerta permitiéndole ahora que ella pudiera subirse al tráiler.
Ana cleta, con una sonrisa leyó la tarjeta, diciéndole:
—Ahora podré llamarte y pedirle informes a “el pollero”, nunca se sabe cuándo lo necesites, a cómo está la pinche crisis aquí en México, lo mejor me anime y me brinque al otro lado. —
—Pues me avisas me llamas si te animas, si voy para allá rumbo a la frontera, te llevo en mi tráiler y te ahorras el pasaje muñequita. —
—Gracias, que amable y atento eres… bueno intentaré subir a tu pantera empanizada. Ja jajá. —
Después de agradecer, puso el pie derecho en el estribo tratando de subirse, colocó su mano derecha en el tablero tratándose de agarrar, pero no lo consiguió.
Luis abriendo la boca le miraba atentamente las nalgas en la minifalda negra, cuando la vio regresarse, estaba poniéndole rápido las dosmanos en la cintura, gritando:
— ¡Cuidado! Mira que te caes. Sube con cuidado preciosa. —
— ¡Oh mi Dios! Está muy alto y es la primera vez que me subo a un tráiler. —
Luis no perdía tiempo, le seguía mirando las deliciosas y grandes nalgas que se dibujaban en la minifalda, mientras ella para poder subirse ahora colocó su rodilla izquierda en el asiento, ocasionando que se le levantará la minifalda negra, que de por si le tapaba muy poco las nalgas, al hacer esto, ya le miraba su hilito dental de color blanco, ahorcándole las nalgas de piel morena.
Abriendo Luis los ojos enormes, y tragando saliva ante el hermoso panorama que tenía enfrente, escuchándola decir:
—Ya estoy arriba. —
— ¡Oh mi dios! Que delicia de nalgas tiene. —
Pensó Luis ante todo lo que miró. Ana cleta se sentaba en el asiento, enseguida con sus dos manos se acomodaba la minifalda, que por la altura del asiento y Luis estando parado a un lado de la puerta.
Le miró ahora de frente sus pierno-
tas y en medio su tanguita blanca entre estas, alzó la mirada viendo los grandes senos, después miraba a la cara de la chica, quien con una sonrisa enseguida le preguntó:
— ¿Qué? ¿Qué viste que tienes esa cara? —
El trailero de inmediato le contestó:
— ¡No! No vi nada, no vi nada, solo que eres muy bella ¿No te lo habían dicho?
— ¿Me viste mi tanguita? ¿Verdad? —
—No… no vi nada te lo juro Ana, soy todo un caballero, yo volteé mi cara hacia otro lado cuando te subías. —
Ella solo sonrió ante la respuesta, ya no le insistió más, solo le daría un nuevo panorama a Luis, a ver si quitaba su vista, ahora ella volteaba para el lado del chofer como buscando algo, sabiendo que él todavía la miraba de forma muy
atenta.
Mientras escuchaba la música de la radio miraba el volante, el tablero, la radio, el ecualizador, las bocinas, el
aparato de banda c.b. una cajetilla abierta de cigarros Cáncer Filters 100´s. M.R. el encendedor de color negro.
Enseguida ella volteó más su cara, mirando hacia el camarote, con su mano izquierda hacia a un lado las cortinas negras queriendo mirar para el interior, se giró tanto su torso
que abría un poco más sus piernas dejándole ver de lleno a Luis sus deliciosos muslos morenos, podía mirarle bien su tanguita blanca, que le cubría su bizcochito.
Él se saboreó esas dos piernotas, y todo lo que le miraba debajo de la minifalda, el muy perro se paseaba la lengua por los labios, hasta que escuchó a la joven preguntar:
— ¿En dónde está mi paquete? —
Cuando ella volteó la cara para mirarlo, él enseguida puso su vista en la cara de Ana cleta, diciéndole:
—Pásate al camarote, ahí lo tengo guardado. —
Al escuchar la respuesta, Ana cleta volteó nuevamente su cara, ahora girando su cuerpo levantándose dando un paso entre los dos sillones del tráiler, quitando con las dos manos la cortina negra pasándose hacia dentro del camarote.
Enseguida, Luis se subió al tráiler cerrando la puerta, con una gran sonrisa seguía esas deliciosas nalgas, entrando él también al camarote, escuchando a la chica muy emocionada gritar:
— ¡No mames! ¡Tienes pegada la foto de mi prima Angélica!… y tienes el poster del grupo triunfador THE SALEM. —
—Por eso te vine a buscar, no es mentira, conocí a tu prima Angélica en Toluca. —
Ana cleta con una sonrisa miraba los pósters, y las fotografías de las mujeres pegadas en estos, tenían la firma de cada una de ellas.
Ana cleta miraba con mucha atención la fotografía de su prima-hermana, diciéndole:
—Mira te escribió en su fotografía mi prima: “Para Luis de tu amiga Angélica Montes Reyes, nunca desistas es la clave del éxito” —
—Te puedo sacar una fotografía, y me la dedicas… por cierto, esa caja que está ahí es para ti, es la que te envió Angélica. —
Le indicó el trailero, estirando su brazo derecho señalando con el dedo índice la caja que estaba en el piso, junto a las tres maletas negras, que eran de Alicia Rosas Rico, la sirvienta.
Ella volteó su cara, mirando el paquete, enseguida, se agachó agarrando con sus dos manos la caja, se enderezó poniéndola abajo de sus senos, preguntándole:
— ¿Sabes que me mando? —
Luis se le quedó mirando a la caja, y a los grandes senos cafés, que seguían amenazando con salirse de la pequeña blusita negra, deseando saber cómo eran de grandes ese par
de pezones, para mamarlos con mucha gula.
Entonces para hacerle la maldad y reírse de ella le contestó:
—Me dijo Angélica, que era la caja de los deseos, que la abrazaras con
mucha fuerza y cerrarás los ojos, lo que más desees con el corazón aparecerá adentro de esta. —
Al escuchar esta explicación, ella lo miró con una sonrisa, diciéndole:
—No seas mamón, tú sabes muy bien lo que contiene ¿Verdad? —
— ¡No! No sé, ella me dio el paquete cerrado, solo me pidió traértela. —Está historia continuará....
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davidarellano400
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LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES. LA SIRVIENTA.
General FictionDespués de terminada la novela erótica titulada: NEGOCIO REDONDO violencia, drogas y sexo el ca- mino a la perdición. Ahora solo queda leer, estas historias eróticas tituladas: Las cartas de EL CLUB 69 DE ARIES. En donde las personas dan su punto d...