LA AVENTURA ENTRE GRACIELA Y LUIS.

189 3 0
                                    

LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES.

Los caminos de México de norte a sur y la sirvienta.

CAPÍTULO 16 extra.

Enseguida caminaron pasando la entrada que tenía un hermoso y enorme jardín.
Era una casa grande con hermosos detalles de lujo, realmente había mucho dinero en esta familia. Mientras caminaban, Luis volteaba su cara, bajando la vista mirándole esas grandes y deliciosas nalgas, que ella
movía con sensualidad, a cada paso que daba.
Graciela se detuvo en la puerta, sacó su llave y enseguida abrió la puerta, entrando al recibidor de la casa, diciéndole:
-Entra Luis, estás en tu casa. -
-Gracias Graciela. -
Caminaron deteniéndose en donde había una mesita de centro y unos sillones de color café.
Había un librero pegado en la pared. Graciela se agachó un poco, poniendo el periódico en la mesita, mirando Luis esas deliciosas nalgas, que cubría el pantalón negro.
Cuando se dio la vuelta, Graciela quedo de frente a Luis, los dos se quedaron quietos, viéndose el uno al otro.
Ella como una niña traviesa, con una sonrisa en sus labios, alzó sus manos quitándole los lentes obscuros, pudiendo mirar ahora, los ojos cafés de él, diciéndole:
-Aquí te caerás por no ver bien, no necesitas los lentes adentro de la casa. -
Enseguida, le quitaba la gorra negra, mirando el emblema diciendo:
-Cáncer Filters M.R. ¿Fumas? -
-Soy adicto a la nicotina, además, tomó cerveza me encanta la cerveza. -
Ella sonrió ante lo que escuchaba, diciéndole:
-Hay dos veinticuatros de cerveza Guante al Hígado M.R. En el refrigerador de la cocina, bueno en sí, tenemos dos refrigeradores, a Hugo siempre le gusta tener abastecido su vicio. -
Mientras ella hablaba, le miraba su cabello corto de color negro, que tenía Luis, la nariz chata, su bigote y su barba crecida.
Ahora lo observaba en silencio, muy despacio, Graciela acercó sus labios a los de él, dándole un beso sintiendo
en su cara la barba y el bigote.
Ante este sorpresivo beso.
Luis, enseguida colocó sus manos en la cintura de Graciela, repegándosela mas a su cuerpo, sintiendo esos grandes senos en su pecho.
Después de un momento, Graciela le
separó los labios diciéndole:
-Perdóname, no debí de haberlo hecho. -
Luis observó por unos segundos, la delicada cara de la mujer, diciéndole: -No me ofendiste, la verdad no esperaba ese beso tuyo, besas muy rico, mira eres muy bella, eres muy hermosa, además, se ve que tienes mucho dinero, como para conseguir algo mejor que yo. -
-No me gusta comprar a la gente. Pero, en verdad me gustaste desde que te conocí, solo que como ya te había dicho, tenía un problema muy grande, ni siquiera pude atenderte bien, como te lo merecías, así que ahora te pido una disculpa por eso. -
-Te acepto tu disculpa, pero, no sé porque disculparse, si todos tenemos problemas.
Por ejemplo, yo tengo que juntar
dinero, para darle servicio a mi tractocamión, cambiar el aceite, checar los frenos, cambiar los filtros de aire, los filtros de diesel, los filtros de aceite, tal vez ya cambiarle las
ocho llantas traseras... -
Ella sonrió, al escuchar a Luis con esta lista que se iba haciéndose más y más grande.
Lo interrumpió diciéndole:
-Así que ese es tu gran problema, comprar y cambiar partes de tu tráiler. -
-Por ahora sí, ese es mi problema, yo no tengo tanto dinero como tú lo tienes. -
Graciela al escuchar esta queja, se le quedó mirando a la cara, diciéndole: -Te ayudaré en esa cuestión monetaria, yo te prometí una recompensa, por tu ayuda al
encontrar a la sirvienta, y yo siempre cumplo mi palabra. -
Mientras hablaba, Graciela le dio la espalda, acercándose a un librero, que estaba hecho de caoba.
Abrió una pequeña puerta, agarrando una bolsa de plástico de color negra, que estaba en el interior del mueble.
La mujer se dio la vuelta, mirándolo a la cara, le siguió diciendo:
-Como te digo, yo siempre cumplo todas mis promesas, vamos agarra esta bolsa Luis, contiene cien mil pesos, ese dinero te lo ganaste, gracias por toda tu ayuda para encontrar a la sirvienta. -
Él, se quedó mudo, ante lo que le ofrecía. Graciela sonrió al ver esa cara que ponía el joven, hasta que ella pudo escuchar preguntarle:
- ¿Cuánto te robaron? ¿Si se puede saber? Porque es mucho dinero esta recompensa. -
Graciela le puso en sus manos la bolsa negra, que contenía el dinero, dándole otro beso en los labios.
Luis con su mano derecha, agarraba la bolsa, disfrutando de esos labios,
que besaban divino.
Dándole un abrazo con su mano izquierda, hasta que ella, separó sus labios de la boca de Luis.
Ahora, le decía al oído:
-Eran más de seis millones de dólares, y gracias a ti, los tengo de regreso en mis manos, eso sí es mucho dinero. -
Al escuchar la cantidad de dinero. Luis tenía la boca abierta.
Puesto que tuvo las maletas por más de tres días en su tráiler, y todo pudo haber sido de él.
Como no lo iba amenazar Alicia de muerte. Quien llegó hasta con una pistola en mano, para quitárselas de sus manos, esas maletas eran una gran fortuna.
Ahora, Graciela sonriendo lo besaba nuevamente en la boca, diciéndole:
-Hugo, a mi espalda compra a las mujeres, comprando el placer. -
Luis ahora pudo hablar preguntándole:
- ¿Cómo puede hacerte eso? ¡Mírate! Eres muy bonita, y perdóname por lo que te diga, pero, tienes un hermoso cuerpo, perdóname por lo que te diré, pero, tienes unas deliciosas nalgas, se te ven deliciosos tus grandes senos. ¡Mi dios! ¡Mírate!
¿Por qué pagar por alguien más? Perdóname, pero tu marido es un pendejo y no otra cosa. -
Al escuchar lo que el trailero pensaba, le contestó:
-Yo sé que es un pendejo, sabes... -
Antes de decir lo siguiente, le colocó las manos en sus mejillas, sintiendo las barbas, lo miró detenidamente a la cara dándole otro beso en los labios, al separar sus bocas, ahora le expresó: -Déjame vivir esta fantasía. -
- ¿Cuál fantasía? -
-Te doy ese dinero... cien mil pesos a cambio de que me cojas ahora mismo, aquí mismo. ¡Que se pudra mi marido! ¿Aceptas? Te doy los cien mil pesos, por abrirme de nalgas y joderme, hasta que me venga. -
Al escuchar esta propuesta, sonó caer al piso la bolsa de plástico con el dinero, ahora Luis, colocaba sus manos en la cintura de ella, dándole un beso en los labios.
Después de este beso le dio otros besos más en los labios, en las mejillas, en el cuello.
Ahora, con más confianza, Luis bajaba sus dos manos, tocándole de lleno las nalgas, que eran duras, grandes y firmes, para su edad, Graciela estaba muy bien cuidada.
Luis se la repegaba mas a él, sintiendo tallar los grandes senos su pecho, la besaba en los labios una y otra vez, dejándose ella manosear, todo su cuerpo por este desconocido, que le tallaba su barba, y su bigote en su terso cutis, recibiendo pequeños mordiscos en sus labios, hasta que ella se detuvo de besarlo diciéndole:
-Sígueme pantera... ven conmigo, te conviene. -
De inmediato, Graciela con su mano derecha lo agarró de su mano izquierda, dirigiéndose con prisa a la cocina, en donde se detuvo enfrente del refrigerador, abriendo la puerta sacando un seis de cervezas frías Guante al Hígado M.R.
Dándoselas en su mano derecha de Luis. Quien sonrió al recibirlas.

LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES. LA SIRVIENTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora